|Death Note| Relación Indefinida (L y Tú)

Cap. 8 Secuestro.

La maestra Vera entra por la puerta.

Ya es la hora de su clase.

-Vamos. -te dice, jalándote del brazo hacia abajo de la mesa. No viste en qué momento se había metido ahí.

Bajas con él, solo para decirle:

-No es necesario. No es el señor Steele, la maestra Vera es muy buena.

Se sonroja.

-Lo olvidé por un momento.

-¿Cómo puedes tú olvidar algo tan simple?

Te mira y en seguida aparta sus ojos para mirar al suelo, un poco más sonrojado.

-Existen veces en que no estoy concentrado en todo eso.

-¿Entonces... en qué te pierdes?

Voltea su rostro, que ha pasado de un tono casi blanco a un tono rojizo intenso.

-En...nada...

Lo miras por un momento.

-Ryuga... -pero no sabes qué decir.

Entonces te vuelves a sentar. Y él sale por debajo de la mesa.

-Muy bien Ryuga, casi no llamas la atención.

-Hideki Ryuga puede darse en lujo de ser insólito de vez en cuando. Vamos -dice, jalándote del brazo.

Van caminando hacia la clase cuando comenta:

-¿En verdad no crees que pueda ser Vera?

Niegas con la cabeza.

-Vaya... yo la tenía como una sospechosa, a ella y a alguien más.

-¿A quién?

Pero han llegado a la clase. No podrá contestar a tu cuestión, sino hasta que las clases acaben.

Entonces te suelta de la mano, y hasta entonces te das cuenta de que habían ido tomados de la mano hasta la clase.

Se sientan en sus lugares respectivos.

De vez en vez, sientes que te mira. Pero cuando volteas él está mirando hacia la clase.

"¿Ojos rápidos?"

***

*Otfoarfa lafa ofosefe edfe efejasfanemfe odfonamfa etfe.

Veamos si aún lo recuerdas.*

[-Nunca podemos hablar bien por las noches. -te quejabas.

Habían encontrado un pequeño hueco que conectaba tu habitación con la de él. Sin embargo, no se escuchaban bien.

-Se me ocurre algo.

-¿Qué?

-¡Tinta invisible! Pasaremos notas por el huequito escritas con tinta invisible.

-Watari ya sabe de la tinta invisible.

-Entonces, inventemos una clave.

-¿Cómo escribir con el "idioma de las efes"?

-O al revés....

-O... ¡combinadas! -dijeron los dos.

El pobre Watari no podía evitar que se develaran. Pero ahora ya nisiquiera podía saber en qué consistían sus pláticas cuando se encontraba con que se habían esforzado tanto en seguir hablando en las noches.

Porque cada noche, sabías que había alguien ahí, en la obscuridad, con quien podías hablar. Alguien que siempre te estaba cuidando. Aún cuando no lo podías ver.

"Es como un ángel guardián..." -pensabas.]

Observas la nota nuevamente.

"De acuerdo, primero quitaré las efes y sus respectivas vocales, diría... "

Rayas el papel un poco, quedando el texto:

*Otar la ose ed ejasnem odnam et.*

Ahora solo debes de leer al revés.

Miras la espalda encorbada de L a la distancia.

Sería tan fácil preguntar: ¿qué pasó contigo ese día...? Sin embargo, no sabes si quieres obtener respuesta o no.

"Tarde o temprano, lo sabré... seguramente..."

***

Tu móvil. L.

*Así que lo recordaste... ya sabía yo que mi (T N) lo iba a recordar...

Sentís el calor subir a tus mejillas. Continúas leyendo:

Bueno, me enteré de algo, ¿quieres venir? ¿o vamos a algún lugar sin gente?*

Tecleas. Segundos después, enviado.

Te miras en el espejo y arreglas tu cabello. Un poco de labial.

Abres la puerta para ir con L. Al abrirla te topas con James.

-James, andate.

-Por favor... ¿en serio lo prefieres a él que a mí? -te dice a como puede.

En otro tiempo lo hubiera ayudado su cara bonita. Pero ahora es más que claro quién es en realidad. Sin eso, no es nada.

-Sí -contestas -. Ahora andate por favor.

Y con ello se va cojeando. Esperas hasta que se ha alejado lo suficiente y caminas hasta el dormitorio de Lawliet.

Tocas, sin respuesta. Pasas. Poca luz.

Una tela en tu boca. Después un olor fuerte a cloroformo, y todo oscurece más.

¿***?

No sabes cuánto tiempo pasaste así. Te despiertas medio inconsciente. Parpadeas un par de veces. Todo a tu alrededor es terriblemente oscuro. Arcano.

Intentas moverte, no lo logras. Estás atrapada.

Una voz, profunda:

-Díganos... -te arranca fuertemente una cinta de la boca. -¿Quién es L?

-¿Decís que lo conozco?

-No se haga la tonta. Sabemos que usted sabe quién es L.

-No lo sé.

-Entonces... ¿decí que usted prefiere guardar silencio, y tener una muerte lenta y dolorosa, producción de las más horribles pesadillas jamás soñadas por el hombre... en lugar de decirnos quién es L?

Sentís el temor recorriendo cada milímetro de tu ser. Dudas.

"Pero, revelar a L... ¿quién me asegura que me dejarán libre por ello...? Además, no soy una traidora."

-Me parece que alguien va a nadar con lo peces hoy...

La silla a la que estás atada se inclina. Sientes los pies húmedos. Descalzos.

-Una última oportunidad... ¿Quién es... L?