Las cosas se estaban calmando en clase. La gente ya casi no me miraba ni reparaba en mí, y se me hacía más fácil asistir. Aquella semana había ido a todas las sesiones.
El jueves estaba en educación física calentando, corriendo junto a todo el curso. Yo iba a mi rollo, controlando el ritmo y la respiración. Le estaba dando vueltas a lo de hacía dos días, a cómo había pillado a Ethan con Jamie, y cómo me habían amenazado. ¿Yanet sabría aquello de su primo?
-Me alegra saber que ya estás mejor, Elenna.
Sin darme cuenta Jota había alcanzado mi ritmo y se había posicionado a mi lado. No pude evitar dar un respingo ante su presencia.
-¿A qué te refieres?
-Ya sabes, has pasado página rápido. Cosa que no suele ser normal habiendo estado conmigo.
El chico que había conocido el primer día de clase estaba volviendo.
-Como si tú hubieras estado con muchas más a parte de tu futura esposa- hice incapié en la denominación de Megan.
Frunció la boca ante el comentario.
-Veo que a ti lo único que te interesa es lo difícil.
-¿A qué te refires?
-Primero fui yo y luego fue el profesor. No te gusta el amor, te gustan los retos.
-No sé de qué me hablas.
-Vamos, Elenna, ibas como una puta. Tú no te vestías así para mí. Al menos ya tengo material para pajas.
¿Hola? Qué puto asco me estaba dando.
-¿Perdona?
-Admítelo, le estabas zorreando al profesor.
-¿Pero qué coño te pasa?
Me paré en el sitio, dejando de correr. Él se paró también. La gente continuó su camino y nos rodeaba.
-Que mi ex es una puta.
Le di un empujón con todas mis fuerzas, y él retrocedió varios pasos.
-En ningún momento llegamos a salir, estúpido. Y prefiero ser eso a ser una cretina, mentirosa y gilipollas.
Se acercó hacia mí y puso su mano en mi cintura.
-¿Cuánto cobras? Es que me quedé con las ganas la última vez, pero parece que ya se te ha ido todo lo de estrecha.
Sin pensármelo dos veces le di un puñetazo en la cara. Ya me enfrentaría más tarde al castigo que fuera, me daba igual.
Noté un crujido bajo el impacto, y se cayó al suelo de la fuerza. Comenzó a latirme el dorso de la mano, y noté cómo se humedecían las vendas que días antes me habían puesto en la enfermería.
-No me importa romperme los nudillos una segunda vez por ti, mamonazo.
Se incorporó sobre el suelo, sentándose en el sitio, y miró fijamente mis manos. Noté cómo se le entristecía la mirada.
-¡Eh! ¿Qué está pasando aquí?
El profesor de educación física se acerbaba hacia nosotros.
-Me he caído al suelo.
-No mienta, Chancellor. He visto cómo se detenian y le pegaba.
-Bueno, problemas de pareja.
Abrí los brazos en una expresión de confusión. Aquel comentario me había sorprendido enormemente. ¿De qué iba este tipo?
-No me importa qué tipo de problema tengan. Las normas son las normas. Recoja sus cosas y vaya a la sala de castigo.
Eché una rápida mirada a Jota. Cerró los puños con fuerza, enfureciéndose. Él sabía que en la sala de castigo estaba Luca.
Aquello me contentó. Le había salido el tiro por la culata totalmente. Por pequeñas cosas como esa creía en el karma.
Fui a los vestuarios. Me di una ducha rápida y me cambié con rapidez. Me enjuagué la boca, me cepillé el pelo y me puse un poco de colonia que llevaba en la bolsa de deporte, y recogí todo.
Antes de entrar en la sala me remagué la falda y me desabroché dos botones del polo.
-Buenos días, Luca.
Para mi gozo en la sala sólo estábamos nosotros dos, no había ningún otro alumno.
Se sorprendió al verme.
-Hola, Elenna. ¿Qué tal estás?
-Bien, por aquí, volviendo a las andadas- me reí.
-Por cierto, antes de que se me olvide- abrió un cajón de su escritorio y sacó una cajetilla- tengo tu tabaco, el que te confiscaron el otro día.
-Muchas gracias- sonreí. Qué agradable por su parte.
-¿Cuál es el motivo por el que has venido?
Me acerqué hasta él.
-La verdad es que me apetecía verte y... me he metido en un lío para venir aquí a ello.
Me senté sobre el pupitre frente a su mesa. Apoyó la cabeza sobre su mano derecha y me miró con atención.
-¿Sí? ¿Y qué has hecho?
-Le he tirado la ropa a la piscina a Megan.
-¿De verdad?- comenzó a reírse.
-No, es broma- me reí y me uní a él-. En verdad le he metido un puñetazo a Jota en educación física, y el profesor me ha mandado aquí. Así que salgo ganando por dos- sonreí con suficiencia.
-¿Por qué has hecho eso?
-Me llamó puta, dos veces. Y estrecha.
-Menudo idiota- puso los ojos en blanco-. ¿Y eso a qué vino?
-A que me vio hablar con otros chicos- mentí a medias. Si le decía que era porque el otro día me vio en su despacho quizás se preocupaba por pensar que él sabís que había algo entre nosotros.
-Menos mal que ya no estás con él- resopló.
-Desde luego. Ahora puedo aspirar a algo mejor.
-¿Sí? ¿Como a qué?- se le iluminó la mirada.
-Alguien respetuoso, cariñoso, culto- dije mientras me levantaba del pupitre y me subía al podio- con buenas formas, elegante...
-¿Te parezco elegante?- enarcó una ceja.
-Mucho. Me encanta como vistes- me senté finalmente sobre su mesa.
-No sé si yo soy la persona más adecuada a la que debieras de aspirar.
-¿Por qué no?- apoyé el peso sobre mis brazos y me abrí de piernas casualmente. Un escaso palmo de tela ocultaba mis muslos y partes íntimas.
-Elenna, ya lo sabes... Soy tu profesor- suspiró desviando la vista hacia otro lado.
Yo tomé su mano y la posicioné entre mis piernas.
-Pues enséñame.
Abrió mucho los ojos, tremendamente sorprendido ante aquel acto. Tenía sus dedos sobre mis bragas ligeramente húmedas.
-¿Has vuelto a beber hoy?
Me reí ante aquella pregunta.
-No necesito el alcohol para querer follarte, Luca.
Tras un largo silencio en el que no apartó su mano de mi entrepierna, tragó saliva indeciso y dijo:
-Cualquiera podría vernos.
-Eso tiene fácil solución.
Me levanté de la mesa, corrí las cortinas de las ventanas, me dirigí a la puerta y eché el pestillo.
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Internados: Rompiendo las normas
RomanceEl Internado Rowhamsphire es reconocido por su gran disciplina, resultados académicos y capacidad para corregir conductas irresponsables. Consta de tres sencillas normas inquebrantables que deberán ser acatadas bajo cualquier circunstancia: 1.- Se...