CAPÍTULO 3: JACKSONVILLE, SEGUNDA PARTE

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Capitulo 3: Jacksonville, segunda parte

Mientras seguía dándole vueltas en mi cabeza a la posibilidad de hablar con ella y contarle la verdad, una enfermera se acercó a Bella para avisarle que a mi madre ya la habían trasladado.

—Gracias Vanessa –agradeció Bella a la enfermera con su habitual simpatía—. Bueno, ¿hemos terminado todos...? –preguntó dirigiéndose a los niños.

—Sí—, contestaron los tres a la vez.

¡Bravo!, pensé para mi, ahora no sólo teníamos dos hablando a la vez, ahora teníamos un terceto.

—Estupendo pues nos vamos a ir a ver a la abuela. Os dejaré estar allí un ratito con ella y luego os iréis a la guardería del centro —les ordenó Bella mirándolos seriamente.

—No –dijo mi niña muy convencida.

—¿Cómo que no? —preguntó Bella totalmente confundida y mirando a la niña con ojos desafiantes.

—Verás mami, es que... te queríamos pedir permiso para que mi papá me lleve a presentarlo a mis amigos en vez de ir a la guardería —le pidió mi hija con ojos suplicantes...

—Claro si... tú estás de acuerdo Bella —me apresuré a aclarar –, veras yo no quiero que tu...

—Está bien, Edward, es tu hija, no sé qué diablos está pasando aquí, ni qué es lo que me he perdido —dijo mirándome confundida —, pero no puedo negarte el derecho a estar con tu hija. Sólo ten en cuenta que es muy traviesa y que te la hace por donde puede, sin pensar y sobre todo no avisa —aunque me dolió el tono frío que usó, me enterneció que me avisara de lo diablillo que era mi hija y sobretodo, que me concediera ese derecho que sin duda había perdido cuando las dejé...

—Ya le puse al corriente, Bella —dijo Rose divertida.

—Pues entonces sin problema –concedió no muy convencida — ¿Vamos a ver a mama? —nos preguntó a todos.

—Voy con vosotros —dijo Carlisle, abriendo el camino junto a Bella mientras los dos comentaban sobre los resultados de esas pruebas que le había entregado a ella. El resto sólo los seguíamos mientras yo me maravillaba al verla en su medio, tan profesional, tan segura... y tristemente, tan lejana...

Llegamos a la habitación. Gabriela, se bajó enseguida de mis brazos a los que se había vuelto a subir y junto a sus primos se dirigió a su abuela.

—¿Te duele mucho abu? —preguntaron los tres niños a la vez, y vuelta con el terceto.

—¿No, no mucho? Venid aquí y dadme un beso —les contestó ella tan cariñosa como siempre.

—Cuidado a ver como subís a la cama. ¿Qué tal mamá? —preguntó Bella, poniéndose en modo profesional y revisando los tubos y aparatos que mi madre tenía enganchados. ¡Qué preciosa y maravillosa era! y ¡qué bien olía!, cuando pasó por mi lado su fragancia me embriagó. Hacia tanto tiempo que no la olía... Y claro, como por arte de magia, mi cuerpo dormido y muerto hace cinco años, despertó de nuevo a la vida de la misma manera que lo había hecho cuando nos reencontramos en el pasillo.

—Me duele mucho —se quejó mi madre de modo un poco teatral.

–Bueno es lógico pero ya te han puesto un calmante. Tienes que aguantar un poco hasta que te haga efecto mamá.

—¿Cómo está la abuela más joven y guapa de todo el hospital?— preguntó Carlisle que, detrás de Bella, estaba leyendo el informe que había colgado de la cama.

RECUPERANDO TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora