CAPÍTULO 36: ALICE E ISABELLA

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Capítulo 36: Alice e Isabella.

Pov Edward

Los días al lado de mi Bella, mi hija y el resto de mi familia, iban pasando en completa armonía. Yo era feliz, viéndolas felices a ellas, solo eso me bastaba.

Una noche nos encontrábamos en la cocina preparando la cena cuando el timbre sonó. No nos sorprendió encontrarnos a Jacob pues venía muchas veces a invitarse a cenar cuando Nessie tenía guardia, pero lo que si nos sorprendió fue ver a Kate. Los dos tenían una cara muy seria, eso no presagiaba nada bueno. Les hicimos pasar al salón y después de mandar a Gaby a la Sala de Juegos, como siempre, les miramos para que nos dijesen que pasaba.

—Bueno pues veníamos a deciros –empezó Kate a contarnos– que ayer por la mañana encontraron a Tanya muerta en su celda, se cree que de una paliza ya que se había enfrentado verbalmente el día anterior por la mañana a una interna que, al igual que ella era de alto riesgo. Tienen que hacerle la autopsia para confirmarlo. Yo he venido en calidad de abogado de la acusación para verificar la muerte.

Ante esa información Bella y yo nos quedamos quietos, sin nada que decir, fríos diría yo, impasibles, no íbamos a ponernos a saltar ni a gritar de júbilo pues no creo que nunca se deba celebrar la muerte de nadie, pero no podíamos evitar sentir alivio, al menos yo. Tenía el temor, y a veces soñaba con ello, de que algún día podía escapar de aquel sanatorio mental donde estaba y venir de nuevo contra nosotros. Pero intentaba tranquilizarme diciéndome a mí mismo que sería muy difícil. Conocía por desgracia, a la perfección ese hospital. Las medidas de seguridad eran máximas pues había enfermos mentales muy peligrosos por eso no entendía muy bien como una presa había conseguido llegar hasta otra y matarla de una paliza, pero supongo que hecha la ley, hecha también la trampa.

—¿Y que es de Athenodora y Renata? –preguntó mi Bella. Sabía de sobra que tenía con ellas el mismo temor que yo con Tanya, a pesar de que procurábamos no hablar del tema.

—No te preocupes Bella –dijo Jacob—, esas no os volverán a molestar. La mayor parte de su dinero se lo ha quedado el estado para saldar las deudas que tenían contraídas. Están arruinadas, no tienen recursos ni medios para arremeter contra vosotros, no pueden recibir visitas por lo que no pueden mandar a nadie y en caso de que las recibieran no tienen el dinero para pagar.

—¿Qué ha sido de Carmen?, ¿sabéis algo? –pregunté

—Ya sabes que le dio un poder a Garrett para administrar los pocos bienes que le quedaban, así que tengo constancia de que está junto a Eleazar pasando su luna de miel en las cálidas playas de Acapulco, donde se casaron hace así como dos semanas. Ahora que nadie los persigue tienen pensado regresar para que su ya marido pueda volver a retomar el mando de la empresa junto a su hija Corín.

—Pues me alegro mucho por ella –dije sinceramente–. Pudo habernos negado en su momento las escrituras de la propiedad de Emmett y no lo hizo.

—¿Y Garrett?, ¿cómo no ha venido contigo?

—Ufff, no menciones al diablo por favor –respondió con sorna a una confundida Bella–. Tranquila amiga no nos pasa nada, solo que se está preparando las oposiciones para Fiscal general del Estado y está de un gruñón...

—Vaya, así que por fin decidió dejar la práctica privada.

—Ya sabes que siempre le gustó estar del lado de la acusación, claro cuando está es legítima y el culpable es verdaderamente culpable, aun cuando todavía no lo haya demostrado.

RECUPERANDO TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora