Están a punto de llegar nuestros padres. Y estamos todos en el salón de mi casa, bajo el aire acondicionado. El único lugar de la casa donde hace fresco.
Todo esta en silencio, ni que se hubiera muerto alguien. Algo les pasa a Daniel y Jesús. Están demasiado raros. Llevamos casi una hora sentados y todavía no han sonreido. Me estoy empezando a preocupar.
Solamente se miran entre ellos, y parece que hablaran con los ojos, porque se ve la complicidad que tienen.
-Chicos. -me decido a romper el silencio- ¿Que os pasa?
-Nada. -responden los gemelos a la vez, desganados.
Suena el timbre.
-Bueno, salvados por la campana.
Me levanto del sofá y voy hasta la puerta para abrirla.
-¡Hay cariño! -salta mi madre abrazándome.
-Mamá, tranquila, que solo han sido 4 días y me estas espachurrando.
-Hay perdona, es que hace que no te veo.
-Mamá, 4 días, solo 4 días han pasado.
-¡Javier! -salta madre yendo hacia mi hermano y comienza a abrazarle como a mi antes.
Seguidamente entra mi padre y los padres de los gemelos. Me saludan y pasan al salón para ver al resto.
-Dani, Jesús. Hay que irse a casa ya. -dice Eva, también con un todo de preocupación.
Los gemelos de miran entre si, esperándose lo peor.
-Adiós enana. -dice dándome un beso.
Y enseguida de van los gemelos con sus padres.
-Vaya, vaya. Veo que aquí han pasado muchas cosas, ¿no Natalia? -dice mi madre con curiosidad.
-Esto... -se me suben los colores.
-Ya hablaremos... -dice mi padre.
-No agobies a la niña, si esta muy bien que salga con gente. A demás el chico es buen niño. -me apoya mi madre.
Narrador en 1ª persona [Dani]:
-Bueno, creo que ya es hora de hablar, ¿no? -dice mi madre.
-Mamá, no me quiero ir. Aquí todostodos nuestros amigos y nuestra familia. Todo lo que necesitamos. -digo, casi apunto de llorar.
-Yo tampoco quiero irme. -me apolla mi hermano.
-Lo siento chicos, pero la decisión esta tomada. -responde mi madre.
-Nos iremos mañana. -apunta mi padre.
-¿¡Que!? -nos sorprendemos mi hermano y yo al unísono.
-No, no, no, mamá, ahora no. No puedo.
-Es o quedarse o vuestra carrera.
Miro a mi hermano, entristecido.
Narrador en 1ª persona [Natt]
Ya he terminado de comer. Estoy paseando por las calles de Sevilla junto a Nini, dirección a casa de los gemelos. Le vamos a dar un sorpresa, ya que llevan unos días bastantes tristes.
Tocamos varias veces el timbre de la casa de los gemelos. Al final nos abre su madre, Eva.
-Vaya chicas, que sorpresa. -nos saluda.
-¿Estan Daniel y Jesús? -me atrevo a preguntar.
-Si. Están en su habitación. Esta arriba, es la segunda a la derecha.
-Por cierto, ¿sabe porque están tan raros estos días?
La madre suspira y agacha la mirada.
-Lo mejor será que os lo cuenten ellos.
Nini y yo nos miramos con cara de preocupación.
-Anda, subid. -nos vuelve a invitar a pasar Eva.
Nini y yo entramos en la gran casa. Subimos a la habitación de los gemelos. Damos varios golpes en la puerta. Hasta que una voz quebrada y temblorosa nos dice: 'pasad'.
Abro un poco la puerta y me asomo a través de ella. Al igual que Nini.
Y nos encontramos con dos hermanos en su cama. Llorando. Temblando. De mirada ausente y despistada.
Entramos lentamente en su habitación.
-Esta bien. -digo sentándome entre Dani y Jesús- ¿Nos vais a decir de una vez por todas que demonios os pasa?
Nini se sienta encima de Jesús. Y Dani me agarra de la mano, mirándome fijamente a los ojos.
-Nos vamos a Madrid. -lo suelta Dani.
-¿Y por eso llorais? -sonrió- En unos días nos volveréis a ver.
-No. -salta Jesús- Nos vamos para siempre. Para toda la vida.
Se me corta la voz y se me hace un nudo en la garganta.
Toda la habitación se queda en silencio. Yo solo me lanzo a abrazar a Dani. Estallo en lágrimas. No puede irse. Ahora no.
Me levanto de la cama.
-Vale, ¿pues que hacemos aquí? Vamos a disfrutar los días que nos quedan juntos, ¿no? -intento sonreír, aun que las lágrimas inundan mis mejillas.
-Nas vamos mañana. -suelta Jesús.
-Ma-mañana... -se pone pálida Nini.
Las lágrimas cada vez salen mas rápido de mis ojos.
Ahora solo puede intentar ver esto de la forma mas positiva posible y transmitírselo a Dani. No quiero que pasemos así el último día juntos. Tengo que exprimir cada segundo. Tengo que aprovechar el tiempo. Tengo que hacerle sonreír. Tengo que hacer que sienta que no me voy a alejar de su lado aun que se vaya a Madrid, aun que se vaya a Marte. Le necesito aquí conmigo, pero en esta ocasión creo que m necesita más él a mi.