14. Lo intentaré.

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Un sábado durante la mañana, me dirigí a pedirle un consejo a mi madre. Tenía mucha curiosidad por saber qué era lo que sentí. Por el momento tenía dos teorías: La primera era que lo odiaba y la segunda que lo consideraba mi amigo por lo que me gustaba estar con él. Sea lo que sea, me parecía extraño. En general, no suelo sentir cariño hacia nadie, salvo que sea parte de mi familia. Como se trataba de Dante Moretti, la primera opción me tentaba.

Ella estaba en su oficina. De hecho, suele quedarse la mayor parte del día ahí.

Abrí la puerta y la encontré tecleando con la mirada fija en su computadora. Observé las fotografías que decoraban la pared. Suri y yo desde que nacimos hasta la actualidad. Me detuve en la que retrataba a mis padres en su boda. Miré detenidamente a mi padre. Era idéntico a mí. Ojos claros y cabello negro. Nuestras facciones eran similares también. Suri, en cambio, es una copia exacta de mamá. Bellos ojos azules grisáceos y un sedoso cabello castaño.

Hace tiempo que superé la muerte de mi padre. Quizás llamarlo «superar» es una palabra demasiado optimista, pero soy capaz de recordarlo sin sentir un vacío en mi interior. Jamás podría olvidarlo, estaba segura de ello. Lo perdí a los doce años, y por suerte, en la mayoría de mis memorias aparecía de una forma u otra.

—Mamá —llamé en un susurro a lo que levantó la mirada y sonrió. Apartó sus dedos de la computadora y se enfocó en mí. Me puse nerviosa así que cambié de tema—. ¿Escribes un nuevo libro?

—El anterior tuvo mucho éxito. Me emocioné y he estado escribiendo mucho. Esta novela en particular es muy interesante —levantó una ceja pícara en mi dirección. Decidí ignorar ese extraño gesto.

—¿De qué trata? —inquirí con curiosidad.

—Es sobre una chica de bachillerato, ella es pesimista y algo amargada. Entonces conoce al chico más popular y atractivo de su instituto, el cual esconde su verdadero ser, ya que es igual o peor que ella —explicó mi madre, extendiendo una sonrisa de oreja a oreja.

—Tiene una trama muy cliché y es casi obvio que acabará siendo una comedia romántica genérica —repuse mientras resoplaba.

—Lo sé, pero es el punto. Quiero crear otra comedia romántica absurda.

—¿No debería ser original y atrayente?

—Planeo que piensen que oculta algo más entre sus páginas. Puede que sea cierto... o no.

—Por eso odio tus libros. Tus giros en la trama y la intriga que le acompañan me aturden.

Mi progenitora se rio y me guiñó un ojo.

—En fin, ¿viniste por algo en concreto? —preguntó mi madre, tamborileando los dedos contra su escritorio.

—Bueno, sé que escribes sobre casi cualquier género, pero prefieres concentrarte en las novelas juveniles. Creo que sabrás contestar a mi pregunta, espero. Si estás cerca de una persona y empiezas a sentir cosas extrañas, ¿cómo se le llamaría a ese sentimiento?

No soporto esa cara sorprendida. Dios, espero no bromee con la situación.

—¿Amor? ¿Odio? Creo que es amor. Tu descripción es muy vaga, querida —respondió pensativa—. ¿Por qué? ¿Sientes algo parecido?

—No, claro que no —mentí y me mordí el labio.

Está claro como el agua. ¡Odio a Dante Moretti! ¿Amor? No me hagan reír, la gente no me agrada y mucho menos me enamoro tan fácilmente. Lo odio, al parecer. Perfecto, sin amigos ni traiciones. Ojalá sea así por un buen tiempo, todavía no estoy lista para creer en alguien.

Me percaté que mi madre me miraba y anotaba al mismo tiempo. Me pregunto la razón.

—¡Suerte con tu romance absurdo! —exclamé al momento en que abría la puerta y salía. Escuché sus carcajadas a través de la madera de la entrada. ¿Qué le hace tanta gracia?

(...)

«Ya casi es navidad. Solo pasan los exámenes finales y estaremos libres como el viento. ¿Te gustaría venir el 25 a nuestra casa? El sueño de Dante es tirar fuegos artificiales (creo que no tuvo infancia) así que nuestro padre le regaló algunos. Será divertido. ¡Ven con nosotros!».

Contemplé la pantalla de mi celular y leí el mensaje de An nuevamente.

Nunca he sentido por ella algo similar a lo que sentí por Dante la última vez que lo vi, pero si pienso en An, me viene a la mente que me agrada. Es una persona de la que puedes encariñarte y confiar fácilmente. Eso me pasaría, sin embargo, tengo mucho miedo de hacer eso precisamente. Si algún día supero este viejo temor, me volvería su amiga. Angelette Boissieu es amable e irradia felicidad. Somos muy diferentes. No obstante, estoy comenzando a pensar que no resulta impedimento para volverte cercano a alguien. Me sorprende que piense de esta manera. Si me hubieran dicho que me caería bien la chica más hermosa y popular del instituto hace un año, probablemente me habría reído, y ahora es una realidad.

¿Qué debo hacer? ¿Me arriesgo a ser lastimada de nuevo e intento creer en ellos o me alejo?

Si elijo la primera opción, no podré recuperarme otra vez. Si me decido por la segunda, tal vez nunca tendré la oportunidad de conocer a personas iguales. Nunca he sido alguien que asuma los riesgos o los caminos con finales desconocidos, pero tampoco quiero seguir hundiéndome en mi propia soledad. Realmente no me gusta estar sola, es una mentira de la que me autoconvencí. ¿Lo intento de nuevo, ateniéndome a las consecuencias a largo plazo?

Mi celular sonó de nuevo.

«Sophie, adoraría ser tu amiga. Algo me dice que eres especial porque confiar en ti ha sido muy sencillo. Hay algo en ti que me hace querer hacerte sonreír, para eso están las amigas y quiero ser una para ti. Ahora puede parecerte incorrecto o una locura salir con nosotros, no obstante, te prometo que jamás olvidarás aquellos momentos. La vida fue hecha para que te diviertas. Reír es fundamental. Y disfrutarla es el propósito».

Sonreí y también me reí. Esas palabras me hicieron cobrarme de valor. Lo intentaré.

FIN CAPÍTULO 14. 

Otra comedia romántica absurda [OCRA #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora