19. Noche cero

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El texto rojo volvió a mostrarse sobre el fondo negro. Por alguna razón, el contenido hizo que Marko se estremeciera.


Septiembre del 2032, Canadá

NOCHE CERO


En cuestión de segundos, Marko se vio a sí mismo en un nuevo escenario que se le hizo extrañamente familiar. Recorrió el lugar con la vista, intentando identificarlo por cuenta propia. Tras algunos segundos, logró reconocer varios elementos: una escalera iluminada, una pantalla principal, una camilla rodeada de una cúpula de vidrio templado, un grueso cable metálico que conectaba la camilla a un enorme transformador. Entonces se dio cuenta dónde se encontraba: era el laboratorio de pruebas del sótano de la casa de Alessandra, tal y como ella se lo había descrito en su relato, cuando se citaron allá en el claro boscoso.

Friedrich yacía acostado boca arriba sobre la camilla de pruebas mientras que Richard estaba de pie junto a él. Ambos discutían afanosamente.

—¿Qué has hecho, Friedrich? ¿Cómo se te ocurre iniciar el proceso sin que yo estuviera presente?

—Richard, no hay de qué preocuparse. Modifiqué el sistema para revertir el procedimiento de nuestra primera prueba. Todo está bajo control.

En el fondo, Richard sabía que su compañero había actuado a la desesperada. Meses atrás, había energizado su mente y el resultado había sido su proyección espectral al dormir, junto con un conjunto de habilidades mentales que jamás hubiesen podido imaginar. Sin embargo, los efectos colaterales de aquel proceso se habían vuelto insoportables, incluida la brutal degeneración de su personalidad que había ocasionado su choque con Annelien y su salida del proyecto. Friedrich estaba decidido a volver a la normalidad a como diera lugar.

—Esta no es la forma correcta —dijo Richard, negando con la cabeza—. Sé que no te gustará escuchar esto, pero deberíamos llamar a Annelien.

—De momento, creo que podemos resolver esto solos. —Ante su terquedad, Richard iba a contestar pero fue atajado—. Voy a trasmitirle el excedente de mi energía mental al transformador. Lo único que necesito que hagas es que detengas la descarga energética cuando el monitor lo indique.

A Richard no le quedó de otra que soltar un suspiro y aceptar la decisión de Friedrich. Estaba más expresivo de lo acostumbrado, al menos para Marko, quien veía la escena desde el presente.

Sin más preámbulos, Richard pulsó la tecla virtual de inicio. Friedrich se quedó dormido en cuestión de segundos y poco a poco comenzó a visualizarse una silueta encima de su pecho. Marko quedó estupefacto: era Friedrich en su forma espectral. Richard alzó la mirada y vio a su compañero levitando encima de su cuerpo.

—Cuando esta prueba termine, solo debería quedar mi «yo» de carne y hueso. —Una voz gruesa y gutural acompañaba a la de Friedrich mientras hablaba—. No olvides detener el proceso cuando el monitor dé el aviso —concluyó, a lo que Richard asintió.

Todo carecía de sentido para Marko. Se suponía que Friedrich, al proyectarse fuera de su cuerpo, no debería ser visible físicamente, pero Richard no solo lo veía sino que podía hablar con él; tanto eso como la voz doble eran características que solo había visto en Alessandra al salir de su cuerpo, pero en el caso de ella se debía a su fusión con Pyrea, lo cual solo podía significar una cosa.

«Es otra entidad», pensó mientras observaba con atención a Friedrich, quien volteó a mirar hacia el transformador del laboratorio.

Entonces Marko pudo verle el rostro y sintió un escalofrío en todo su cuerpo; los ojos del padre de Alessandra brillaban con una intensa luz verde esmeralda. Una sensación de incomodidad le invadió, pero de una forma conocida. Ya se había sentido así antes, era la misma pesadez que experimentaba cada vez que Richard lo miraba a los ojos. Más allá de todo esto, el experimento parecía proseguir con normalidad.

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