Que se mueran de celos Romeo y Julieta, porque nuestra historia será eterna.

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Volvimos a entrar en la casa. En busca de algo que nos sirviera para comunicarnos con alguien o algo para comer.

Levantamos todas las persianas de las ventanas. Dejando que entrara mucha más claridad que antes.

-Un poco viejo, ¿no? -digo apartando una telaraña de mi cara.

-Tampoco tanto. -me dice señalando un calendario de este año, que esta por el mes de mayo. Y ahora estamos en Septiembre.

La cabaña no era muy grande. Solo era de un piso y constaba de una cocina, un baño, un dormitorio y una especie de salita.

-Yo me rindo. -digo sentándome en un sillón- Nos vamos a morir en esta cabaña.

-Tampoco dramátices. -se rie Dani, sentándose a mi lado- Por lo menos me tienes a mi.

Hecho la cabeza hacia atrás. En modo de suspiro.

Se empiezan a oír crujidos.

-¿Que es eso? -pego un bote.

-Un asesino en serie, que viene a matarnos. -me vacila.

De oye de nuevo el mismo crujido.

-¡Otra vez! -digo rodeando a Daniel del brazo.

Este se ríe.

-Corre a ver que pasa. -le ordeno.

-¿Y si muero? -supone, con un tomo de vacile.

-Miralo por el lado bueno, yo no moriría.

Pega una carcajado. Pero para al volver oír ese crujido.

-Corre a ver que pasa, por Dios.

-Pero vienes conmigo.

Accedo. No tenía otro remedio.

Le agarro de la mano. Casi inconscientemente. Y Daniel me apreita fuerte para darme tranquilidad. Avanzamos despacio hacia la cocina, de donde proceden los ruidos

-¡Ah! -grita Daniel, haciendo que yo grite más fuerte y subiendome a él como si fuera un koala. Agacho la mira.

Estaba temblando. Sentía que algo malo iba a pasar.

Y de repente Dani estalla en carcajadas.

Alzo la mirada.

-¿Que pasa? -le digo confusa.

-Es la rama del árbol, que esta golpeando contra la ventana. Por eso se oyen crujidos.

Me bajo de encima de él, un poco colorada. Le doy un codazo.

-Me habías asustado. Pensaba que había alguien con un cuchillo y nos quería matar.

Se coloca delante mío.

-¿En serio crees que te hubiera puesto en peligro? -me mira fijamente.

-De ti me creo cualquier cosa.

-No soy tan mala persona. -se acerca a mí.

Entrelaza nuestras manos. Aun que casi no me doy cuenta, debido a que estoy perdida en su mirada.

Noto como una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo y un grupo de abejas asesinas están reboloteando en mi estómago.

Daniel empieza a acercarse más y más a mi, acortando las distancias. Y no me doy cuenta de lo que va a pasar. Es más, no me doy cuenta de nada.

Llega un momento en el que nuestra respiración choca. Y dejo de pensar en todo. Es como si me hubiera hipnotizado. Me da besos en el cuello, incluso me deja marca. Y poco a poco se acerca a mi boca. Yo solo cierro los ojos. Creo que no soy consciente de los que esta pasando.

Noto como mis labios de rozan con los suyos y terminan fundiéndose en un precioso beso.

En ese momento noto como si la traca final de los fuegos artificiales estallan en mi interior.

Y no se lo que estoy haciendo. Solo se que le sigo en beso muy apasionadamente. Noto el intercambio de salivas y el jugueteo de las lenguas en mi boca.

Y creo que me hubiera gusta haber seguido así un par de minutos más, de no ser por el crujido de la rama contra la ventana de nuevo, que hace que me separe de sus labios, pero a la vez que me abrace a él.

Yo rodeo su cuello con mis brazos y el mi cintura con sus manos. Nos quedamos así un par de minutos.

Hasta que al fin nos separamos. Y se me escapa un bostezo sin querer.

Daniel sonríe, a la vez que me coje en sus brazos para llevarme al sofá.

Se sienta en un lado del sofá y me deja caer, de modo que mí cabeza está apoyada contra sus piernas y yo estoy estirada en el sofá.

Siento como me aparta un mechón de pelo de la cara y empieza a juguetear con mi pelo. Pero yo cierro los ojos, y hago como que no me doy cuenta de lo que esta pasando.

Seguidamente comienza a hacerme caricias por la cara. Sobretodo en la parte de las mejillas. Y puedo notar como sonríe la vez que no hace.

Y no puedo negar que no estoy bien, en esa cabaña, con él, solos, perdidos. Pero ahora me siento protegida. Me siento bien.

Que ese chulo que era antes se ha convertido en un Romeo de los tiempos contemporáneos. Pero me he dado cuenta de que yo no quiero ser su Julieta. Quiero que nuestra historia sea eterna y ellos se mueran de celos.

Mi única verdad. {Jdom}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora