Capítulo 7: Trabajo con bromas

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Naruto Uzumaki

El despertador sonó a las cinco de la mañana y aunque con sueño, me metí en la ducha gritando cuando salió el agua fría. Debía estar acostumbrado ya a que me pasaran este tipo de cosas, siempre venía medio dormido a la ducha y no me acordaba de esperar a que el agua caliente se encendiera ¡Era todo un caso perdido!

Aparté la ducha de mi cuerpo hasta que empezó a salir caliente y me metí bajo el grifo. Me lavé entero y salí secándome con la pequeña toalla. Me vestí con los primeros vaqueros que encontré en el armario y con una camiseta corta. Miré la bolsa con las bromas que había comprado y sonreí, esos chiquillos se iban a enterar de que había nuevo niñero en esa casa y a mí no era tan fácil sacarme de un trabajo. Yo no renunciaría.

Cogí la chaqueta de la moto colocándomela y busqué con la mirada dónde había dejado el casco y las llaves. Bajé ya preparado poniéndome el casco una vez llegué a la moto y me subí a ella mientras subía bien la cremallera de la chaqueta y me colocaba los guantes. Arranqué la moto y conduje hasta la casa de la familia Uchiha. El guardia al verme me comentó que me esperaban y me abrió la puerta a la gran mansión. Dejé la moto aparcada en un lateral donde no estorbase a los coches que pudieran entrar y toqué el timbre. Me abrió la puerta una de las muchachas de la limpieza y me indicó que todos se habían marchado ya a trabajar pero los niños aún dormían.

Me fui a la cocina y ayudé a la cocinera a preparar los desayunos. Ella me comentó lo que solía tomar cada uno de ellos. Gaara que era el más pequeño de los primos solía comer cereales con la leche, Kankuro era más de tostadas y Temari se comía unas tortitas de maíz. Pregunté por el pequeño Kiba, el hijo del chófer y me comentaron que no solía desayunar con la familia Uchiha, sino con sus padres. Supuse que vendría más tarde para que le acercásemos al colegio.

Preparé todo, incluidas las bromas y cuando bajaron a desayunar los dos chicos, me miraron y resoplaron mostrando su disgusto de verme allí, a mí me dio igual y me senté a desayunar con ellos.

- ¿Y vuestra hermana? – pregunté.

- En el baño – dijo Kankuro de mala forma – siempre se encierra allí por las mañanas.

- Pierde el tiempo maquillándose y recogiéndose el pelo, ni siquiera sé para qué lo hace – exclamó con disgusto cuando cogió la caja de cereales.

No me parecía nada raro que las mujeres perdieran más tiempo en el baño, supongo que le gustaría ir arreglada a la universidad, este era además su primer año y aunque yo había venido de niñero cuando ya llevaban medio curso, supuse que le gustaba maquillarse o lo hacía por algo en concreto, ya lo acabaría averiguando. Para eso me pagaban, para que tuviera controlados a sus hijos y además, para asegurarme de que no les ocurría nada extraño, debía informar de las cosas a su madre.

Eran mayores para tener un niñero, pero es que yo no era un niñero como tal, era casi como el guardián de esos chicos, el que vigilaba sus fechorías para luego contarlo a Mikoto, era quien debería encargarse de tratar de evitar que siguieran causando problemas a todo el mundo. Supongo que me habían contratado para que estuviera al pendiente de ellos veinticuatro horas puesto que su padre no se ocupaba y tanto Fugaku como Mikoto trabajaban muchas horas fuera. Yo era el que les hacía compañía.

Miré la caja de cereales y es que una de mis bromas estaba allí metida. Gaara me miraba mal, supongo que pensaba que trataba de quitarle a su adorado primo cuando estaba muy lejos de la realidad, su primo jamás se fijaría en alguien como yo, esto era puro teatro, fingir ser algo que no éramos y en parte me sentía mal engañando a la gente, yo nunca había sido así. Quizá debería decir la verdad y estaba pensando en ello cuando escuché a Gaara.

El Sendero de la Vida (Naruto. Sasu-Naru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora