Los dioses decían que para dejar escapar a los demonios internos era necesario abrir heridas en la piel, dejarlos salir de nosotros, liberar nuestras penas, nuestros pecados.
La sangre estaba chorreando por mi muñeca, sentía que esta vez no podría pararlo &a solo continúe mutilandome a mí misma, una & otra vez. El grifo dejaba escapar el agua, haciendo que la bañera se fuese llenando de a poco, la sangre pintaba el agua de un tono rojizo delicado, parecido a la Jamaica. Que estúpida comparación, lo siento.
Tocaron la puerta un par de veces, cogí las cortinas & las cerré en torno a mi.
- Pasa. -Grite sin moverme, dejando pasar de nuevo la navaja, creando una nueva fuente de liquido escarlata.
El sonido de la puesta se escucho &y a continuación oi la voz de mi hermano al otro lado.
- No te demores mucho, nuestros padres llegaran para la cena. Clam llamará dentro de unas horas. -Se escuchaba el sonido del botiquín abrirse, seguro se rasuraría o algo parecido.
No le contente, solo seguí con lo que hacía hasta que me corte demasiado profundo & chille soltando la navajilla.
- Demonios. -Maldije, la sangre empezaba a gotear de una forma incesante, parecía incapaz de poder curarse.- Demonios.
Jev había parado de rasurarse porque se escucho el sonido de sus pasos caminando hacia la bañera. Todo pasó en cámara lenta: él abriendo la cortinilla, yo intentando detener la sangre & él gritando e intentando ayudarme, pidiendo a Dios que no muriera.
Me comenzaba a sentir más débil, mis sentidos se estaban perdiendo & solo pude sentir como mi hermano levantaba mi cuerpo & tomaba la primera toalla para detener la hemorragia. Solo pude ver sus ojos azules, mirando como mi cuerpo dejaba ir la vida por un desliz.