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"Fear in the Air"
EL SONIDO DE LA MÚSICA fue lo primero que Rouge escuchó, incluso antes de abrir los ojos. Un ritmo fuerte y acelerado retumbaba en sus oídos, resonando a través de la cabaña como un tambor en plena guerra.
No era cualquier música, sino algo parecido a rap en portugués, con un beat pegajoso pero demasiado intenso para la tranquilidad de la mañana. El volumen era tan alto que parecía que las paredes vibraban con cada golpe de la base.
Rouge, con los ojos aún cerrados, intentó ignorarlo. Se removió en su cama, girando hacia el otro lado, enterrando el rostro en la almohada en un intento desesperado por seguir durmiendo. Pero el sonido no la dejaba.
—¿Quién rayos pone música a esta hora? —pensó, sintiendo cómo la paciencia se le agotaba antes de siquiera haber abierto completamente los ojos.
Los murmullos y quejas a su alrededor le confirmaron que no era la única molesta. Algunas de las chicas en la cabaña también se removían incómodas en sus camas, y otras ya se estaban levantando con expresiones de puro fastidio.
—Definitivamente nadie lo soporta… —pensó Rouge con una mezcla de irritación y resignación. Finalmente, aceptando que no lograría volver a dormir, abrió los ojos con pesadez y dejó escapar un suspiro de frustración.
—¿Quién puso esa tontería tan fuerte? —murmuró, frotándose los ojos antes de sentarse en la cama, su mal humor matutino alcanzando su punto máximo. El sonido seguía rugiendo como si estuviera en pleno concierto. Rouge entrecerró los ojos y tomó aire.
Mal, con su actitud despreocupada pero claramente fastidiada por el ruido, se estiró perezosamente antes de levantarse de su cama—Creo que ya es hora de levantarse —comentó con ironía, dirigiéndose al baño con su cepillo de dientes en la mano.
El comentario fue recibido con gruñidos y murmuros de protesta por parte de las chicas que aún intentaban aferrarse a sus últimos minutos de sueño. Rouge, que ya estaba sentada en su cama, frunció el ceño, aún sintiendo el retumbar de la música en su cabeza.
—Sí, pero no gracias a una alarma normal —murmuró, lanzando una mirada molesta en dirección a la puerta de la cabaña, como si pudiera ver al culpable a través de la madera.
Jane, que había estado medio dormida, se removió en su cama y se cubrió la cabeza con la almohada—¿Alguien puede apagar eso? —murmuró con la voz pastosa.
— no sabemos quién lo puso? —respondió Evie desde su cama, con una expresión de puro fastidio mientras se frotaba los ojos.
—Ugh… esto ya es demasiado —dijo Audrey, quien ya estaba sentada y revisando su teléfono—¡Son las seis de la mañana! ¿Quién en su sano juicio pone rap en portugués a todo volumen a esta hora?—