Siempre aqui, siempre en mi.

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-Vale. Ya. Vámonos. -digo tirando de Dani- Vamos a aprovechar el último día que nos queda.

Le llevo fuera de la habitación.

-Escuchame. Ya basta de llorar, ¿vale? -digo quitándole las lágrimas de los ojos- Que te ardan los ojos si quieres, pero no derrames ni una puta lágrima más. ¿Me oyes? Prometemelo. Prometeme que no vas a volver a llorar. Por favor. Hazlo. -digo cogiéndole de la mano- Seremos fuertes. Nosotros podemos con todo, ¿vale? Nada ni nadie nos va a separar. Que la distancia impide un abrazo o un beso, pero no un sentimiento. Todo lo que tu me das, todo lo que yo te doy, todo eso es mucho más grande que unos simples kilómetros sin sentido.
Que todo esto que nos separa no me va a impedir verte, voy a estar en cada firma y concierto a los que pueda ir ¿vale? También pienso cojer el metro e ir a Madrid solo para verte, ¿entiendes? Lo vamos a superar, no hace falta estar mal. Vamos a disfrutar esto, lo que tenemos ahora, porque puede pasar mucho tiempo hasta que nos volvamos a ver. Y por mucho me refiero a que puede ser unos días o una semana, pero que para mi sera una eternidad. Ahora, tranquilo, porque yo voy a luchar por esto, voy a luchar por lo nuestro, eso tenlo claro. -le paso mi mano por el pelo a Dani, y seguidamente le abrazo- Ahora coje tu casco que yo conduzco.

Y al fin, consigo sacarle una sonrisa de verdad.

Bajamos hasta su garaje y me monto en la moto, que hasta ayer me daba mucho miedo, pero ey, hay que darlo todo.

Me subo en esta y me coloco el casco.

-Vamos, a que esperas. -digo intentándola arrancar.

-Y tu, ¿sabes conducirla? -dice rodeando mi cintura con sus manos.

-Claramente... -hago arrancar la moto y la empotró contra un están de diversad herramientas-...No.

Pero ahora la arrancó bien y consigo salir del garaje.

-Dios mio. ¡Que peligro para la humanidad! -dice Dani al ver que solo hago que arrancar y frenar por miedo a caerme- Vamos a ver -dice estirando sus brazos para acercarse a mis manos que están sobre los manillares-, dejala que vaya sola. -me explica haciéndome arrancar la moto, y esta vez sin frenar.

Dani me va guiando con sus manos. Pero de repente suelta el manillar.

-Ay, Dani, Dani.

-Pero si lo estas haciendo muy bien. Ves.

Abro mucho los ojos.

-Es verdad. -digo soltandome del manillar por la emoción.

-¡No! !Pero no lo sueltes! -dice volviendo a agarrar el manillar.

-¡Ay! -cierro los ojos pensando que nos ibamos a matar.

Los abro lentamente al ver que sigo viva.

-Me has salvado la vida. -grito eufórica.

-Si, si, lo que quieras pero ahora agarra los manillares y conduce.

Le hago caso.

[...]

Paro la moto. Y bajamos, en el mismo lugar en el que estuvimos la noche anterior.

-Ya puedo decir que se conducir una moto.

-No, ya puedes decir que casi te matas con una moto. -se ríe Dani.

-Anda si te a encantado.

-Sobretodo la parte en la que de no ser por mi, nos hubiéramos matado. -se queja.

-Mejor morir a tu lado a vivir sin ti. -digo agachando la cabeza.

Dani me coje de la cintura y me abraza.

-Que pasa, ¿quieres que nos muramos? -me vacila.

-Tonto. -digo mirándole a los ojos.

-¿Y si el no besarte en días me inspira cometer un acto suicida?

-Pues voy yo a besarte. -y seguidamente entrelazamos nuestras manos, las cuales encajan a la perfección y nuestros labios se funden en un precioso beso.

-No quiero perderte. -dice Daniel en medio del beso.

-Eso no va a pasar.

-Siempre aqui, siempre en mi.

Me separo rapidente de él y voy hasta el árbol en el que ayer Dani talló nuestras iniciales metidas en un corazón.

-Ven, corre. -digo, a lo que Daniel me hace caso- Ponte, va. -digo sacando mi móvil.

Y queda un foto preciosa. Salen sólo nuestras bocas, sonrientes y con una perfectamente blanca hilera de dientes. Y por detrás el tallado que hizo Dani.

-De alguna manera tendré que recordarte, ¿no?

-Siempre aquí, siempre en mi. -vuelve a repetir Dani esa frase.

Y la tarde avanza a base de fotos, besos, abrazos, paseos, caricias, detalles, recuerdos, frases, ...

-¿Y si volvemos al centro de Sevilla y nos tomamos un helado?

-Vale, pero esta vez conduzco yo. No nos vayamos a morir por ahí.

-Esta bien, esta bien, ...

Nos subimos en la moto, esta vez conduciendo Dani y ponemos rumbo a alguna heladería.

Mi única verdad. {Jdom}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora