Capítulo 23: Secretos

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Yahiko

Trabajar para la familia Uchiha era un buen trabajo, llevaba toda la vida aquí y mi mujer había trabajado para ellos en el interior de la casa, fue una de las mejores amigas de Mikoto pero tras su fallecimiento... todo había cambiado en esta casa. Siempre habíamos sido una familia sonriente, muy alegre y que disfrutaba con las pequeñas cosas, ahora en mi vida sólo había dos cosas que realmente eran importantes para mí, mi hijo Kiba y este trabajo para mantenernos.

A mi hijo le encantaba ir a jugar a la casa Uchiha y muchas veces le había dicho que no podía hacerlo, ellos eran nuestros jefes, no nuestros amigos, pero a él le daba igual y Mikoto era tan buena que lo trataba como a su propio hijo, al final se pasaba los días enteros allí y venía a comer y a dormir por casa. Hasta se lo habían llevado a Alaska a ver a la abuela. Sé que era una buena oportunidad para mi hijo y que eran sus amigos pero a veces me sabía mal por si molestaba.

Aquella mañana tuve que llevar a Fugaku hasta el aeropuerto, se iba a una importante reunión fuera del país y no volvería hasta dentro de unos días. Él siempre solía preguntarme si todo iba bien y yo como siempre... sonreía y le decía que sí. Fugaku últimamente parecía más feliz que de costumbre, quizá era por la pareja que había traído su hijo menor y es que aunque yo aún no había podido conocerla, hablaban bien de él. Yo sonreía cuando me contaba lo agradable y educado que era ese chico, la vitalidad que tenía y como estaba cambiando a su frío hijo por uno completamente diferente, por un Sasuke sonriente y lleno de vitalidad, que quería hacer mejor las cosas, que quería cambiar. Eso me llenaba a mí también de alegría y es que mi hijo también solía contarme lo bien que se lo pasaba con ese chico de nombre Naruto.

- Parece que ha sido como un rayo de luz para la familia – le comenté sonriendo.

- Lo ha sido, es como una brisa refrescante que te enseña que el trabajo no es lo más importante, es un chico responsable pero sabe disfrutar de la vida, es todo lo que le faltaba a mi hijo y aunque le ha costado aprender esta lección, creo que nunca es tarde para cambiar la visión que tiene del mundo. ¿Has visto a Naruto?

- La verdad es que muy poco – le dije – alguna vez cuando hemos ido a recoger a los niños pero como siempre va atrás enfrascado en su trabajo apenas hemos podido intercambiar alguna palabra. De todas formas parece un chico muy interesante.

- Lo es, es un chico muy especial. Espero que mi hijo no la fastidie como suele ocurrirle con sus relaciones.

- No creo que deje escapar a alguien como él – le intenté calmar con mi sonrisa y mis palabras.

- Eso espero – me dijo Fugaku antes de bajar del vehículo – nos vemos en unos días, Pain.

Quería volver a casa lo antes posible ya que hoy tenía la tarde libre. Kiba no tardaría en llegar y aunque quería pasar tiempo con él, también deseaba darle una sorpresa ya que mañana iba a ser su cumpleaños. Mikoto debía estar trabajando así que me acerqué hacia el centro de acogida de animales donde trabajaba con intención de hablar un rato con ella. Yo nunca fui bueno eligiendo regalos y muchas veces me ayudaba Mikoto a pensar qué regalar en estas situaciones. Me recibieron muy cálidamente en cuanto entré y me llevaron hasta Mikoto que estaba dentro del local desparasitando a un nuevo cachorro que le habían traído.

- Buenos días – le sonreí y ella sonrió también viniendo a abrazarme.

- ¿Qué tal Pain? ¿Ya está mi esposo en el aeropuerto?

- Por supuesto.

- ¿Y qué tal llevas los preparativos para mañana? – me preguntó con una sonrisa picarona.

El Sendero de la Vida (Naruto. Sasu-Naru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora