Sasuke Uchiha
No esperé que Naruto se hiciera pasar por un hombre interesado en mí frente a todos aquellos chicos. Yo nunca había sabido relacionarme con la gente de mi edad, supongo que me gustaban los libros, estudiar y sobre todo... que me felicitasen cuando hacía las cosas bien ¿A quién no le gustaba eso? Pero claro... ser el mejor en la clase tenía un alto precio que pagar, nadie quería ser mi amigo, tan sólo se metían conmigo, era más fácil.
Nunca tuve amigos, no llevé a nadie a casa, las chicas con las que salía supongo que eran como yo y ahora tenía frente a mí a Naruto Uzumaki, este chico rubio que no se parecía en nada a la gente que había conocido en todos estos años. No era aburrido como yo, se ganaba el cariño de la gente y ayudaba a los demás sin importar el motivo. Me había enamorado de él o eso pensaba. Quizá me confundía al haber estado tanto tiempo lejos de mi novia. A veces pensaba que si mi chica estuviera aquí quizá no me hubiera fijado en Naruto o quizá sí... quien sabía. Lo que estaba claro es que no podía estar solo.
Tenía que hablar con ella de todo esto, de lo que me pasaba con Naruto, de lo que estaba sintiendo por él así que al regresar a casa me encerré en el despacho de mi abuelo y traté de llamarla. Su teléfono estaba apagado y eso significaba que estaría volando. No habría forma de contactar con ella hasta que aterrizase su avión.
Salí del despacho encontrándome a Naruto mirando un cuadro de mi bisabuelo que estaba allí colgado en el pasillo. Naruto siempre tenía esa mirada perdida y triste cuando miraba retratos familiares, supongo que porque él era huérfano. Le llamé y fingió sonreír. Antes no me enteraba cuando sonreía de verdad y cuando la fingía, ahora tras unos días juntos veinticuatro horas... empezaba a descubrirlas, le estaba conociendo cada vez mejor y me gustaba lo que descubría.
- Naruto... ¿Estás bien? – le pregunté.
- Sí – me dijo sonriendo – claro que sí.
- ¿Quieres un vaso de leche antes de dormir?
- No lo sé – me comentó extrañado.
- Venga, así me haces compañía un rato – le dije sonriendo intentando calmarle.
- Está bien.
Fuimos a la cocina y empezaba a entender que lo que sentía por este chico podía ser muy real, me estaba cuestionando toda mi sexualidad desde que le había conocido y si eso era cierto iba a tener que romper con mi novia. No estaba bien hacerles esto a ninguno de los dos, tenía que ser claro. Jamás esperé llegar tan lejos con Naruto, no imaginaba que me enamoraría de él, eso no entraba en mis planes. Nada debía haber cambiado pero todo lo había hecho.
Nos sentamos en una silla frente a la encimera con los vasos una vez hechos y nos los tomamos en silencio. Yo sabía que le ocurría algo a Naruto, siempre colocaba esa cara de preocupación y melancolía cuando veía retratos familiares.
- ¿No tienes ninguna foto Naruto? – le pregunté.
- ¿De mi familia? No, no tengo – me dijo.
- Eso es raro y triste, todo el mundo debería tener una al menos.
- Tenía una hace ya algún tiempo.
- ¿Qué pasó?
- La perdí. Lo sé, soy un desastre – me dijo entristecido – supongo que ya da igual, no volveré a tenerla.
- ¿Cuándo la perdiste?
- Hace un mes quizá, más o menos para cuando empecé a trabajar en el bar del que me han despedido. Siempre la llevaba conmigo, me gustaba ver a mis padres cogiéndome en brazos – sonrió al decirlo – ahora sólo me queda tratar de no olvidar sus rostros. Ni siquiera sé quienes fueron o qué hicieron en la vida, me habría gustado conocerles un poco más.
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El Sendero de la Vida (Naruto. Sasu-Naru)
FanfictionNaruto es un chico huérfano que al cumplir los dieciocho años empieza a trabajar de camarero para uno de los mejores restaurantes de Tokyo intentando reunir dinero para encontrar a su hermano Deidara que fue llevado a Alemania para saldar una deuda...