Cap. 2 Reencuentro.

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Te encuentras frente a L. sentada en unas bancas sencillas; mientras estás ahí, lo ves comer unos pequeños bocadillos.

[—Señorita Winter...] —solo puede significar un caso si te llamó con tanta formalidad.

—Así que... Ryuga... te atreves a decir.

"¿Me habrá llamado así por un caso? ¿Será en verdad que algo haya ocurrido aquí?"

—Si, y uno algo peculiar —parece que puede incluso adivinar tus pensamientos.

Pero, sin embargo, no te ve a los ojos. Su mirada se pierde en la distancia, como una mirada que mira una escena de su pasado, un pasado lejano... y frío.

—Temo... —le escuchas hablar nuevamente —que este caso pueda demorar un tiempo inapropiado.

—Pero... ¿qué caso pudo haber pasado en este instituto?

—Vamos. —se levanta y comienza a caminar encorvado.

La última vez que lo habías visto en persona, ambos eran solo unos niños, es por esto que te resulta un poco inusual su manera de andar. Sin embargo, de alguna manera, sabes que eso es más de él.

Vas siguiéndolo desde atrás cuando sus pasos por fin dan luz a un edificio, en donde al parecer está habitando.

Ese edificio es el más solitario del lugar. Solo un par de maestros y algunos conserjes estaban en él, hasta donde tú y cualquier otro supiera.

Toman el ascensor y suben hasta el piso más alto del edificio, el piso 15.

Mientras los números ascienden ves a L, y una escena de tu pasado comienza a recorrer tu mente.

[Un pequeño L que se aferraba a la mano de Watari en un frío invierno. ]

Luego viene a ti el recuerdo de ti misma tirada en la cama, pensando en las líneas del mensaje.

Llegan por fin al último piso, y luego de ello él comienza a andar hacia una habitación; la última del corredor que tomaron, girando a la derecha.

Entra y espera a que entres para cerrar la puerta tras de sí. Entonces se quita los tenis deportivos, descalzándose.

Ahora luce un poco más como el L que recordabas.

—Toma asiento. —te dice, apuntando a la sala.

—Así que... estás aquí. —decís.

—Si, y, también. Estoy aquí por un caso. No sería recomendable contar los detalles de él ahora, por cuestión de seguridad. —dice, sentándose en el sillón individual, encorvado y en posición fetal.

Sueltas una pequeña risa al verlo sentando de este modo.

Él simplemente pasa sus dedos por uno de sus mechones de cabello.

Watari entra en la pieza con una bandeja, y sobre ella una rebanada de pastel.

—No esperaba que llegara tan pronto de su recorrido.

Entonces se percata de tu presencia y deja sobre la pequeña mesa al centro la bandeja para ir hacia ti.

—Señorita Winter.

—Watari. —te levantas y das un abrazo a tu viejo amigo.

Otra escena de tu pasado, la última vez que viste en persona a Watari, él se encontraba en el hospital.

Te alejas de él para volver a tomar asiento.

—Así que estás bien. —dices.

—Así es. Me alegra que usted también se encuentre bien, cuénteme... ¿cómo están su madre y su padre?

Una puñalada al corazón. Tu padre había muerto. O mejor dicho, lo habían asesinado. Y tu madre estaba todo el tiempo trabajando.

—Mi madre está bien. —decís por fin.

L te mira súbitamente y con los ojos muy abiertos, al igual que Watari.

—Tu padre... —dice L, tan sorprendido que parece en estado de shock.

Asientes. De alguna manera, él lo entendió sin necesidad de que tuvieras que mencionarlo. Te recuerda al viejo L.

—Lo siento mucho. —dice L, mientras su mirada se oscurece un poco. Como si fuera necesario abandonar la habitación en ese momento e ir rápidamente a un lugar lejano, en su mente. —Watari, sírvele un poco de pastel. Y traele algo de beber, como a ella le gusta.

—En seguida —y con esto se desliza a la habitación por la que había entrado.

—Tú... —te mira por segunda vez en años y dice: —haz cambiado mucho. —y luego de esto se vuelve para no mirarte otra vez.

—Tú también... ya no tienes tus mejillas sonrojadas, como antes. —ríes.

Él solo voltea más hacia la izquierda de lo que ya, y se sonroja un poco.

—De acuerdo, retiro lo último. —y volves a reír.

Después de ello Watari llega con otra bandeja, esta vez con un par de tazas y una rebanada de pastel.

***

Llegando de nueva cuenta a tu dormitorio tus amigas aprovechan para interrogar:

—¿Dónde te habías metido? —Tasie.

—Oh, ya saben. Por ahí. —contestas.

—¿Terminaste el trabajo de la señorita Vera? —Miley.

—Si, es imposible no acabar uno de sus trabajos.

—¿Y el del señor Steele?

—Tenía que, pero él no me agrada.

—A nadie le agrada.

—Como sea, tengo que irme ya, es algo tarde. —Tasie.

—Claro.

—Cuidate.

Compartís habitación con Miley, por lo que ella se queda.

Antes de dormir piensas un poco en L.

"L... ¿qué te ha traído aquí?, ¿por qué ahora me hablas como si nada hubiera pasado nunca? ... ¿te acuerdas de ese mensaje...?"

Te quedas dormida al pensar en todo esto.

|Death Note| Relación Indefinida (L y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora