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Los días seguían pasando con rapidez, cada vez más tensos y con la sensación de que la batalla podía estallar en cualquier momento. A pesar de todo, Violet y Draco encontraban alivio en saber que Scorpius estaba a salvo.

Una noche, mientras descansaban en su habitación después de una larga reunión con sus amigos, una lechuza golpeó la ventana. Draco se levantó de inmediato para abrirla, dejando entrar al ave, que dejó caer una carta sobre su cama antes de salir volando de nuevo.

Violet tomó la carta y reconoció la caligrafía de la madre de Regulus. Sin esperar más, la abrió con rapidez mientras Draco se sentaba a su lado, expectante.

Queridos Violet y Draco:

Espero que ambos estén bien y que la situación en Hogwarts aún les permita mantenerse a salvo. Les escribo para informarles que Scorpius sigue creciendo fuerte y saludable. Se alimenta bien y duerme mejor con cada día que pasa. Es un bebé tranquilo, aunque muy observador, con esos ojos que parecen verlo todo.

Sé que debe ser difícil para ustedes estar lejos de él, pero quiero que sepan que lo cuido como si fuera mío. No hay nada en este mundo que me haga fallarles. Confíen en que está seguro.

Si necesitan algo, no duden en escribirme. Los estaré esperando cuando todo esto termine.

Con afecto,
Walburga Black

Violet soltó un suspiro de alivio y apoyó la cabeza en el hombro de Draco.

—Está bien... -susurró, con una pequeña sonrisa.

Draco pasó un brazo por sus hombros y besó su sien con ternura.

—Sabía que estaría bien, pero leerlo de nuevo me da un poco de paz.

Violet dobló la carta con cuidado y la guardó junto a las anteriores.

—Esto tiene que terminar pronto, Draco. No podemos seguir así, no con Scorpius esperándonos.

Draco asintió con seriedad.

—Y terminaremos con esto. Cueste lo que cueste.

Ambos se quedaron en silencio, abrazados, sabiendo que la guerra estaba cada vez más cerca y que pronto tendrían que enfrentarse al mayor desafío de sus vidas.

Draco y Violet permanecieron en silencio por un momento, dejando que la calidez de la carta de Walburga les diera un poco de paz en medio del caos en el que vivían.

—Me gustaría verlo...—susurró Violet, con la mirada fija en la carta.

Draco apretó suavemente su mano. —Yo también, Princess. Pero sabemos que es imposible por ahora.

Violet suspiró, apoyando su cabeza en el pecho de Draco. —Lo sé, pero no puedo evitar imaginar cómo estará. ¿Crees que ya reconozca las voces?

Draco sonrió levemente. —Es probable. Y apuesto a que si nos escuchara, nos miraría con esos ojitos suyos, analizándonos como si pudiera entender todo.

Violet rió suavemente, imaginando la escena.

—A veces pienso que cuando todo esto termine y podamos tenerlo con nosotros, él ya habrá crecido tanto... Me asusta la idea de perder momentos importantes de su vida.

Draco acarició su cabello con ternura.
—No los perderemos. Puede que no estemos con él físicamente, pero estamos luchando por su futuro, por un mundo donde pueda crecer sin miedo.

Violet levantó la mirada hacia Draco, sus ojos reflejaban una mezcla de amor y preocupación.

—¿Y si algo nos pasa?

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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