C a p í t u l o 5 - Las normas

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Me senté en el primer sitio que encontré: Primera fila al lado de la ventana, justo en frente de la mesa del profesor. Habría como 30 personas en clase, y la mayoría de ellas me miraban con curiosidad, algunas cuchicheaban. Ignoré todo ello y me sumí en el paisaje que se abría por la ventana. Los exteriores era una de las pocas cosas que merecía la pena de aquél lugar. Eran preciosos.

Cuando la puerta se cerró se hizo el silencio. Todo el mundo se levantó y se puso de pie a la derecha de su pupitre. Yo lo imité todo lo rápido que pude.

-Este curso tenemos el placer de contar con tres alumnas nuevas entre nosotras- dijo situándose frente a la pizarra la señora que acababa de entrar en la sala. Tendría menos de cuarenta años, llevaba gafas de montura negra de pasta, el pelo oscuro y liso por debajo de los hombros y una postura muy recta y firme-. Señoritas, se pueden sentar. Las nuevas que vengan al frente.

Nos acercamos las tres y nos pusimos de pie junto a la intimidante masa de la clase. Entre ellos pude distinguir a la chica rubia de la hora de la comida.

-Yo voy a ser vuestra tutora durante este curso. Me llamo Lucy Evanson, un gusto teneros con todas nosotras. Presentaos. Decid vuestros nombres, procedencias y tres cualidades vuestras.

-Soy Lara Dewis, vengo de Bath y... emh, soy amable, sí, estudiosa y, bueno, algo tímida-. Dijo la primera. Era bajita, tenía la cara redonda y parecía tener bastante miedo.

-Yo soy Emma Clark, originalmente soy de Edimburgo pero viví dos años en Londres. Me gustan los animales, soy divertida y espontánea- Emma era alta, tenía la cara alargada y una voz fuerte.

-Yo soy Elenna Leiva, soy de Madrid, de España, y, bueno, no sé qué decir. Me gusta el rock, soy independiente y curiosa, supongo.

-Bien, muy bien. Bienvenidas, chicas, espero que de momento estéis encontrando todo de vuestro agrado -dijo mientras se sentaba en su pupitre-. Necesitaréis poneros al día con todo lo que hemos ido dando durante la semana pasada. Para ello podéis hablar con vuestra guía temporal. Lara, usted tenía a Stacy, Emma tenía a Olivia y Elenna tenía a Rosaline, ¿es correcto?- preguntó mientras miraba una hoja. Las otras dos chicas asintieron.

-Bueno, yo tenía a Rosaline pero le ha debido de ocurrir algo y como no se ha presentado esta mañana me han acabado asignando a Jota.

La cara de la señorita Evanson se crispó, mientras que entre las alumnas se fue extendiendo una expresión de mezcla de asombro y envidia.

-Perdona, ¿quién has dicho?

Megan levantó la mano para intervenir.

-Señorita Evanson, se refiere al señor Chancellor, pertenece al grupo C.

-Dios mío. ¿Te han mandado con un chico?- Preguntó seriamente alterada y preocupada. Realmente no lo entendía, me pareció exagerado aquello.

-Pues sí, la verdad. ¿Ocurre algo?

-Está terminantemente prohibido el contacto entre chicos y chicas en este internado. Es una de nuestras tres normas. ¿Nadie te lo ha explicado?

-Bueno, jaja, ya puede ver que no- intenté quitarle peso al asunto, pero en respuesta puso los ojos en blanco y, tras una breve pausa, continuó:

-El Internado Rowhamsphire es reconocido por su gran disciplina, resultados académicos y capacidad para corregir conductas irresponsables. Consta de tres sencillas normas inquebrantables que deberán ser acatadas bajo cualquier circunstancia. Primera: se prohibe salir del recinto sin supervisión ni permiso. Segunda: La asistencia a clase y a las actividades comunes organizadas por la institución son obligatorias. Y, tercera: queda totalmente prohibido mantener contacto y relaciones de tipo amorosas con gente del sexo contrario. ¡Y esto lo digo para todos, que mucha gente de aquí la veo flirteando fuera de clases! Que quede claro.

-Entonces, si son lesbianas o gays, ¿sí pueden follar? Estáis discriminándonos a los heteros- soltó a modo de burla una chica morena desde el fondo de la clase.

-¡Monica! ¡Estoy hasta las narices de ti! Fuera del aula ahora mismo- mandó elevando la voz. La chica tardó un rato intencionado en recoger sus cosas e irse-. ¿Por dónde iba?- se la notaba claramente enfadada en la voz. Apoyó su frente sobre su mano derecha y continuó:- Cada año tengo que repetirlo, porque cada año tenemos disgustos. Venís aquí a estudiar y convertiros en los mejores, no a liaros unos con otros y quedaros embarazadas. Hay algunas actividades que están pensadas para los ambos sexos, como las fiesta de bienvenida o algún deporte extraescolar. Pero fuera del horario establecido de lunes a viernes está terminantemente prohibido que os mezcléis. ¿Queda claro?

Toda la clase asintió al unísono. Pude notar el miedo y respeto que infundía aquella profesora. Hasta a mí me había intimidado cuando estaba hablando conmigo. Tampoco podía creer cómo de la nada yo había montado semejante barullo. Y tampoco podía creer cómo todo el mundo estaba loquito por Jota y cómo la tal Megan de antes había saltado tan rápido a acusarme. Respecto a las normas, algo había leído de ellas en el folleto de bienvenida del Internado, pero aún así me parecía increíble lo seriamente que se lo tomaban. Más me valía a mí alejarme de Jota en todo lo posible si él podía traerme problemas.

Internados: Rompiendo las normasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora