C a p í t u l o 8 9 - Abandono

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He hecho una playlist en Spotify de este libro, ¡echadle un vistazo! Si os gusta o tenéis alguna sugerencia de alguna canción, dejádmelo en los comentarios 💘
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Me rasco la nariz, intentando hacer desaparecer el incómodo escozor. Estoy impaciente y expectante a que me haga efecto, hace mucho tiempo que no me meto nada.

Salimos del baño entre risas, bromeando y picándonos mutuamente. Aiden me car mejor por momentos. Estoy tan metida en el momento que casi no me percato de su aparición

-¡Elenna!

Yanet está de pie frente a mí, con los brazos cruzados y boquiabierta, sin dar crédito a lo que está viendo.

-¿Se puede saber qué coño estás haciendo aquí?- me grita, enfadada, pero no me deja contestar-. ¿Has venido con este? ¡¿Cómo se te ocurre?!

-Pues visto que todas me dejabais de lado, no he tenido otra opción.

-Pero bueno, ¿eres idiota?

-Yanet, tranquila. Sólo quería pasármelo bien.

-No- se acerca hasta mi, airada, y me agarra del brazo. Su rostro echa chispas-. ¿No entiendes lo grave que es esto?

-¡Qué pesados! Ay, déjame- me zafo de su agarre y retrocedo un paso-. Sólo necesitaba desestresarme un poco.

-Yanet, está bien. Está conmigo.

Aiden se pone entre nosotras, intentando intervenir, pero mi amiga le pone un dedo en el pecho y le empuja. Le chilla, aún más molesta que hace unos segundos:

-¡Tú no te metas!

-Mira, tía, yo...

-¿Vas drogada?- se acerca aún más y me mira las pupilas-. Elenna, es que, es que...- se lleva una mano a la frente, desesperada-. ¡No me lo puedo creer!

-¿Qué dices? En mi vida me he metido nada.

-Por favor, sí mandibuleas más que mi padre en nochevieja.

Niega frenéticamente con la cabeza y extiende su brazo izquierdo, señalando la salida:

-Ya estás tardando en irte a tu cuarto.

-Tú no me mandas.

-Elenna, ya vale.

-¿Y si no quiero?

Inspira fuertemente y me mira de arriba a abajo. Está furiosa.

-Está bien. Tú verás.

Y da media vuelta y se va.

Aquello me deja una sensación extraña en el cuerpo. Literalmente había sido la primera discusión que habíamos tenido.

-¿Estás bien?- se preocupa Aiden, acariciándome la espalda-. No le hagas caso, esa zorra tiene muy mal genio.

Inspiré profundamente, intentando calmarme e ignorar aquel comentario.

-Necesito un cubata.

Tras un rato bailando en la pista comienzo a notar los efectos. Mi pulso cardíaco está en aumento, comienzo a sudar y a notar un calor en el pecho. En cuestión de segundos mi energía se eleva por los aires; me siento capaz de hacer cualquier cosa.

Internados: Rompiendo las normasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora