No tardo nada en salir del baño. Ya que no he tenido que lavarme el pelo.
Me seco con una toalla. Y salgo con ella puesta a la habitación. Ya que no he cogido la ropa para cambiarme dentro.
-Fiu, fiu. -silba Dani al verme salir cubierta únicamente con una toalla. Y digamos que no es muy larga.
Le miro mal.
-Eh... Aparta tu mirada de mi. -le ordeno.
-Joder, como para no mirar, si es que estas muy buena. -me guiñña un ojo.
Bufo.
Cojo un cojín del suelo y se lo tiro a la cara.
Me acerco al armario. Y cojo lo primero que pillo para volver rápido al baño y cambiarme.
Cierro la puerta y me visto. Me lo pongo unos pantalones vaqueros azul oscuro y de talle alto. Con una camiseta de tirantes blanca básica.
Salgo del baño. Y miro a Daniel. Que todavía sigue en mi cama.
-Que, ¿te piensas quedar ahí todo el día?
-Pues no estaría mal, la verdad.
-Hay por dios, la semana que me espera. -si, la semana, como mis padres de han ido de viaje, los gemelos se van a quedar una semana en mi casa, ya que los suyos se han ido con los míos.
-Bien que la vas a pasar, aquí conmigo.
-Creído.
-Te encanto.
-En realidad no.
Daniel levanta una ceja.
Me acerco a la cama.
-Anda sal de ahí ya. -digo cogiéndole de la mano y tirando de él.
Al final nos caemos los dos al suelo. Y estallamos en carcajadas. De modo en que el esta posado encima mio. A muy pocos centímetros.
El buscaba mi mirada con la suya. Y cuando la encontra, sentí que fue como un flechazo, le miré a los ojos y vi lo que no he visto en otros, que él y yo seamos un nosotros y no polos opuestos. Que es lo que quiero, y aún no tengo.
Espera, ¿pero que estoy diciendo?
No me reconozco.-Daniel Oviedo. ¡Quitate de encima de mi hermana ahora mismo! -se oía gritar a la vez que se abría la puerta de la habitación.
Dani se incorporó rápidamente.
-Vas a morir. De esta no sales vivo. -gritaba mi hermano.
Y empezaron a correr por toda la casa.
Yo me levanto del suelo. Me coloco la ropa y me cepillo el pelo antes de bajar. Por último me hecho colonia.
Bajaba las escaleras y veía como,aún esos dos seguían persiguiéndose.
Me dirijo a la cocina. Y veo a Jesús con el móvil. Me acerco silenciosamente hasta él para ver con quien esta hablando.
Cuando veo el nombre de "Mi Nini " en la pantalla de su móvil, pegó un grito.
-¡Ahh! Que fuerte. -me siento a su lado en una silla.
Jesús todavía esta paralizado. No sabe que ha pasado.
-¿Con que "Mi Nini " ehh? -levanto una ceja.
Se le escapa una carcajada.
-Solo estoy hablando con ella.
-¿Solo? -le doy un leve codazo.
-Solo. -afirma, pero la sonrisa en su cara le delata.
-Ya, ya. -levanto una ceja.
Seguidamente me levanto a por un bol de leche fría y unos cereales de miel.
De repente entra Daniel que se pone detrás de mi antes de que me pueda sentar en una silla.
Y tras de él entra Javier. Que se pone delante de mi. Empiezan a pelearse, pero Daniel empieza a moverme hacia los lados para que Javier no le coja.
-¡Eh! -grito- ¡Que me mareo!
Y al fin me suelta Dani.
Y por poco me caigo al suelo. De no ser porque caí en los brazos de Dani. Que huía conmigo por toda la casa. Ya que tenía a mi hermano pisándole los talones.
Dani consigue llegar al baño y candar la puerta.
-Estáis loco. -digo un poco mareada mientras me bajo de los brazos de Dani.
-Que se le va a hacer.
Iba a abrir la puerta den baño pero...
-¡No! -grita agarradome del brazo e impidiendo que abriera la puerta.
-Si abres me matará.
-¡Sal de ahi imbécil! -se oía gritar a mi hermano desde fuera del baño- ¡Te dije que nadie tocaba a mi hermana!
-Habrá que aferrarse a las consecuencias, ¿no? -levanto una ceja.
-No por favor. -me agarra la otra mano y me atrae hacia él.
-¿Y si no, qué?
-Tendré que matarte yo a ti antes de que tu hermano me mate a mi. -sonríe pillo.
Me separo de él y me dirijo a la puerta. Pero antes de llegar a tocar el pomo de la puerta, Daniel me agarra de la cintura y me sube a si hombro como un saco de patatas.
-No puedo correr el riesgo de que tu hermano me mate. Lo siento.
Abre la ventana del baño y salta conmigo en su hombro. Cayendo en una rama gruesa de un árbol enorme.
-Agarrate. -me ordena.
-¿¡Como!?
Daniel me baja y hace que me suba a su espalda como un koala. Estaba rondando su cintura con mis piernas y mis brazos alrededor de su cuello.
-Como nos caigamos, no sales vivo de aquí.
Se ríe y hace el amago de caerse, a lo que pego un grito.
Y comienza a bajar por las ramas del árbol. Hasta que al fin pega un salto hasta el césped de mi jardín.