CAPÍTULO 2: JACKSONVILLE

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Capitulo 2: Jacksonville

Pov Edward

Sumido en todos estos pensamientos, llegamos a la cafetería. Después de localizar una mesa vacía intente sentar a mi hija en una silla, pero observé con alegría que Gabriela no quería abandonar mis brazos, así que fui yo el que se sentó con ella en mi regazo.

—¿Qué queréis tomar? –pregunto Emmet a los tres críos que de pronto se miraron entre ellos.

—Helado –contestó mi hija muy segura mirándole directamente a la cara como retándole a que dijera algo en contra... ¡Cómo me recordaba a Bella!

—Señorita Gabriela —la reprendió Emmet mirándola muy serio—,no olvides que soy el padre de estos dos figuras, marido de Rose y hermano de tu madre, así que fingiré que no he oído nada y lo preguntaré otra vez. ¿Qué queréis tomar?

—¿Cacao y un bollo pequeñito? –preguntó Tony poniendo su famosa carita de inocencia. Los otros dos asintieron con la cabeza.

—Eso está mejor –contestó Emmet poniéndose de pie para dirigirse a la barra —. ¿Tú qué quieres Edward? —me preguntó.

—Un café y lo que te parezca a ti bien para comer.

—¿Entonces eres mi papá de verdad? –me preguntó mi hija mirándome a los ojos, una vez que Emmett se había alejado—. ¿Tu apellido es Massen?

—Sí Gabriela, soy tu papá de verdad. Y mi apellido es Massen. ¿Sabes ya leer? –le pregunté sacando mi identificación.

—Sí, ya se leer muy bien —contestó orgullosa cogiendo el carnet con la mano y mirándolo con detenimiento. Por lo bajo empezó a recitar sílaba por sílaba mi apellido; cuando se dio por satisfecha me lo devolvió.

—¿Entonces esos señores malos te han dejado por fin venir a verme? – preguntó otra vez, dejándome totalmente desconcertado ¿Qué le habría dicho Bella?, pero ella misma me aclaró el asunto.

—Es que mamá me ha contado que no podías venir, porque tienes el mismo trabajo que el tío Jacob. Pero que donde vives sólo estáis tú, el abuelo y el tío Emmet. Y vosotros os quedáis allí para que el abuelo pueda venir a verme. Yo muchas veces digo que alguna vez el abuelito se podía quedar y dejarte venir a ti, pero mamá dice que el abuelito es mayor y que no puede perseguir a los malos como tú y que por eso te tienes que quedar —yo la escuchaba maravillado pero sintiendo como mi corazón se oprimía al ver como Bella la había ayudado y guiado para poder vivir lo mejor posible esta desgraciada situación.

—Bueno, pues mamá tiene razón, pero yo tenía muchas ganas de verte y como la abuela se ha caído, unos amigos míos me han hecho el favor y he podido venir –le contesté con los ojos cristalinos y conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir. En esto llegó Rose.

—Veo que te ha llamado —dije mirándola con tristeza.

— Y que esperas Edward, llevas cinco años sin verlas y después de lo que le dijiste...

—Ya lo sé Rose ya lo sé –Le dije notando como las primeras lágrimas caían ya por mi mejilla —.La verdad, he encontrado más de lo que esperaba –le respondí mirando a mi hija —. Por cierto Rose ¿Cómo es que la niña sabe tan bien quién soy yo? –Le pregunté en un tono más bajo para que los críos no me oyeran, aprovechando que los tres estaban jugando con unos cochecitos que Peter siempre llevaba en el bolsillo.

—Al principio era muy pequeña —comenzó a explicarme Rose en el mismo tono de voz—, pero cuando se fue haciendo un poco más mayor observó, que a los otros niños les iban a buscar su padre y su madre a la salida del colegio y empezó a preguntar. Entonces Bella le habló de ti e inventó la historia de los señores malos. Le dijo que si no estabas aquí con ella, era porque no podías, pero que la querías mucho, que eso no lo dudase. La niña tiene en su habitación aquella foto tuya que Bella te sacó vestido de policía metida en un marco, por eso te ha reconocido.

RECUPERANDO TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora