Semana 5, primer jueves de octubre.
La venganza del laxante salió a la perfección. Absolutamente todo el mundo tenía una botella en su pupitre o en su mochila. Solían cogerla del pequeño brunch que nos ponían en el recreo a los estudiantes.
A la media hora de comenzar la clase de matemáticas del primer jueves de octubre media clase ya se había levantado e ido al baño corriendo. Los profesores no solían dejar ir al lavabo, siempre te contestaban de manera muy borde con que podrías haber ido en un descanso. Y si tenías la regla te decían que era uno de los sacrificios que conllevaba ser mujer. Unos tremendos capullos.
Aquella vez tuvieron que ceder porque, literalmente, todo el mundo se estaba levantando y pidiendo ir al baño. Yo también fui, sólo por disimular.
En la siguiente hora entró el secretario de recepción alarmado, diciendo que no bebiéramos del agua del grifo, que estaba contaminada. Se lo comunicó al resto del edificio. Una pena que no supieran que eso no era así.
Nadie sospechó de nada. Cuando terminaron las clases me reuní con Yanet para reírnos juntas.
-Ay, tía, cuando han venido a decirnos que no bebiéramos del baño no he podido evitar reírme. La gente se ha rayado por si les iba a dar cagaleras. Hasta me ha tentado echarles algo del laxante que nos ha sobrado.
-Pues oye, no es mal momento para joder un poco a alguien que te caiga mal.
En el comedor nos juntamos con Rosaline, Charlotte, Delila, Scarlet y Fiona. Nos pusimos a hablar de los profesores, de los próximos exámenes y de que pronto teníamos un puente de fiesta y que todo el mundo se iba a ir a sus casas. Todos menos yo, jaja. El lío de os vuelos no merecían la pena para cuatro días, y también, como para querer volver.
En medio de la comida Charlotte se fue corriendo al baño. Cuando volvió tenía una cara horrible.
-Buf, tías, he cagado agua.
La verdad es que me sentí mal por ella, pero no podía hacer nada. No sabía cuál de todos era su pupitre, y también habría sido extraño que únicamente ella y Rosaline estuvieran sanas.
Salió el tema de conversación de las diarreas espontáneas que habían infestado nuestra clase. Yanet y yo intercambiamos una rápida mirada de complicidad, guardándonos para nosotras el secreto.
Lo malo es que Charlotte y Delila no pertenecían a mi clase, y les extrañó esa división de enfermos y no enfermos que se había formado.
-Si el virus o lo que sea está en el agua de las tuberías de este edificio, tendría que estar enferma más gente, no solo los de la clase A- dijo Charlotte.
-Ya, es muy raro. Aunque quizás ha sido por educación física, que han tenido esta mañana. La gente suele beber agua después de hacer ejercicio- dijo Yanet, haciéndose la loca.
-Entonces de dónde sería, ¿del agua del lavabo de las chicas?- preguntó Rosaline-. Tendría que ser así, porque los chicos están perfectamente.
-Eso parece. De todas maneras, no tengo ni idea. Supongo que ya se descubrirá- añadí.
Terminamos de comer y recogimos las bandejas. Una vez en el ascensor, Rose se pasó su piso y se bajó en el mío.
-¿Puedo estar un rato contigo?
-Claro.
Fuimos a mi habitación. Me tumbé en la cama y Rosaline cerró la puerta.
-Oye, ¿puedo hacerte una pregunta?
-Sí.
-¿Me prometes que no te vas a enfadar?
-Claro que no... ¿Ocurre algo?- me extrañó que me hablara así. ¿Había descubierto algo?
-Es que... lo siento por dudar de ti, Elenna. Pero es que todo el mundo de la clase, literalmente, ¡todos! Están fatal de las tripas. Todos menos tú y yo.
Aquello me pilló súper sorprendida. ¿Cómo se había dado cuenta?
-¿Cómo sabes que yo no lo estoy?
-Para comer no has elegido dieta. También, si estuvieras fatal como todo el mundo lo está, no te hubieras cogido un café como postre.
-Eso ya lo hago por costumbre. Ni me entero.
Rose estaba de pie frente a mi cama. Nunca la había visto tan seria. Me miró fijamente atravesándome con la mirada.
-Entonces, ¿me estás diciendo que no has tenido nada que ver? ¿De verdad?
Me parecía tremendo que pensara que yo había sido capaz de hacer todo eso, pero es que era la verdad. Los días anteriores habían continuado molestándome con cuchicheos, miradas y más notas. Estaba harta. Lo que más me repateaba era que todos esos capullos no supieran que había hecho yo que se cagaran encima por una semana entera.
-Vale, sí, he sido yo. Pero sigo sin entender cómo sospechabas de mí. Podría haber sido cualquiera- me ofendí.
-Pero, ¡tía!- la expresión de su rostro cambió drásticamente y comenzó a elevar la voz-. Eso es lo de menos. No desvíes el tema. Y ya te he dicho por qué pensaba que eras tú.
-Tampoco entiendo por qué te enfadas...
-¿Hola? ¿Has jodido a una clase entera por varios días? ¿No te parece motivo suficiente?
-Te recuerdo que ellos me jodieron a mí primero. Llevan dos semanas haciéndolo ya.
-Son un par de varias clases, que te recuerdo que ya sabemos quienes son. No los treinta de la nuestra.
-Ya no son solo las Toxic. El lunes en literatura fueron todos. Todos se reían de mí. Y después lo de las notas en la puerta, y por los pasillos.
-Aún así, tía, te has pasado un montón. Charlotte está fatal y muchos han tenido que ir al médico.
-Lo siento por ella, pero tampoco sabía dónde se sentaba.
-¿Y el resto de la gente?
-Que se jodan, sinceramente.
-Mira, de verdad...- su rostro era una mezcla entre el enfado y la tristeza. Era decepción-. No me esperaba esto de ti.
Se dio media vuelta y se fue sin contestar ante mis suplicas de que esperara. Cuando salió al pasillo cerré la puerta con gran fuerza, cabreada.
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Internados: Rompiendo las normas
RomanceEl Internado Rowhamsphire es reconocido por su gran disciplina, resultados académicos y capacidad para corregir conductas irresponsables. Consta de tres sencillas normas inquebrantables que deberán ser acatadas bajo cualquier circunstancia: 1.- Se...