-Por favor, Mitch, que no es ninguna molestia – digo, limpiando con un paño el refresco que se le ha caído una chica en el pasillo – Tú estabas a otras cosas, vi a la patosa esa y no me iba a quedar de brazos cruzados.
-Pero que soy yo el anfitrión, joder, que yo me encargo de estas cosas – contesta, intentando quitarme el paño, arrodillado frente a mí.
-Que te dejes de mierdas y te ocupes de tu fiesta – le contesto, lanzándole una miradita exasperada.
Se queda un par de segundos en silencio y luego se ríe.
-Hacía mucho tiempo que no me mirabas así – comenta.
-No me has dado motivos – contesto, esbozando una media sonrisa.
Termino de limpiar, nos levantamos. Insiste en que le dé el paño, ordenándome que vuelva al salón, y obedezco sólo a lo primero. Le acompaño a la cocina, donde se dedica a escurrirlo mientras yo me apoyo en una encimera.
-No sé por qué dejé de quererte como lo hacía – dice de golpe – Tienes todo lo que busco.
-¿A qué viene eso? – le pregunto, sonriente.
-A que desde que te vi hace unas semanas... no he dejado de acordarme de ti, de nosotros –. Se seca las manos agitándolas.
-No me vengas ahora con que te gusto o algo, otra vez.
-Por favor, Tricia, no te hagas ilusiones.
-Ya tengo a otra persona, idiota.
-¿Quién?
-MJ.
Se queda mirándome con los ojos muy abiertos y luego se acerca a mí, pasándome la mano por los hombros. Acerca su cabeza a la mía, consiguiendo que nos agachemos un poco, y entonces susurra:
-MJ tiene la cabeza llena de pájaros. Aprecia la espontaneidad y es como si buscara que su vida fuera un poco más... de cine. Que le pasaran más cosas... que sólo pasan en las pelis, ¿me entiendes?
-Te entiendo, ¿pero por qué me cuentas todo esto?
-Porque si quieres estar con ella, vas a necesitar currártelo el doble que conmigo, sobre todo siendo la tía torpe que eres.
-Vete a la mierda – le susurro, y luego le doy un empujón.
Se ríe mientras me coloco un poco la ropa, haciéndome la digna, y estoy a punto de salir de la cocina cuando me dice que tenga en cuenta sus palabras. Lo haré, por supuesto, ¿qué se piensa? No necesita recordármelo, porque vale que soy despistada, pero de esas cosas me acuerdo... normalmente.
Cuando entro al salón, Roy me asalta. Me pide que pose un momento para un par de fotos, así que apoyo una mano en la cadera, irguiendo la espalda, y estiro el brazo sosteniendo mi espada de plástico, apuntando al objetivo de su cámara. Saca una foto y, en la segunda, MJ se cuela, así que Roy nos pide que posemos juntas.
Ella me sorprende rodeando mi cintura con el brazo, así que paso el mío por sus hombros y hago el símbolo de la victoria. Esbozamos nuestras mejores sonrisas hasta que el Andy Warhol más desmejorado de la historia está satisfecho, momento en que se va a asaltar a otra gente.
MJ y yo salimos al jardín trasero de la casa. Como siempre, la calurosa familia de Mitch ya tiene lista la piscina a pesar de que queden un par de meses para el verano, pero no es eso lo que más llama mi atención... si no el tipo que está al otro lado del jardín.
Está disfrazado de japonés, y la verdad es que debe ser el mejor disfraz de la fiesta, muy realista. Lleva su kimono y camina subido en unas sandalias de madera, con calcetines blancos puestos, aunque el hecho de que esté practicando movimientos con una katana que parece tan real como el resto de su disfraz... no me produce demasiada confianza.
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Torpes con estrella
Teen Fiction"Tricia, te gusta", me dije el otro día mirándome al espejo, llenando mi propia boca del terrible nombre que eligieron mis padres para mí. "Te gusta, admítelo. No pasa nada". Pero sí que pasa, sí. Yo desde siempre he sido gilipollas. De pequeña me d...