Capítulo 12: Casa infernal

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Naruto Uzumaki

¿Sasuke me había besado? Eso sí que no me lo esperaba pero cuando me explicó que había creído ver a su madre todo tuvo sentido para mí. Quizá estaba un poco sorprendido y decepcionado, esperaba que me besase voluntariamente pero claro... eso jamás pasaría, esto sólo era un trato, un acuerdo y nada más. Debería conformarme con sus besos falsos y programados.

Entramos en casa y ayudé a Mikoto a preparar el pastel de manzana, además de que quería preparar una tarta para llevarla a la casa de su madre, claro que aquí sólo miramos las recetas, ya la prepararíamos cuando llegásemos a Alaska. Yo seguía sin terminar de creerme que nos íbamos a Alaska ¿Quién me mandaría a mí tener que ir allí? Por lo que sabía de Alaska era un lugar lleno de hielo, nieve y muy frío, yo adoraba el calor, el frío aquí era Sasuke.

Cuando volvíamos hacia casa estaba preocupado pero no quise decir nada. Aparqué la moto fuera del edificio de Sasuke y esperé a que él llegase en su coche. Me sorprendió cuando le vi detenerse a mi lado en vez de guardar el vehículo en la cochera.

- Sube – me dijo.

- ¿Dónde vamos?

- A tú casa, tendrás que hacer la maleta para el viaje, supongo. No te has traído nada a mi casa.

- Ya bueno... lo justo y necesario.

- Venga, te acercaré y me esperaré hasta que hagas la maleta.

Subí al coche con él y miré por la ventanilla prácticamente todo el camino, no me atrevía a mirarle por miedo a que viera mi sonrojo y es que seguía recordando su beso. Me estaba gustando este chico y eso era un gran problema. Ni siquiera entendía cómo podía gustarme, él era completamente diferente a mí, no salía de fiesta, era serio y antipático, yo era todo lo contrario ¿Por qué me atraía entonces? ¿Por qué no podía dejar de mirar sus labios y apartar mi mirada en cuanto él se giraba hacia mí?

- ¿Por qué me miras tanto? – me preguntó.

- Por nada.

- Es algo ¿Qué es?

- Me preguntaba si le caeré bien a tu abuela.

- Seguro que sí – me dijo tratando de calmarle – ya les caes bien a toda mi familia.

- Menos a tus primos – le indiqué mirando por la ventana.

- Son complicados. No confían en la gente Naruto, hasta su padre les traicionó y no viene a verlos, creen que la gente se marcha al final y que no merece la pena intentar llevarse bien con ellos.

- Entiendo su posición, pero ya no sé qué hacer para intentar al menos tener cierta convivencia pacífica.

- Tranquilo, le das demasiadas vueltas a todo, ya verás cómo esos chicos al final te cogerán cariño.

- Empiezo a dudarlo – le dije viendo como aparcaba el coche.

Subimos a mi piso y abrí la puerta teniendo que pegarle con el hombro puesto que siempre se atrancaba. Era un piso que se caía a pedazos, de hecho al abrir la puerta de golpe y entrar al pasillo, un trozo de yeso del techo se cayó a mis pies provocando que Sasuke alucinase y cogiera miedo.

- Vamos a morir – me dijo de golpe.

- No es cierto, no está tan mal.

- Se ha caído un trozo del techo – me dijo.

- Un trozo de yeso, sigo teniendo techo – le especifiqué.

- Madre de Dios... vale acabemos rápido y marchémonos a mi piso, al menos no se cae a pedazos.

El Sendero de la Vida (Naruto. Sasu-Naru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora