♦3♦ La madriguera del oso

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Narra Castiel:

Fernand nos dijo que fuéramos hacia Eloria para rescatar a la chica. Así que Marga tan dulce como siempre nos echó muy amablemente de su casa.

Más tarde me encontraba golpeando una piedra frente a mí, observando como la hacía rodar unos pocos pasos antes de posar la atención en mi rubio amigo.

—Vamos a rescatar a la chica —Aksel por fin había llegado con su carreta de caballos, y pude dejar el estúpido juego de golpear piedras para comenzar la misión—. ¿Subís?

—Venga, que así cuanto antes lleguemos antes volveremos. —Katy fue la primera en subir, pero su cara decía de todo menos entusiasmo.

—Sí. —Asentí con más ánimo a sus palabras. Por elección fui el último en subir, y me quedé delante junto a Aksel; para ayudarle con el camino.

En la parte delantera nos situamos Aksel y yo, donde podríamos manejar sin problemas a los caballos. Justo detrás nuestra estaban Katy y Zoey, bajo techo y hablando «O peleando» entre una mezcla de risas y gritos. Y al fondo, con las piernas colgando fuera del vehículo y la vista posada por el amino que dejábamos a nuestro paso estaba Archer, más pensativo de lo acostumbrado.

El camino fue bastante aburrido, paramos en nuestras casas para coger algo de comida y las capas para protegernos del frío, y luego hicimos paradas cortas para que los caballos hicieran sus necesidades y comieran. Hasta yo estuve un tiempo conduciendo mientras todos dormían como osos.

Y por fin, llegamos a Eloria. Era noche cerrada y tuvimos que apretar el paso para llegar antes de que cerraran la muralla. La alta barrera de la ciudad se imponía desde la distancia. Fabricada enteramente con piedras grandes y resistentes, pulidas y apiladas unas sobre otras, daban carácter y fuerza a una ciudad conocida por su comercio negro y numerosos recovecos.

—Dejo los caballos con un hombre mientras vosotros buscáis algún lugar para dormir. —Esa fue la primera orden de Aksel al llegar al interior de la ciudad. Todos bajamos y cogimos lo necesario cuando Aksel encontró donde dejar la carreta, y en unos segundos desató a los cuatro caballos del vehículo.

—Bien —respondí de acuerdo a su idea.

Luego de dejar a Aksel recorrimos varias calles para encontrar donde dormir, pero para mí todas las calles eran la misma. Por suerte para nosotros Archer si encontraba diferencias entre tanta calle, y después de veinte minutos encontramos un hostal en el que dormir; llamado: "La madriguera del oso".

—Bonito nombre. —La entrada, decorada con un sencillo cartel en madera de roble llamaba la atención por su sobriedad; cualidad desaparecida desde hacía mucho tiempo en aquel lugar—. Quedémonos aquí.

—Y, ¿cómo pretendéis avisar a Aksel? —Zoey se colocó frente a la entrada, decidida a no dejarnos entrar hasta que le diéramos una respuesta razonable.

—Pues por pájaros. Recuerda que Aksel tiene el poder de los animales... Y mira, ahí hay una golondrina. —En ese momento señalé a una golondrina posada en un balcón cercano. «Qué suerte tengo... al final el dicho se hizo realidad: "A quien madruga Koru le ayuda"».

—Yo le doy el mensaje. —Archer hizo, con una ráfaga de aire, que la golondrina bajara y se posara en su hombro; lugar perfecto para transmitirle el mensaje—. Dile a Aksel que estamos en la madriguera del oso y guíale hasta aquí. —En ese momento la golondrina salió volando a enviar el mensaje «Menos mal que son inteligentes», y justo después entramos a la posada; cuando dejamos de ver al animal.

Alia y la leyenda de los ocho [CSAwards2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora