Los hermanos eran los mejores amigos de Martijn aparte de _____. Su madre y la de ellos eran amigas íntimas, así que sus hijos se habían criado juntos. En la secundaria, el clan Lambert le había cubierto las espaldas literalmente en el equipo de los Mineros de Copperville. Pero esa noche los veía con ojos diferentes cuando pensaba cómo reaccionaría cada uno si se enterara de la conversación que había mantenido con _____ esa mañana.
- Míralas y llora, Dozer -dijo Rhino enseñando dos damas y tres sietes.
A la temprana edad de treinta años, Rhino estaba perdiendo ya el pelo, así que llevaba casi siempre una gorra de béisbol incluso dentro de la casa. Esa noche llevaba una negra del café Nugget.
Rhino no perdía detallé, por lo que era un gran jugador de póquer y sería el primero en enterarse de que él había buscado a un tipo para iniciar a _____ y también el que organizaría la represalia contra Martijn y contra el pobre individuo.
- ¡Maldición! -murmuró Dozer, un pelirrojo con la misma fogosidad que su cabello. Era de los que actuaba antes de pensar.
- Ha sido pura suerte -intervino Tim apartando su silla-. ¿Quién quiere una cerveza?
Tim no tenía ni un pelo de malo en toda su cabeza y ni siquiera podía cazar debido a su tierno corazón. Haría lo que fuera por cualquiera y casi nunca se ofendía. Excepto cuando se trataba de alguien que molestara a su hermana. Entonces toda su ternura se evaporaba. Martijn ya lo había visto en una ocasión.
- Yo quiero una. Y no traigas una de esas horribles cervezas light.
- No las he comprado yo. Ha sido Susie. Dice que necesito vigilar mi cintura.
- Sí, Deena ha estado soltándome la misma monserga -dijo Hammer, el tercero y más bajo de los hermanos.
Hammer era de la edad de Martijn y habían estado en muchas clases juntos en la escuela. Por lógica, debería ser el mejor amigo entre los cuatro hermanos, pero Hammer no era un pensador y a Martijn siempre le había gustado mas hablar con _____ y había sospechado a menudo que se sentía un poco celoso de la relación tan especial que tenía él con su hermana. Hammer miró a Martijn.
- No sabes lo que tienes sin una mujer que te dé la lata con tu dieta.
- Eso es verdad -le secundó Dozer-. La cosa se está poniendo tan mal, que Cindy hasta me quita la bolsa de patatas cuando veo el partido del lunes por la noche.
- ¿Y se lo consientes? -intervino Rhino-. Eso no pasaría en mi casa. Soy yo el que le pone las normas a Joan.
Martijn dejó que el coro de carcajadas se apagara.
- ¿Estás de broma? Joan te tiene en un puño.
Rhino sonrió.
- De hecho -continuó Martijn-. No he visto tipos tan locos por el matrimonio como ustedes cuatro. Casi no podian esperar a llegar al altar. No me vengan ahora con esas monsergas de que les dan la lata sus mujeres. Les encanta que lo hagan.
Y él los envidiaba, comprendió. Todos habían encontrado la felicidad.
Rhino aceptó la cerveza que Tim le había llevado y la abrió.
- Entonces, ¿cuando te vas a unir a este feo grupo para hacer cinco?
- Cuando encuentre a la mujer adecuada.
- ¡Diablos, si has tenido un ejército de mujeres adecuadas! -Dozer se apartó un mechón rojo de la frente-. Jenny era estupenda. Yo salí con Jenny y no había nada malo en ella.
- Entonces, ¿por que acabaste con Cindy?
- Cindy sabe cómo manejar mi temperamento, pero tú no tienes demasiado carácter, Martijn. Jenny estaría bien para ti.
- Sí -asintió Hammer-. Y tiene un bonito cuerpo.
- Y Babs -intervino Rhino-. A mí me gusta Babs.
Martijn tragó su cerveza.
- A mí también, pero no tanto como para siempre.
- Eres muy selectivo, Martijn -dijo Tiny Tim-. Ése es tu problema. Nadie va a ser perfecto -sonrió-. Aunque Suzie está cerca.
- El novato puede tener razón -dijo Rhino-. Quizás seas demasiado selectivo. ¿Qué tipo de criterios usas si has eliminado a chicas tan estupendas como Jenny y Babs?
Martijn se metió un puñado de cacahuetes en la boca.
- ¿Saben? Estoy realmente conmovido de que les preocupe tanto por mi matrimonio. Quizá deberíamos agarrarnos de las manos y rezar. Puede que, si nos concentramos de verdad, veré la luz y agarraré a la primera mujer que se cruce en mi camino.
Rhino enarcó las cejas y miró a Tiny Tim.
- ¿Dijiste que este edificio de apartamentos tenía piscina?
- Desde luego.
Todos apartaron las sillas. Martijn vio el brillo burlón en los ojos de los hermanos.
- ¡Eh, no tanta prisa! Sólo estaba bromeando.
- Y nosotros también -dijo Hammer-. ¿Verdad, Dozer?
- Sí -Dozer rió-. Me encantan las bromas.
Y mientras lo arrastraban sin ceremonia a la piscina y lo tiraban vestido, Martijn pensó que quizá se merecía aquel chapuzón, aunque no por la razón que creían los chicos.