C a p í t u l o 3 8 - La 292

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Nota:

¡La historia ha llegado a los 5k! Muchísimas gracias a todxs los que la leéis, estoy muy emocionada por esto :) Pensaba que tardadía más tiempo en subir tanto.

Aunque a veces tarde en actualizar y sea un poco inestable con las subidas (como en estos últimos días que no he parado de actualizar después de 1 mes sin dar señales de vida...) me encanta escribir este libro. Muchas gracias por el interés en leerla y el apoyo que recibo de algunos. Además, ahora está entrando en una etapa en la que va a haber muuuucha acción y salseo jeje estoy disfrutando especialmente con esta parte 🌚

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-Tío, menuda follada- exclamó Scarlet nada más salir de clase-. Con suerte llegaré al tres.

-¿Son así de estrictos siempre?- pregunté. No me había ido tan mal, pero pensaba que me sentiría muchísimo más satisfecha al salir del examen de matemáticas.

-Buf, prepárate. Esto no ha hecho nada más que empezar.

Esperamos a que salieran Rosaline y Fiona para ir a comer. Aun no nos dirigíamos la palabra, sólo nos dedicábamos a contestarnos con monosílabos cuando era necesario.

A mitad de la comida apareció Delila y se sentó junto a nosotras. Llevaba el pelo recogido en una coleta alta y un pintalabios color naranja butano. Parecía emocionada.

-Hey, chicas, ¿qué tal el examen?

Todas contestaron menos Fiona, quien continuó comiendo como si no hubiera cambiado nada de la situación.

-Oye, para celebrar lo bien que nos ha ido a todos en este primer y emocionante examen del curso- dijo irónicamente- esta noche vamos a hacer una fiesta en la habitación de Aiden, que es de las superiores y es bastante grande. Estáis todas invitadas. Si queréis podéis traer alcohol o pagar quince libras si bebéis del nuestro.

-¿Qué? ¿Una fiesta en la habitación de Aiden?- Fiona se volvió hacia ella mostrando un nuevo interés.

-Sí, cielo.

-¿Desde cuando lleva organizada?- preguntó extrañada.

-Desde... ¿el finde, quizás? ¿Por?

-No sé, es que Dylan es amigo de Aiden y no me había comentado nada.

-Estábamos haciendo la lista de invitados ahora, quizás por eso no te has enterado, querida- sonrió falsamente. Yo no estaba muy metida en el lío, pero por la reacción de Fiona pude ver que aquello le afectó. ¿Problemas con su novio, quizás?

-En fin, os dejo, si os apetece venir su habitación es la 292. Que aproveche chicas.

Y se fue con una sonrisa.






Aiden no me transmitía nada bueno. Lo veía casi todos los días mínimo una vez, ya fuera en la cola, en la cafetería o de camino a clases, y siempre me saludaba con una gran sonrisa. A veces intentaba sacarme conversación. Menos mal que siempre hay algún profesor merodeando por los pasillos dispuesto a separar a una chica y un chico que mantienen una ligera interrelación.

Era guapo, sí. Y un galán, también. Pero los chicos así me aburrían.

Para ser francos, ahora mismo los chicos en general me daban pereza. Pero él mucho más.

Pero era amigo de Jota, y seguro que éste iba a su fiesta. Me había costado un buen tiempo aceptarlo sin entrar en una rabieta conmigo misma, pero tenía ganas de verle. No sabía ni entendía por qué, intentaba buscar todos los motivos buenos que tenía para quererlo lejos de mí, pero los que estuvieran a favor de su cercanía, aunque fueran menores, resultaban mucho más atractivos.

Así que me puse unos grandes aros dorados, un top negro ajustado muy favorecedor que enseñaba el ombligo, unos vaqueros rotos y unas Converse blancas. Medianamente arreglada con un toque sexy, pero no lo suficiente para que fuera forzado en mí.

A Yanet le encantó mi conjunto. Ella fue más informal, en camisa de cuadros olgada, unos shorts desgastados y botas. Su pelo, como siempre, un barullo de atractivos rizos. Delila llevaba una falda de lentejuelas, un bolso de pelo y uñas de gel de color rosa chicle. Su estilo en sí podía acercarse a lo hortera, pero a ella siempre le quedaba súper bien.

Me impacientaba una fiesta con tanta gente, ¿quién estaría ahí? ¿Iría alguna de las Toxic? Me avergonzaba un poco aparecer de la nada después de todo lo que se estaba comentando sobre mí. ¿Acaso Jota estaba al tanto de todo eso? Y si lo estuviera, ¿si acaso haría algo al respecto? Era un chico un tanto impredecible, tenía momentos en los que llegaba a ser muy idiota, y momentos en los que podía llegar a resultar incluso encantador. ¿Eso era compatible en una misma persona?

No era como Luca, quien era encantador constantemente, con un temperamento estable y normalito.

Me preguntaba si era gay.

Pocos chicos eran así de atentos y considerados, era un rasgo extraño en ellos. Eso no tenía nada que ver con la orientación sexual, pero los chicos más agradables que me había encontrado por la vida no eran precisamente heteros. Probablemente fuera por la edad. Hasta que maduras tienen que pasar unos cuantos años.

La habitación estaba abarrotada de gente. Unas dieciocho personas se repartían por los sillones, la alfombra y la cama de matrimonio. Las persianas estaban bajadas y las dos ventanas abiertas. Del techo colgaban luces LED de colores y el aire era pesado y estaba cargado de humo de tabaco.

Estaban todos los del grupo de Los ocho: Jota, Ethan, Dylan, Ricardo, Megan, Mónica, Cassandra y Aiden; y los Diamond: Jamie, Gerard, Nerea y Kristal, a parte de Megan y Delila, que acababan de llegar conmigo.

Megan me fulminó con la mirada en cuanto me vio y susurró algo por lo bajinis junto a Monica. Estaba sentada, cómo no, junto a su amor imposible, Jota. Lo ignoré y me senté a los pies de la cama junto a Delila. Fiona se sentó al lado de Dylan y Megan fue con Gerard.

Delila y yo sacamos nuestras petacas y nos encendimos un cigarro.

Tras darle un largo trago, Jota, quien me estaba mirando, comentó:

-Cuidado esta vez, no querría tener que volver a... ya sabes- me guiñó un ojo. Al principio me costó entenderlo, pero me vino un flash de cuando me tuvo que ayudar a vomitar. Era una escena un tanto bochornosa, pero tampoco la había recordado con esa intención ya que nadie que oyó su comentario lo entendió. Era algo entre él y yo.

-¿Hacer qué?- preguntó la rubia de su lado, pero no obtuvo respuesta.

Le devolví la mirada por unos segundos y sonreí, le dije que se estuviera tranquilo, que esta vez no me darían motivos para tener que hacerlo, insinuando que vomité porque en la botella me salió que tenía que liarme con él. Y le volví a guiñar el ojo.

-Pues prepárate, porque no se me olvida lo que me debes, Elenna.

Internados: Rompiendo las normasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora