Roy se lleva a la boca una cucharada de su tarta de limón, mirando a través de la ventana. El calor de principios de verano llena cada día más las calles, por eso estamos refugiados en una cafetería del centro, donde hay aire acondicionado.
Levanto mi vaso de plástico de la mesa, lleno de una especie de granizado de chocolate, y al fijarme en el logo verde, veo que han escrito mal mi nombre: "Triska". ¿Quién coño se llama Triska?
-Creo que luego voy a comprar otra porción – comenta Roy, ajustándose las gafas – Y me la voy a comer.
-Normal, no la vas a comprar para observarla por su belleza – contesto antes de darle un sorbo a mi bebida, que cuesta demasiado pero también sabe demasiado bien.
-Y quizás me compre uno de esos – añade, señalando mi vaso.
-Joder, Roy, ¿tan mal estás?
-¡Es que para una vez que me gusta alguien de verdad! ¡Para una vez!
Toma la cucharilla entre los dedos y parte casi con rabia otro trozo de tarta, comiéndoselo al instante. Mira por la ventana con el ceño fruncido. Pocas veces le he visto así, con esta aura de ira que sólo oculta tristeza y dedicándose a comer dulces como si le fuera la vida en ello. La última vez fue hace cosa de año y medio, cuando se enteró de que el ganador de un concurso de fotografía al que se había presentado consiguió dicho primer puesto por enchufe.
Por aquella experiencia y otras, sé la avalancha que se avecina. Lo he sabido desde que anteayer me contestó a la pregunta sobre Holly con un escueto: "Quedamos cuando sea y hablamos". A pesar de que presioné un poco... bueno, bastante... mucho en realidad, no hubo manera de sacarle más información. Puede, sólo puede, que por pasarme de insistir no dijera más, pero es que tenía mucha curiosidad, no podía evitarlo.
-¡Que me he encontrado con la horma de mi zapato, Tricia! – exclama de golpe, soltando el tenedor contra el plato y sobresaltándome - ¡Que Holly es muy maja y mona y todo lo que tú quieras pero me quería para lo que me quería!
-Es tu chica ideal.
-Lo sería si no me gustara como lo hace.
-Vamos, cuéntamelo todo. Sé que lo estás deseando.
Después de un par de toses, comienza su narración: tras dejarme en mi aventura nocturna con MJ, él decidió llevar a Holly de vuelta a casa. Mientras conducía, ella se dedicó a dejar caer la cabeza sobre su hombro, acariciar su mano derecha, siempre cuidadosa como me dice que lleva siéndolo desde hace meses, siempre coqueta, hasta que se lanzó cuando pararon frente a su hogar: se sentó sobre él y empezó a besarle, y acabaron dejándose llevar.
Roy le dijo algo a la mañana siguiente, pero ella lleva desde entonces sin contestarle, a pesar de que ha leído el mensaje. Y me dice que se despidió de él con un seco "Ya nos veremos por ahí".
-Sé que la parte trasera de un coche no es el mejor sitio, pero no pude hacerlo tan mal – comenta, cruzándose de brazos – Dios, esa chica. ¿Para qué tanto cuidado en seducirme tan lentamente si me quería para un polvo y ya?
-Quizá no es eso, joder. Puede que pase algo que no sabes – contesto, aunque el asunto me desconcierta un poco – Al fin y al cabo, apenas la conoces.
-Que no, Tricia, que sé cómo van estas cosas.
-Puede que te quiera en el anzuelo.
-Sí, pues ha buscado al pez equivocado. Vale, me gusta y eso, pero no voy a estar esperando – se termina la tarta tomando el último trozo, que es enorme, y añade con la boca llena – Tengo que vivir, ¿sabef? Hay mushaf Hollyf en efta vida.
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Torpes con estrella
Teen Fiction"Tricia, te gusta", me dije el otro día mirándome al espejo, llenando mi propia boca del terrible nombre que eligieron mis padres para mí. "Te gusta, admítelo. No pasa nada". Pero sí que pasa, sí. Yo desde siempre he sido gilipollas. De pequeña me d...