Capítulo 9: Cumpleaños

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Naruto Uzumaki

El móvil sonó demasiado pronto, ni siquiera sabía qué hora era pero ahí estaba el pesado de Sasuke llamando. Vi su nombre en la pantalla y traté de hacer caso omiso, pero al final no pude más y tras tanta insistencia decidí descolgar.

- ¿Qué quieres a estas horas? – le pregunté.

- Necesito que vengas a mi casa de inmediato.

- Sasuke... son las ocho de la mañana, déjate de tonterías y duérmete – le dije tratando de colgarle pero volví a escuchar su voz más enfadado.

- Ni se te ocurra colgarme o hago que te despida mi familia. Escúchame bien. Levanta el trasero de la cama, ve a comprar algo de desayunar y te veo en mi casa en diez minutos.

- Estás loco.

- Puede pero mi madre está aquí, así que empieza a correr.

- ¿Tú madre? ¿Y qué narices hace ahí?

- Desayunar con nosotros.

- Entonces... ¿Para qué voy a llevar yo el desayuno?

- Porque les he dicho que habías ido a buscarlo, necesitaba excusarte para que no estuvieras aquí. Venga, te pagaré lo que traigas pero date prisa y ven.

Me colgó de golpe el muy idiota pero yo tenía un problema, se suponía que vivíamos juntos así que me levanté como alma que lleva el diablo y me vestí saliendo corriendo a la calle a comprar algunos bollos en la primera pastelería que encontré. Esperaba que Sasuke distrajera a su madre todo lo posible para darme tiempo a mí.

Compré los bollos y salí corriendo a llamar a un taxi. El primero no paró, de hecho hasta me pitó para que me apartase y el segundo me ignoró, así que cuando vi el tercero me metí en medio de la carretera obligándole a frenar. Me dijo de todo pero yo me subí corriendo diciéndole que me llevase a la dirección que Sasuke me había mandado ahora mismo en un mensaje de texto.

Le pagué y bajé corriendo hacia el edificio. Por suerte una mujer salía en ese momento de la puerta con un carrito de bebé y le sostuve la puerta en cuanto la abrió. Me agradeció con una sonrisa que le sostuviera la puerta, le ayudé a subir el carro los primeros peldaños hasta el ascensor y subí con ella hasta el piso número veinte donde vivía Sasuke, en un ático. Desde luego tenía dinero. La mujer se quedó unos pisos más abajo.

Cuando llegué a la puerta dudé si tocar al timbre, se suponía que debía tener mi propio juego de llaves si vivía realmente con él, pero yo no tenía nada. Toqué el timbre, algo se me ocurriría y cuando Sasuke abrió me cogió de la muñeca metiéndome con rapidez dentro de su casa.

- Naru – escuché que alguien gritaba y se tiraba agarrándose a mis piernas con una sonrisa.

- Buenos días Kiba – le dije sonriendo – no sabía que veníais a desayunar, si lo hubiera sabido habría comprado algo más – les comenté fingiendo y Sasuke se calmó.

- No te preocupes, nosotros hemos comprado algo de camino – dijo Mikoto con alegría – desayunemos. Por cierto... ¿Y tus llaves? – me preguntó y cuando fui a responder, Sasuke se adelantó.

- Se las ha olvidado, anoche estaba tan cansado y él es siempre tan despistado – me dijo intentando disimular y yo sonreí rascándome la cabeza.

- Soy un desastre para recordar donde dejo las llaves, menos mal que tengo a Sasuke siempre pendiente – le dije a Mikoto cogiendo las llaves que Sasuke me lanzó.

Desayunamos allí juntos y entonces escuché a Mikoto hablar con Sasuke de que tenía que pasarse por casa urgentemente y es que hoy era el cumpleaños de Gaara pero había hablado Mikoto con el padre y no iba a venir. A mí aquello me dio lástima, yo nunca había tenido padres y no podía culparles, habían fallecido, pero no entendía cómo estando vivo no iba a ir a la celebración, cómo podía pasar de su hijo tan y como lo hacía.

El Sendero de la Vida (Naruto. Sasu-Naru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora