40. Lo haré.

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—¡Hasta luego, Sophie! ¡No olvides venir a casa para darle la gran noticia a mamá y papá! —exclamó la pelirroja mientras sacaba la cabeza de la ventanilla.

Le sonreí con timidez, por supuesto que entendía a lo que se refería, quería que me presentara como la novia de su hermano, aunque no tenía claro que tuviéramos una relación. Seguía siendo demasiado lenta por lo que necesitaba que él me confirmara que era así. Las cosas debían ser completamente directas conmigo o simplemente no las asumiría.

—¡Adiós! Te llamaremos para salir pronto —declaró Nick. Alexis y Coraline asintieron.

—Perfecto —dije con genuina alegría.

—¿Puedo visitarte mañana? —inquirió Dante a la vez que me dedicaba una sonrisa, noté que había algo pícaro en ella.

—Claro —No me imaginaba qué tramaba, ya lo sabría al día siguiente. Me despedí con la mano y observé el coche alejarse, tomé mis maletas y entré a casa.

—¡Bienvenida! —Fue lo primero que mi hermana menor, Suri, me dijo cuando crucé el lumbral. Me estrechó entre sus brazos e hizo que mis maletas cayeran—. Te extrañé mucho. Me hizo falta verte encerrada en tu habitación como la asocial que eres.

—Arruinas los momentos fraternales, Suri —gruñí, ella no pudo evitar reír.

—¿Qué tal te ha ido en el campamento? —gritó mi madre desde la sala. Corrí para saludarla, realmente las había echado de menos.

—Increíble, quiero ir el año siguiente —me senté a su lado en el sofá y dejé que me abrazara.

—¿Ocurrió algo interesante? —levantó una ceja y me recordó a Dante hace unos momentos, planeaban algo y sospechaba que no me beneficiaría.

—No lo creo, me divertí, pero no sé a qué te refieres con «interesante» —fruncí el ceño.

—Algo que sea entretenido para mi próximo libro, obviamente —rodó los ojos y me miró con expectación, no cabía duda de que lo único que le faltaba era una libreta de anotaciones.

—Ahora que mencionas tus libros... —mi progenitora ladeó la cabeza—. Uno de los consejeros, Jared, es tu admirador. Adora tus obras y me lo mencionó muchas veces. ¿Podrías firmarle algún ejemplar? Tengo su número, le preguntaré su dirección para enviárselo.

—La pregunta me ofende, siempre seré amable con mis lectores —se levantó de un salto y extrajo una de las innumerables copias que poseíamos del librero, al terminar de firmarlo, me lanzó una mirada acusadora—. No piensas cambiar a Dante por él, ¿verdad?

—¿De qué hablas? —aparté mis ojos azules de ella, la vergüenza me delataría.

—Solo bromeaba —murmuró con una expresión burlesca.

—No extrañaba tu habilidad para emparejarme —extendí la mano para tomar el libro que mi madre me daba, decidí que lo enviaría tan pronto encontrara mi celular y lo dejaría en la mesa de centro mientras tanto—. Por cierto, Dante vendrá a casa mañana, ¿te parece?

—¿Dónde está la escoba? ¡Por Dios! —exclamó, corriendo despavorida por la habitación en busca del objeto.

—¿Qué te ocurre? —interrogó Suri, las dos la mirábamos con extrañeza.

—¡Tu futuro novio va a venir! Hace tiempo no lo hace, este lugar debe estar presentable.

No lo negué, pero tampoco lo confirmé. En respuesta, mi madre entrecerró los ojos.

Oh, rayos.

(...)

—Hola —El italiano había elegido ropa bastante casual: Jeans negros, camiseta gris y un par de tenis. Sin embargo, era Dante Moretti, siempre arrancaría miradas y no cambiaría de un día para otro. Lo miré de arriba a abajo, sonriendo impresionada.

Otra comedia romántica absurda [OCRA #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora