El Internado Rowhamsphire es reconocido por su gran disciplina, resultados académicos y capacidad para corregir conductas irresponsables.
Consta de tres sencillas normas inquebrantables que deberán ser acatadas bajo cualquier circunstancia:
1.- Se...
No tardé en coger algo de confianza con Rosaline. Era martes, y a primera hora de la mañana pude verla en clase. Ella misma vino a disculparse por no poder haber acudido el día anterior, y me prometió que no se separaría de mí en el resto de la semana.
-No te preocupes. Me han contado lo que te sucedió en educación física.
-Ah... ¿sí?- Dijo aturdida, sin saber muy bien qué responder.
-Sí, le pregunté a Jota a ver si sabía si estabas bien, y me dijo que te caíste entrenando. ¿Te encuentras mejor? Yo la verdad es que también soy algo patosa para el deporte- reí un poco, intentando quitarle tensión. A decir verdad, no me creía nada de eso y estaba algo preocupada.
-Ah, sí, muchas gracias.
Rosaline era de media estatura, tenía el pelo liso, rubio y por encima del hombro. Era muy cuqui y agradable. Procedía de Londres y llevaba en el internado desde los 11 años.
El resto de la mañana transcurrió con serenidad. Comencé a tomar apuntes, y pude seguir las clases sin problemas con el idioma. Rosaline me presentó algunas chicas, y algunas otras se acercaron a mi pupitre y se autopresentaron. Agradecí enormemente aquel detalle. Y lo que es más: En toda la mañana tuve que aguantar ninguna tontería, incluyendo a Jota, al cual no vi.
A la hora del descanso salimos al patio a airearnos un poco. Íbamos Rosaline, sus amigas Scarlet y Delila, y yo.
-¿Cómo era todo en España?- Preguntó Scarlet, dándome conversación.
-Bastante diferente. Todo era mucho más informal y ruidoso, y la gente tenía más confianza. Aquí la primera impresión que me dan las personas es un trato muy distante, aunque quizás sea porque esto está plagado de pijos y no he visitado más lugares del país. No sé.
-Aquí hay de todo, en verdad. En su mayoría pijos, claro está, ¿qué te esperas encontrar en el internado más caro del país? Pero si sabes buscar siempre caen- comenzó a explicar Delila-. En tercero hay una chica gótica que mola bastante, la verdad. En nuestro curso una tiene el pelo rosa y hay un chico emo. Y el pelo de Dylan le causa asco a muchas chicas, pero a mí realmente me pone.
-¿Quién es Dylan?
-Es un chico de un curso superior que lleva el pelo lleno de rastas hasta la cintura. Viste siempre muy informal siempre, y todos se piensan que es un drogadicto.
Ah, Dylan. Probablemente me estuviera describiendo a uno de los chicos que vi con Jota el primer día en el skatepark.
-Luego hay una chica cubana que vamos, no sé si será verdad pero se dice que sus padres eran narcotraficantes en Estados Unidos, y bueno, aunque no lo aparente nos da mil vueltas a todas en cuestión de dinero. Aunque solo es un rumor. Tiene un rollazo que te cagas. Y sabe pegar. Con eso lo digo todo- enarcó las cejas.
-Curioso- asentí, sorprendida por lo que me acaba de contar. Era de esperar que hubiera de todo en aquél lugar, como siempre acaba ocurriendo, pero no me esperaba semejante historia de telenovela-. Con lo que sí que me he quedado flipando ha sido con lo que se rayó ayer la profesora con que hubiera ido con un chico. No sabía que hubiera tanto control con la mezcla de sexos.
-La verdad es que de primeras impresiona, pero si lo piensas tiene sentido. Si de por sí esto ya es un puterío, imagínate lo que sería si a los profesores se la sudara que fuéramos todos mezclados. Además, le queda bastante a esta sociedad para avanzar y romper con los estereotipos. Esta década de los 80 es bastante reivindicativa, pero aún nos queda mucho camino por delante- apuntó Scarlet. Era alta, de piel muy pálida y tenía el pelo muy rizado y muy naranja. Hablaba con un tono muy dulce.
-Además de que a los padres nunca les hace gracia que envíen a sus hijas a un internado supuestamenge estricto y que vuelvan con el bombo- añadió Rosaline.
Nos habíamos sentado en círculo a la sombra de un árbol cercano al Ala derecha del Internado mientras comíamos unos sándwiches preparados por las cocineras.
-¿Qué tal tu primer día aquí?- Preguntó Scarlet.
-Bueno, con decir que tuve que soportar a Jota todo el día lo digo todo.
-Con que Jota Chancellor, eh. Elenna Leiva, no sabes la de chicas que habrían matado por estar en tu lugar- comentó Delila sonriendo, claramente alegre y emocionada.
-¿Por?- Pregunté extrañada. ¿Qué clase de persona se pensaban que era ese cretino?
-Bueno, he hablado un par de veces con él y es bastante majo- comentó Rosaline.
-Oh, vamos, míralo: Está buenísimo, tiene pasta y nadie sabe cómo se llama realmente. Para todas las que no se comen ni un rosco es toda una fantasía. Parece ser un tío misterioso, solitario e inalcanzable, porque, claro, no está buscando nada con nadie. Todavía- dijo Delila con gran dramatismo, enarcando una ceja hacia mí.
-¿Qué insinúas con ese "todavía"?
-Nada, nada. Sólo era una broma- se rió - El hecho de que no busque nada lo hace aún más cosa de un sueño, y la verdad es que no tengo ni idea el tipo de chicas que le van, si es que le van, claro está, pero no suele ir con ellas, y tú gastaste un gran rato de tu tiempo con él.
-Es un machista arrogante egocéntrico. Nunca querría nada con alguien como él.
-¿...Seguro?- Alzó las cejas Rosaline, divertida. ¡No me podía creer que tan sólo hubiera pasado un día y ya me estuvieran emparejando!
-¡Seguro!
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