Noto como aumentan mis colores.
-¿Porque de repente has cambiado tanto? ¿Porque ya no eres como antes? ¿Porque ahora eres mas cursi? ¿Porque has cambiado tu forma de ver las cosas? ¿Porque eres mas cariñoso y sensible? ¿Donde has dejado a ese Daniel Oviedo que solo pensaba disfrutar? ¿Donde esta ese chico al que le daba igual todo y solo pensaba en si mismo?
-La respuesta a todo eso eres tu. Tu has llegado aquí y has cambiado mi vida. Has dado la vuelta a mi mundo. Me has hecho ver que hasta el más mínimo detalle cuenta. Sabes, me cuesta abrirme de verdad con las personas, aun que parezca el más lanzado, soy difícil de abrirme y sincerarme con las personas. Y esto que me pasa contigo es muy especial, solo he tenido algo parecido con Jesús, bueno, por algo somos gemelos. Pero tu, no se que has hecho, has entrado en mi memoria y has cambiado toda mi historia. Esto que te estoy diciendo ahora, creeme que no se lo podría decir a nadie.
-Yo no sé que veras en mi, no me considero una chica especial, mucho menos divertida, no soy de las que hablan mucho o siempre tienen algo que contar, soy de esas que hacen que los silencios sean incómodos. Y entonces apareciste tu, rompiendo mis miedo, rompiendo mi pasado y todo aquello que no era bueno. Me juré una y mil veces que no recaería en el amor, por que era una tontería y porque me lastimó tantas veces de todas las formas posibles. No se que me pasó contigo, quizás fueros tus "Buenos días, princesa" de todas las mañanas, tu forma raras de ver las cosas, tu sentido de humor que me hacía caer poco a poco, no soy la típica chica enamoradiza, me cuesta fijarme en alguien, pero tú, eres de esos que en poco tiempo capturan tu atención, tu confianza y tu cariño. Solo puedo terminar esto diciendo que estoy realmente agradecida de que hayas aparecido en mi vida cuando no lo esperaba, te quiero.
-Te quiero. -dice Daniel, pronunciando así la última palabra antes de acortar las distancias y empezar una guerra de lenguas.
Me separo un poco tras ese largo y profundo beso.
-Mañana vienen nuestros padres. -informa Dani a la vez que observa su móvil.
-Vaya -me quedo pensativa-, nuestra última noche juntos.
-Pues ya sabes, a aguantar la última noche sin dormir. Aun que pronto vendán más, eso te lo aseguro. -pone cara de pillo.
-Ah, ¿si? -le sigo el juego.
Suenan las tripas de Dani repentinamente.
-Que, ¿hay hambre eh?
-Pff, un poco si. Podríamos bajar a cenar.
-Oh podríamos cenar en la cama otras cosas. -elevo una ceja.
A Dani se le ilumina la cara y se pone rojo.
-Es broma atontado. -rompo en carcajadas- Mejor bajamos a cenar. Que yo también tengo hambre.
-Ya me había ilusionado. -me mira con cara de asesino.
-Idiota.
-Anda vamos. Que me muero como no coma algo.
Salimos de mi habitación y bajamos a la cocina.
Están Jesús y Nini haciendo la cena, que por como huele, me da que son huevos con patatas.
Me encantan.
Mi hermano está poniendo la mesa.
-Mmm... Que bien huele. -digo, haciendo que todos se giren y posen sus miradas en mi y en Dani- ¿Que? -me sorprendo un poco- ¿Tengo monos en la cara?
-No, nada, nada. -me responde al fin Nini- Esto... ¿Podemos hablar un segundo? -propone Nini.
-Claro.
Me suelto de la mano de Dani y voy al salón junto a Nini.
-Tía. -dice alargando la 'i'- ¿Y esas confianzas con Dani? -se sorprende- ¿Ahora me dirás que sois novios o algo no? -bromea, mientras se escucha una leve caracajada
-En parte... Si.
-¡Que! -se sorprende- ¡Ah! -grita- ¡Que fuerte! ¡Me muero, jurao'!
-Tranquila. -me río.
-Tia, es que tu y Dani. ¡Dios mío!
-Tampoco es para tanto.
-Uy que no.
[...]
-Me va a explotar la barriga. -me quejo- He comido demasiado.
-No puedo con mi vida. -se queja mi hermano también- Yo me voy a dormir ya.
-Si, yo también me voy. -comento levantándomr de la silla.
-Y yo me voy con ella. -apunta Dani agarrandome de la cintura y dándome un beso en el cuello.
-Hay la cuñadita que tiene sueño. -bromea Jesús.
-No me llames así que te pego eh. -bromeo.
-Tss, dejenmela empaz que es mía eh. -salta Dani.
-Bobo. -le agarro de la mano.
Y subimos hasta mi habitación.
[...]
Se oyen golpes en la puerta de mi habitación, los cuales interrumpen el precioso beso que estaba teniendo con Daniel.
-Da-Dani. -se asoma por la puerta Jesús- ¿Podemos hablar?
-Si, claro. -le respondía- Ahora vuelvo. -decía ahora refiriéndose a mi.
Tenía miedo. Jesús tenía cara de preocupación. Se le notaba ausente, su voz le temblaba.
Y todo eso me hacia tener miedo. Me hacía preocuparme con él. Porque ya no es un yo o un tu, ahora es un nosotros, y todo lo que le pase a el va a repercutir en mi, eso lo tengo claro.
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