Leyendo de Nuevo [3]

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Mi madre se quedó en silencio por un momento. Eso me animó un poco. El hecho de que ella esperara que la amara y la idea de que pudiera herir sus sentimientos me emocionaban.

Sin embargo, habló en un tono que sonaba como si lo hubiese estado esperado.

—Hmm, ya veo. Aún así quería intentarlo. Podría haber acabado con tu destino. En cualquier caso, todavía te quedan muchas vidas.

—No hables como si estuvieras haciendo esto por mí.

—Te amo.

Se me puso la piel de gallina. ¿Por qué estaba diciendo eso de repente?

—¿A qué te refieres?

—Soy tu madre.

La miré mientras ella sonreía y un rincón de mi corazón comenzó a doler. ¿Realmente creía que esas palabras eran aceptables? Una década de sufrimiento solo no podía ser negada por esas palabras.

La miré. Madre, amor...

No usé el detector de mentiras con ella. A veces había palabras así en el mundo. Aunque fuera verdad, no sabría cómo manejarlo.

—Es demasiado tarde —dije suspirando.

—Lo sé.

—Entonces, ¿por qué...?

—Solo quería decirlo una vez. Creo que nunca te lo había dicho antes.

Nos quedamos en silencio y no dijimos nada durante un rato. Solo el segundero del reloj de pared me indicaba que el tiempo estaba corriendo. Era como una página sin nada escrito. Como un escritor que exprime su primera frase, apenas logré abrir la boca.

—¿Cómo fue tu vida en prisión?

—Viniste a verme a menudo. ¿Tengo que contar-?

—Nunca me dijiste nada.

Ella permaneció en silencio.

—¿Por qué no dijiste nada? Fui a verte tantas veces...

No odiaba a mi madre desde el principio.

Incluso cuando ella mató a mi padre.

Incluso cuando fue a la cárcel.

Incluso cuando mis parientes se apresuraron a quedarse con nuestros bienes y me trataron como sobras.

No la odié ni la culpé.

—¿Cómo puedes ser tan desvergonzada? — La razón por la que odiaba a mi madre era simple—. ¿Por qué te quedaste callada? ¿Y por qué... escribiste una historia así?

Alguien podría decir que gracias a eso había ganado dinero. ¿No era algo bueno que ella vendiera el libro? No sabía si las regalías de mi madre habían ayudado en mi vida. Mis parientes siempre me habían tratado como si ni siquiera fuera una persona.

—Pasé por momentos muy difíciles. Cada vez que iba a la escuela, caminaba por las calles o conocía a alguien, parecía que todos hablaban de mí. Fue igual cuando me cambié de escuela. Siempre era el hijo de una asesina.

Aquellos que no lo habían experimentado nunca lo entenderían. El mundo era tenaz. Los periodistas se paraban frente a mi casa y parecía que todos los ojos del mundo me perseguían.

—Tal vez, solo tal vez, podría haberlo soportado.

Podría haber estado bien si mi madre me hubiera dicho algo. Si me hubiera dicho que lo soportara, podría haberlo hecho. Si tan solo me hubiera dicho que estaba de mi lado, incluso si vendía nuestra historia por dinero.

Perspectiva Del Lector OmniscienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora