Llegamos a tiempo las clases. Yo,había cogido un bachillerato de letras, como Jesús y mi hermano. De mayor quería estudiar una carrera de idiomas.
Dani era más de ciencias. Pero aun que estuviéramos en distinta clase, algunas de las optativas me tocaban con él...
Al ser el primer día, los profesores se presentan y comprueban el material,... No mucho más. Menos algún que otro amargado que desde el minuto uno comienza a explicar.
Como el profesor de matemáticas. El muy amargado no es que empezamos el temario, en encima es de álgebra, odio el álgebra. Si no que encima nos da teoría.
En esta clase estoy con uno de los gemelos, creo que es Dani. Pero me siento con una tal Susana. Ya que nos a puesto así el profesor. No se quien es pero me cae mal.
Si, me cae mal. Y no es que la conozca pero tiene una pinta de pija y de guarra que no puede con ellas.
-Natalia Gómez. Me puedes resolver esta ecuación. -me señala a la pizarra.
-Esto... -y suena el timbre.
Bendito timbre.
Suspiro aliviada y comienzo a recoger en libro y las hojas del archivador.
Se me acerca el tal Dani ese.
-Hola Dani. -le saluda con voz de pija Susana.
Resoplo.
-Hola Susana. -le guiña un ojo.
Pero seguidamente ignora su forma de mirarle.
-Naty, que te parece tu y yo, esta noche en mi casa. A las ocho. -me propone.
Me río.
-¿De que te ríes?
-Primero, para ti Natalia. Y me río de ti. ¿No es obvio? -levanto una ceja.
-No te hagas la dura, si esta mañana estabas loca por mi. -me sorie con una sonrisa seductora.
-No me conoces. No sabes como soy. Solo quería sacar un poco de quicio a mi hermano. -me río.
-Oh. Venga ya. Si todas las chicas están locas por mi. No querrás ser tu la excepción, ¿no?
-Pues me da que sí. -me pongo mi mochila en el hombre- A mi no me van los chulos como tu.
Salgo de la clase y esta mi hermano esperándome.
-¿Por qué tardabas tanto? -me interroga.
-Oh vaya, perdona, no sabía que tenía que salir a la hora que el niño quiere. -dijo en tono irónico.
Me mira mal. Pero aún así nos queremos mucho.
Esta era la última clase por hoy. Así que nos fuimos a casa.
[...]
-Hmmm, ¡como huele! -decía mientras entraba por la puerta seguida de mi hermano.
Dejo la mochila en la entrada y voy a la cocina para olisquear la comida. Es una manía que tengo: oler todo.
Hmm. Lasaña. Adoro la lasaña. ¿Vale?
Me siento corriendo en la mesa. Tengo un hambre impresionante.
Mi madre se ríe al servirme.
-No se como puedes comer tanto y no engordar nada. Eres un misterio para la ciencia. -se reía.
-Soy especial. -me reía yo también- Echame un poco más anda. Que hay hambre. -replicaba.
-Un día vas a explotar. -me vacilaba mi hermano.
Le heché una mirada asesina.
Terminé de comer. Y subí al baño de arriba para ducharme, cosa que no pude hacer esta mañana porque me levante tarde, muy tarde.
Me puse un pantalón de deporte corto y negro. Y de arriba una camiseta de tirantes corta. Mis inseparables SuperStars y me hice una coleta alta.
Cogí una chaqueta de chándal negra y salí por la puerta.
Había quedado con mi mejor amiga, Daniela. Pero todo el mundo la llama Nini, por todo el mundo me refiero a mi y alguna que otra persona que la conozca bien.
Íbamos al mismo colegio, hasta que la inoportuna decisión de mis padres de cambiarme de colegio nos separo.
No puedo pasar un día entero sin verla. Es mi mitad, aunque es bastante diferente a mi.
Yo soy morena, ella es rubia; yo tengo lo ojos verdes oscuro, ella los tiene azules claros; yo soy más tirando a baja, y el más tirando a alta.
Ella es una chica estudiosa, como yo, en eso si nos parecemos. Pero a ella le gusta salir de fiesta y a mi las tardes lluviosas leyendo. Aun que después yo sea la más lanzada y ella la más tímida.
A ella le encanta la moda e ir de compras, si por ella fuera estaría todo el día comprando. Cuida mucho su vestuario. Yo soy más deportista, me gusta ir con coleta y deportivas. Me suelo poner lo primero que pillo. Aun que mi ropa es bastante moderna y bonita, gracias a Daniela.
Somos dos mundos completamente distintos. Somos dos polos opuestos, pero ya sabéis eso que dicen de que los polos opuestos se atraen. Y que una morena sin su rubia, no es nada.
Nos conocímos a las 4 años, en primaria. Desde entonces surgió una chispa entre las dos. Dos mundos diferentes se unieron.
