Las clases del día siguiente habían finalizado, pero yo no podía regresar a casa. En su lugar, tenía que ir a la oficina de Hemmings a que me presentaran a Dante, el alfa de mi grupo.
Tuve que dejar de leer en el receso para prestar atención y enterarme de la identidad del popular chico. Gasté cinco minutos escuchando para que ni siquiera se encontrara en el aula. El muy imbécil se retiró a practicar algún torpe deporte.
«Tenía que mantener aquel cuerpo espectacular» —dijeron mis compañeras.
Malditos frikis del fútbol, ¿no hay nada mejor que hacer que patear un balón?
Siempre me he preguntado la gracia de ello, lo pateo, anoto y después, ¿qué se tiene que hacer? ¿Festejar? ¿Patear de nuevo? ¿Burlarte de los que perdieron?
Hace calor, debería estar en mi cama con el aire acondicionado encendido. Me vi obligada a utilizar el libro en mi mano para abanicarme, sin embargo, el sudor continuó surcando mi cuello. Dios, terminemos con esto de una buena vez.
Visualizo la puerta del despacho y entro sin tocar, seguramente Dante ya se encuentra ahí.
—Señorita Adams, debe tocar la puerta primero —reprendió Hemmings.
Busqué con la mirada al chico, pero no había rastro de él.
—Dante todavía no ha llegado, me informó que ayudaría al club de ajedrez. Vendrá en un par de minutos —explicó mientras tomaba asiento delante de ella.
¿Club de ajedrez? Es raro, pensé que los machos alfa no socializaban con sus presas. Apuesto a que solamente acude con el propósito de que sigan diciendo que es Mr. Simpatía o quizás les amenaza para que le resuelvan la tarea o algo por el estilo. Como sea, no me importa, abro mi libro y lo retomo desde donde lo dejé antes.
—Sophie, espero, de corazón, que te lleves bien con Dante. En caso que no pongas de tu parte, me temo que tendré... —Solo logré escuchar eso, lo siguiente fue «bla, bla, bla, llévate bien con el alfa, bla, bla, bla. Vuélvete su amiga, bla, bla, bla. No continúes escondiéndote en tu coraza y ábrete al mundo».
En primera, no es una coraza, si quisiera tener amigos lo haría de inmediato. Segundo, si decido tener mi primer amigo, estoy segura de que no sería Dante. Y por último, el punto más importante, nadie debe, en serio, nadie debe interrumpirme mientras leo. El hecho que sostenga un libro significa que acabo de entrar en un universo impenetrable del cual no quiero salir en un buen rato. No moleste, amada orientadora.
Supe que el mundo conspiraba contra mí puesto que cuando llegué a la parte más interesante de la lectura, la puerta se abrió de un portazo dándole la bienvenida a la persona que, desgraciadamente, frecuentaré por un largo y tortuoso tiempo.
—Dante Moretti, un placer verte de nuevo —dijo Hemmings. Bien, yo no puedo entrar sin tocar, pero él tiene permitido entrar de un portazo. Igualdad al por mayor.
Con rabia, coloco el libro en mi regazo y volteo hacia la entrada.
Me encontré con su mirada, él se encontró con la mía, inevitablemente quedé completamente enamorada, deseaba casarme con semejante Adonis... bueno, demasiado sarcasmo por hoy.
Era sencillamente un chico, un chico alto, de complexión atlética, mirada alegre combinada con unos ojos y cabello oscuro. Desde mi perspectiva, lo único que se podría considerar atractivo era el perfecto bronceado que poseía. Desplegaba una especie de sonrisa permanente que dejaba a relucir su impecable dentadura conseguida a través de sesiones de blanqueamiento e hilo dental.
—Lamento la demora —expresó en forma de disculpa.
—No importa, no esperamos casi nada —tranquilizó Hemmings.
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Otra comedia romántica absurda [OCRA #1]
Teen FictionLa historia se centra en Sophie Adams, una chica solitaria y pesimista que piensa en la adolescencia y el romance como un fastidio. Ella escribe un ensayo exponiendo su punto de vista, el cual la lleva a ser castigada. ¿Su castigo? Ser la tutora de...