Capítulo 6: Niñero

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Naruto Uzumaki

Ver a Sasuke sonreír era escalofriante, también era raro... pero sobre todo escalofriante. Cuando una persona así de seria como era él sonreía... eso no podía significar nada buena y asustaba. Yo que estaba allí presente viéndole me asusté mucho. Claro que luego él se defendió enseguida diciendo que no había sonreído, algo típico de la gente como Sasuke.

Seguía pensando que ese chico debía de haber sido engendrado por una máquina, no había conocido a alguien tan soso y aburrido como él. Sólo pensaba en trabajo y empezaba a entender el motivo por el que no tenía novia. Era imposible que alguien pudiera llegar a sentir algo por un tipo como Sasuke, no tenía vida social, sólo trabajo y más trabajo, era un muermo de persona, un aburrimiento, nadie querría esa clase de vida para sí mismo.

- Oye Sasuke – le dije antes de que se marchase de la cocina mientras me sentaba en la encimera - ¿Dónde estaba Kiba? No le he visto en la mesa.

- ¿Kiba? ¿Por qué tendría que estar en la cena?

- Es tu primo, ¿No? El chiquillo ese de seis años.

- Cinco – me corrigió – y no, te has confundido, él no es mi primo.

- Yo creí...

- Creíste mal. Mis primos son Temari, Kankuro y Gaara.

- ¿Entonces quién es Kiba? – pregunté.

- El hijo del chófer de mi padre.

- ¿Tenéis chófer? – pregunté sorprendido – claro... como no... debí suponerlo por la casa, la comida, las ropas elegantes...

- Sí, tenemos chófer – dijo Sasuke algo borde.

- ¿Qué hacéis aquí? – nos preguntó Mikoto – venga vamos, salgamos a terminar el postre.

Mikoto sonreía con una gran dulzura y nos invitó a pasar de nuevo al comedor. Bajé de la encimera y salí de allí siendo seguido por Sasuke. No mencionó ni una palabra y sé que estaba enfadado conmigo por algo, no sabía el motivo.

- ¿Se puede saber qué te pasa? – le pregunté girándome hacia él y susurrando para que no nos escuchasen.

- Nada – me dijo.

- Ya... pues disimulas fatal – le dije marchándome al comedor y sentándome en mi sitio, eso sí... me aseguré que no hubiera más cojines de pedorretas en el asiento.

Tras la cena, Gaara se empeñó en que fuera Sasuke quien le acompañase a la habitación y le diera las buenas noches. Yo no quise decir nada, sabía que era mayorcito para dejarse arropar pero también está seguro que era un truco de Gaara para hablar con él, seguramente le preguntaría por qué me había traído a mí.

Me daba la sensación de que esos chicos necesitaban mano dura o a un padre. No había visto ni conocido a su padre y eso era extraño. Yo si hubiera tenido hijos habría dado lo que fuera por estar con mi mujer y nuestros hijos, pero este hombre no parecía estar de acuerdo con lo que yo haría, prefería no estar por aquí y no lo entendía. Quizá era yo quien estaba equivocado, al fin y al cabo me había criado solo.

Cuando Sasuke se marchó a la habitación de Gaara vi como Temari cogía el teléfono de la sala de estar y se lo llevaba. Creo que escondía algo porque trató que nadie la viera llevarse el teléfono inalámbrico. Sonreí pero no dije nada, me quedé callado hasta que vi como Fugaku se marchaba al despacho por un tema empresarial en el que estaba inmerso. Mikoto se acercó a mí con una sonrisa y me ofreció un té en la cocina, así que yo le sonreí y la acompañé.

El Sendero de la Vida (Naruto. Sasu-Naru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora