Te vas a venir conmigo.

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Me baja de su espalda haciendo un ágil movimiento. Y señala la valla.

-Oh no. -le miro mal.

-Lo estas deseando. -eleva una ceja.

-No pienso saltar por ahí.

-¿Ah no? -pregunta con cara de pillo.

Daniel se me acerca y me coje en brazos.

-¿Que haces? -le pregunto algo dubitativa.

-Tss. -me hace callar.

Me eleva por encima de la valla y me suelta haciéndome caer al suelo.

-Auh. -me quejo.

Bufo al ver que él se esta riendo de mi.

Daniel salta la valla. Pero él cae de pie al suelo.

Me tiende la mano para ayudarme a levantar. Pero yo le miro mal y me levanto sola.

-Se cuidarme sola. -apunto.

-Bien, pues vamos.

-¿Como que vamos? Yo me voy al instituto.

-Nah. Te vas a venir conmigo.

-¿Y eso quien lo dice?

-El todopoderoso Daniel Oviedo.

Me río, al ver el tono de voz con el que lo ha dicho.

-Vamos. -me tiende la mano.

-Creo que podré caminar a sola. -elevo una ceja.

Sonríe, dejando al descubierto su perfecta hilera de dientes.

Comenzamos a caminar. Y no sé a donde la verdad.

[...]

-¿Donde estamos? -pregunto exhausta a Dani.

Llevamos casi dos horas caminando. Estamos en una especie de bosque, pero con bastantes zonas al descubierto.

-Esto...

-Nos hemos perdido, ¿verdad? -digo sentándome en una roca en medio de un descampado.

-Pues...

-¿Quien me mandará venir aquí? -digo sacando el móvil- No hay cobertura. Bien. -digo en tono irónico.

-Tampoco es tan malo. -se ríe- me tienes a mi.

-Eso es aún peor. -hago que de nuevo se ría.

-¿Y si no volvemos a ver a nadie? ¿Y si nos perdemos para siempre? ¿Y si morimos de hambre? -me pongo en modo histérica.

Se ríe.

-No estamos tan perdidos. Mira. -dice señalando una cabaña a poco menos de un kilometro.

Comenzamos a andar hacia ella. Pero cuando llegamos, no había nadie. Era una cabaña deshabitada.

Daniel tocó al timbre. Pero nadie abría.

-¿Y ahora, que hacemos?

Dani se acercó a la ventana más próxima a la puerta. Estaba un poco abierta por la parte de abajo. Mete los dedos por el hueco que hay y la levanta hacia arriba. De modo que la abrió de par en par.

-Quedate aquí fuera. -decía pasando un pie por la ventana.

-Espera, ¿no me piensas dejar aquí sola, no?

-Ahora te abro desde dentro pava.

-Ah bueno. -me relajo un poco.

Se mete entero por la venta. Y me abre la puerta desde dentro.

-¿Contenta?

-Pues hombre...

-Anda entra.

Y accedo.

-¿Sabes que esto se considera allanamiento no? ¿Y podemos ir a la cárcel, no?

Asiente. Ignorando todo lo que le he dicho. Y de adentra en na cabaña.

-Aquí está. -dice señalando un teléfono viejo sobre una mesilla de madera.

-Ems... -digo cogiento el cable cortado del suelo- Me da que no te va a servir de mucho...

-Mierda.

-Yo me voy fuera.

Y salgo a la calle, medio deslumbrada porque dentro de esa cabaña hay muy poca luz.

Voy a la parte de atrás. Donde hay un árbol. Y en seguida de me ocurre subirme para ver si hay cobertura.

Oigo una risa por detrás.

-Así no vas a poder subir. -se acerca Dani- Además no creo que aquí haya cobertura.

-Bueno, pues entonces me dirás tu que más podemos hacer.

Al final accede a que suba al árbol.

-Vale, vale, pero espera que te ayudo.

Daniel de agacha un poco, entrelazando sus manos y haciéndome un gesto para que pose mi pierna sobre sus manos.

-Vamos, sube. Que te tiro hacia arriba.

Me subo en sus manos y este se levanta poco a poco, haciendo que yo me elevara.

-Mierda, no llego. Me falta un dedo. Subeme más.

-Si estoy de puntillas. -replicaba.

-Pues vuela si hace falta, pero subeme más.

-Esta bien. -responde Dani.

Y enseguida posa sus manos sobre mis nalgas para hacer que suba más.

-¡Dani! -le grito, abriendo mucho los ojos después de lo que ha hecho.

-Lo siento, pero no había otra manera.

Bufo.

Y consigo subirme al árbol. Voy escalando las ramas que salen de este. Hasta el punto mas alto, donde saco el móvil y lo alzo lo más alto que puedo.

-Que, ¿te llega cobertura?

Niego.

-Te lo dije.

-Bueno, había que intentarlo. Ahora ayudame a bajar. Pero como me vuelvas a poner las manos en el culo de enteras.

Oigo su risa.

Bajo todas las ramas que antes había subido hasta donde Daniel me cogió.

-Salta. -me decía desde abajo.

-¿Estas loco? ¡Que esto está muy alto!

-Tu salta, que yo te cojo.

Y al final accedo. Pego un bote desde el árbol. Aterrizando en los brazos de Daniel. Aun que nos terminamos callendo al suelo.

Me levanto rápidamente de encima de él. Me sacudo las manos.

-Tengo hambre. Quiero comer.

-Nos a jodido. Y yo tambien. -protestaba él.

-Pues vamos a buscar comida. Podemos construir una lanza para matar algún animal. O un arco.

-¿Tu cuantas películas has visto?

-Demasiadas...

Mi única verdad. {Jdom}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora