Cap. 20 ¿Puedo jugar contigo?

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47:30.

Llegan al automóvil de Watari. Entran apresurados, pero no enciende el auto.

Está sentado mirando fijamente al cristal que tiene frente a él, observando la lluvia caer en una melodía no muy clara.

"Vamos... ¿qué estás esperando? ¡Enciende el auto!"

Él cierra los ojos tranquilamente y frunce el seño, como si intentase recordar algo que se le quiere ir de la mente.

"Seguramente está intentando recordar algo que le ha dicho Lawliet..."

Abre los ojos y enciende el vehículo apresuradamente. Conduce con seguridad, pero no demasiado a prisa, no sería bueno hacer demasiado ruido, aún con esos truenos cayendo alguien los podría escuchar.

—Señorita Winter, mire por la ventana.

Observas un montón de gotas de lluvia cayendo velozmente, atravesando entre un montón de ramas de los árboles.
Un rayo ilumina el escenario, los cristales de los edificios a tu alrededor reflejan luz por un breve instante, y enseguida vuelven a las penumbras.

[ —Bang, bang... ¡Bang!

—¿Qué haces?

Te miró sobresaltado girando de pronto hacia ti, pero tropezando con sus propios pies y cayendo al suelo.

—Apareciste de la nada.

—Perdona. ¿Qué hacías? —lo miraste inocentemente.

El parque más cercano a la Wammy's house se encontraba cubierto por muchos charcos de agua pequeños. Los árboles lloraban aún, y parecía que el cielo quería llorar también nuevamente.

Los juegos metálicos producían un ligero rechinido al ser movidos levemente por una brisa de aire muy tenue, pero muy fría.

No se les era permitido salir en tardes así, pero tal parecía que no le importaba mucho a Lawliet.

En ese entonces, recién había llegado a la Wammy's house. Era un niño muy raro. Siempre estaba comiendo golosinas, pero parecía que nunca prestaba atención a nada. Y al inicio nadie le hablaba, los demás niños pensaban que era demasiado extraño y lo evitaban.

Así que, siempre lo veías sentarse en una esquina a leer, o mirando distraidamente por el ventanal. Como un pequeño adulto. Como alguien que fue obligado a crecer pronto... más pronto de lo que cualquier niño debería crecer.

Ese día tú lo habías visto salir y dirigirse al parque, no estaba tan lejos, pero técnicamente estaba rompiendo las reglas.

Lo seguiste y diste con un Lawliet mucho más infantil y tierno de lo que jamás habías visto.

Tú, propiamente también habías crecido muy pronto y estabas acostumbrada a escuchar y de vez en cuando participar en pláticas de adultos.

Pláticas más aburridas que las de tus compañeros, sobre política, economía y ciencia. Siempre te pedían opinión sobre cuál sería la mejor corbata para usar, o se ofrecían a enseñarte lógica avanzada.

Aunque eras muy madura, también sabías comportarte conforme a tu edad, y jugabas con los otros niños, y comías golosinas diversas.

Pero, a alguien como él... tan frío y serio, tan peculiar y perdido entre sus pensamientos más lejanos, ¿cómo te acercas a alguien como él?

Esa cuestión te la habías hecho muchas veces, pero nunca habías encontrado respuesta.

Pero, en ese momento se encontraba frente a ti un niño de tu edad, de tu edad en todos los sentidos, emocional, física y mentalmente.

Alguien tan igual a ti, y totalmente contrario a la vez.

—Yo —bajo la cabeza —... solo estaba... jugando...

Parecía avergonzado de lo que había hecho, como si no tuviera el derecho de jugar, o de ser infantil.

Inclinaste a un poco tu cabeza para mirarlo de lado. En ese momento, hiciste una pregunta sencilla, pero, parecía que era la pregunta más seria que habrías hecho en toda tu vida...

—¿Puedo jugar contigo?

Él te miró sorprendido. Como si el que los niños jugaran fuera algo prohibido o una idea descabellada.

—Es... está bien. Solo si me cubres de los secuestradores que hay detrás de aquél árbol.

Duraron un rato jugando. Al menos, hasta que tropezaste con un poco de lodo y te hiciste una pequeña herida en la rodilla izquierda.

—¡Cuidado! —te había intentado detener, pero cuando llegó ya habías caído al suelo.

Te miró arrepentido y te ayudó a levantarte.

—Vamos a la Wammy's House. Watari sabrá qué hacer.... ]

Tus recuerdos duraron más de lo que hubieras querido.

—Le recordó la primera vez que hablaron el joven Ryuga y usted, ¿no es así?

—Tal vez...

—Y... ¿dónde creé que esté él ahora?

—Secuestrado —decís fríamente, tratando de ocultar lo melancólica que estás.

—Pero en qué lugar.

—En... ¿un parque?

—¿Dónde los secuestraron por primera vez?

—¡En un laboratorio de un científico chiflado!

Watari se ríe un poco.

—Bueno, lamento que no haya un científico loco esta vez.

Detiene el coche y las luces se apagan habiéndose estacionado en un aparcamiento pequeño detrás de los laboratorios.

—¿Cómo sabías que iba a estar aquí?

—No lo sabía. Lo sé. Cuando mostraron a los prisioneros... se olvidaron de quitar un cartel de Nikola Tesla que se encuentra en la sexta puerta a la derecha. Nos dieron un recorrido a todos los nuevos empleados. Llevaba conmigo una cámara escondida para que el joven Ryuga pudiese tener registrado todo el lugar. Él también sabe dónde está ahora mismo. Podría haber escapado por sí mismo ya hace un tiempo, pero está esperando nuestros refuerzos para poder liberar a los otros.

¿Sabe? Él no le tiene miedo a morir. Pero odia a quienes se atreven a dirigir un arma contra otros. ¿Lista?

Miras tu reloj nuevamente.

39 minutos y 58 segundos restantes.

—Entremos.

|Death Note| Relación Indefinida (L y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora