El sonido de los platillos estalla en mis oídos, casi eliminando por completo las últimas notas de la canción que ensayamos. Levando los brazos, haciendo girar las baquetas en mis dedos, y doy el golpe final.
-¡Somos la puta hostia! - exclama nuestro cantante, que a la vez es el bajista, un amigo de Roy al que sólo veo en estas ocasiones.
Se gira hacia mí, que siempre estoy al fondo, con una amplia sonrisa en los labios. A veces juraría que es mi hermano perdido, porque es tan espigado como yo y tiene un color de ojos y pelo extrañamente similar al mío.
-Uy, sí, sois los mejores... - dice mi hermano de verdad, que está sentado en el suelo leyendo - No voy a sentir vergüenza ajena en el baile ni nada...
-¿Es que piensas ir? - le pregunto, levantando las cejas, y notando mi respiración agitada por primera vez en este rato.
-Bueno... - agacha la cabeza - He pedido a una chica que venga conmigo.
Me levanto todo lo deprisa que puedo, acercándome a él a zancadas largas. Me siento a su lado dispuesta a interrogarle, pero dice mirándome:
-No me vengas con charlas sobre sexo porque papá ya se ha encargado de eso cuando no era necesario, ¿vale? -. Vuelve a su lectura y añade - Ahora seguid con vuestro ensayo. Si tengo que decirle a Evelyn que la que aporrea la batería es mi hermana, quiero hacerlo con orgullo.
Sonrío. Es lo más parecido a un cumplido que va a salir de su boca en mucho tiempo, así que me levanto y vuelvo a la batería. Roy y su amigo - que se llama... ¿John? ¿Joel? ¿Joseph? Siempre se me olvida - charlan sin parar mientras me siento en el taburete, agachándome después a coger la botella de agua que descansa a mis pies.
Le doy un trago largo y, al dejarla en el suelo, me doy cuenta de que hay sangre sobre el plástico. Me miro la mano derecha para descubrir una herida entre el pulgar y el índice. Ay, qué bien, qué bonito todo. Quizás debería agarrar con menos fuerza las baquetas.
-Oye, Tania.
Levanto la cabeza hacia el amigo de Roy, el cual no tarda en descojonarse de risa. Parece que no soy la única que se olvida de nombres ajenos.
-Dime, Jefferson - le respondo, aguantándome la risa.
-Vale, no te llamas Tania. Te llamas... Taylor.
-Taylor Swift, sí - comenta Roy, riéndose cada vez más.
-No, querido Jerry.
-Bueno, Tatiana, que me da igual. Que deberíamos elegir el repertorio fijo y que lo hables con nosotros.
Hago un gesto de llamada con ambas manos para que se acerquen, y en cuanto llegan a mi lado, mientras me comentan qué canciones habían pensado, me chupo un poco la herida. Brendan aparece de golpe con una libreta y un boli para desaparecer al instante. Roy va a apuntando las canciones, tachando unas y dejando otras, hasta que nos decidimos del todo.
-Yo había pensado en tocar una para MJ - digo, y al instante la busco en mi móvil. Han escuchado como la mitad cuando me dice Joshua:
-Tiffany, no sé si lo sabes, pero Mary Jane es una manera de referirse a la marihuana.
-Ya lo sé, tío - contesto - Pero todo es aclararlo antes de tocarla.
-La gente se va a pensar que eres una fumeta - apunta Roy - Además, no hay batería.
-Yo me niego a cantar cosas sobre drogas, estoy en contra y soy vegano - añade su amigo.
-¿Qué tiene que ver que seas vegano?
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Torpes con estrella
Teen Fiction"Tricia, te gusta", me dije el otro día mirándome al espejo, llenando mi propia boca del terrible nombre que eligieron mis padres para mí. "Te gusta, admítelo. No pasa nada". Pero sí que pasa, sí. Yo desde siempre he sido gilipollas. De pequeña me d...