Nini y Jesús no tardaron en llegar.
-¿Pero que haces así illos? -anunciaba Jesús entrando por la puerta.
Nini se quedó asombrada al ver todo aquello, como yo ayer por la noche.
Voy corriendo hasta donde está Jesús. El cual está agarrando una bolsa blanca que desprende un olor a bollería recién hecha.
De la arrebató de las manos y vuelvo corriendo al sillón para sacar la bollería.
Cruasanes, bollos, churros, ... ¡Y hasta vasos con chocolate caliente!
-Os amo. -grito metiéndole un bollo en la boca.
A lo que todos comienzan a reírse.
-Deja un poco, ¿no? -dice Dani intentando cojer un cruasán.
Intento fallido. Le doy un suave golpe en la mano para que lo suelte.
Este pone una mueca rara.
-Oye, que yo también tengo hambre.
-Esta bien. -cojo un cruasán y lo parto a la mitad. Le doy una mitad a Daniel y yo me quedo la otra mitad más toda la bolsa repleta de bollería.
-Eres mala. -se ríe.
-Estoy hambrienta, que es distinto.
-¡Nini! -grito, quitándole la empanada que lleva encima al ver toda la terraza.
Daniela sacude la cabeza.
-¿Has traído mi ropa?
-Ups...
-¡Te mato! -digo levantándome.
-Que es broma retrasada.
Pongo cara de alivio y le arrebato la mochila con mi ropa a Nini.
Voy descalza hasta un baño que hay en una de las plantas de abajo con la mochila.
Por lo visto me ha traído unos shorts negros de talle alto y una camiseta de tirantes básica de un color rosa palo.
Me lavo un poco la cara y me arreglo el pelo.
En cuanto termino subo corriendo arriba. Me da un poco de yuyu estar ahí abajo sola. No me conozco el lugar. A parte, es laberíntico. Podría perderme y no me encontrarían jamás.
-Que, ¿me habéis hechado de menos? -digo abriendo la puerta de la terraza.
Pero enseguida mi cara parece un cuadro.
-¡No! -grito con los ojos medio llorosos.
Todos se alarmas y me miran.
Voy corriendo hasta ellos.
Y me arrodillo en el sofá, levantando la bolsa en la que estaba la bollería que había traído Jesús.
-¡Os los habéis comido todos! ¡Mis bollitos! -dramatizo.
-Dios Natalia, eres de lo que no hay. Pensaba que te ibas a moriri o alg del grito que has pegado. -cogía aire Jesús.
-Mis bollitos... -estampo mi cara contra la bolsa, ya vacía.- Ni dos minutos he tardado y ya no están.
-Pero si te has comido tu sola la mitad. -se ríe Nini.
-Ya bueno. -se me pasa la angustia.
Todos se hechar a reír. Incluida yo.
-Oye Nini, ¿y las zapatillas?
-¿Que zapatillas?
Le hecho una mirada asesina.
-Como me tenga que volver a poner eso me corto los pies. -digo señalando los tacones que Daniel me hizo poner.
-Dios. -Nini se lleva las manos a la cara.- Natty con tacones. Apocalíptico. -apunta.- ¡Ni yo he conseguido que se los pusiera! -mira desafiante a Daniel, ya que sabe que esto a sido obra de él.- Le llegas a poner un vestido y ya me puedes matar.
Daniel sonríe victorioso, señalando el vestido que me obligo a ponerme la noche anterior.
-Peñizcame. -le dice a Jesús.- Creo que estoy soñando. Entre la terraza y esto...
-Tampoco dramatices. Que era eso o el pijama. -aclaraba.
-Conociéndote, capaz de haber ido en pijama. -se ríe Nini.
-Tendría que haber ido en pijama. -me arrepiento.
-Ah por cierto. -apunta Jesús- Yo que tu no iría por casa hasta dentro de unas horitas, tu hermano esta que hecha humos. -de ríe un poco.- Y Dani, tío creo que esta vez no sales vivo.
-Ya se le pasara. -digo tirándole en un pequeño hueco que hay entre Daniel y Nini en el sillón.- Él es peor, cada día se tira a una.
-También es verdad. -me da la razón Jesús.
-Oye, pero que tu y yo todavía no hemos... -levanta las cejas.- Así que no se puede quejar. Ya llegara su momento. -sonríe victorioso.
-Ey motivado de la vida. -le doy un codazo.- Ese momento no va a llegar.
-Pero si me amas. -me pica.
-Eso no es verdad.
-Uy que no. -responden los tres a coro.
Me sonrojo un poco.
-Mentirosos todos. Os habéis aliado contra mi. -les hecho una mirada desafiante.- Los bollitos solo han sido el principio, ¿no?
Todos se ríen. Menos yo, que les miro con cara de asesina por lo de los bollitos.
-Y tampoco hablemos. Que vosotros tenéis ahí algo. -digo mirando a Nini y Jesús.
-Puede. -dice Nini roja como un tomate.
Me llevo las manos a la cara.
-A muy bonito. ¿Y cuando pensabas decírmelo?
-Ey, que has sido la primera en saberlo.
-Ah bueno. Eso ya es distinto.
-Bueno, podemos hacer algo los cuatro, en plan parejas. -dice Jesús, picandome.
-Y dale. Que tu hermano y yo no somos nada.
-No hubieras dicho lo mismo ayer por la noche. -me acaricia la mejilla.
-Le pongo cara de asco. -pero eso solo hace que me ría yo y se ríe él.