Una historia de amor, lucha y superación donde dos almas, aparentemente opuestas, encuentran en el otro la fuerza que no sabían que necesitaban.
_____ Ryan García mejor conocido como "KingRy" es un boxeador importante ya que por su velocidad y agili...
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| Lovers - Anna of the North |
| Monterrey, México |
Narra Samy
Samy: ¿Y luego? ¿No que a las 10? -le solté, levantando una ceja.
Ryan dejó la maleta a un lado y me miró con esa expresión que solo usa cuando sabe que la cagó, pero también sabe que no puedo enojarme de verdad.
Ryan: No es mi culpa. El vuelo se atrasó. -Se encogió de hombros, y antes de que pudiera responderle, dio un paso adelante y me abrazó nuevamente.
Y, como siempre, todo el coraje se fue al carajo.
Ryan: Te extrañé un chingo -dijo en voz baja, como si no quisiera que nadie más lo escuchara.
Lo abracé de vuelta, porque, siendo honesta, yo también lo había extrañado más de lo que quería admitir.
Samy: Ya, wey, me vas a aplastar.- Se rió y me soltó, pero no del todo. Sus manos todavía estaban en mis hombros, como si no quisiera dejarme ir.
Ryan: Pues ya estoy aquí. Ahora sí no te deshaces tan fácil de mi- Le di un golpe suave en el brazo, fingiendo estar seria.
Samy: Si sigues llegando tarde, sí te deshago, cabrón. Vámonos, antes de que nos vean otra vez- lo único que nos podía salvar es que los dos traíamos lentes oscuros. Pero no creo que ayude tanto.
Tomó su maleta y me siguió hasta el coche. La conversación en el camino fue relajada, natural, como si no hubieran pasado semanas desde la última vez que nos vimos. Me soltó un montón de quejas sobre el avión, y yo no podía dejar de reírme.
Samy: Eres un pinche exagerado. -le dije mientras giraba en una esquina.
Ryan: No es exageración. ¿Sabes lo difícil que es dormir en un asiento de avión con mi tamaño? -replicó, señalándose como si fuera todo un sacrificio.
Rodé los ojos, pero antes de que pudiera contestar, su mano se apoyó en mi muslo. Mi cuerpo se tensó al instante. Lo miré de reojo, pero él seguía con la vista al frente, su mano firme, como si estuviera en su lugar.
Ryan: Te extrañé mucho, Samy. De verdad. -Esta vez su voz sonó más seria, sin la burla que siempre carga.
Tragué saliva, sintiendo el calor subir por mi rostro.
Samy: Ya lo dijiste, ¿no? No hace falta que lo repitas.-
Ryan: Es que quiero que lo sepas. -Apretó mi muslo suavemente antes de soltarme, y yo tuve que concentrarme más de lo normal para no frenar de golpe.
En el siguiente semáforo en rojo, me detuve, pero no me aguanté. Giré hacia él, lo tomé del rostro y lo besé. No fue un beso rápido ni tímido; fue uno de esos que dicen todo lo que no te atreves a decir con palabras.
Al principio, Ryan se quedó un segundo en shock, pero después reaccionó. Sus manos se movieron hacia mi cintura, tirando de mí con fuerza, como si no quisiera que el beso terminara.