- Supongo que podríamos hacerlo, pero...
- ¿Pero? ¿Cómo te imaginabas tú el proceso?
Ella se puso de color escarlata.
- ¿Sinceramente?
- Sí.
- Si me hubieras acordado una cita con alguien, me imaginaba una aventura de una noche para acabar cuanto antes con el asunto.
Martijn parpadeó.
- Eso es una idea horrible.
- ¿Sí?
- Pensaba que querías pasar un buen rato.
- Y quiero -inspiró temblorosa-. ¿Pero no podría pasarlo bien con una aventura de una noche?
- Tú no. Algunas mujeres sí, pero tú necesitas tiempo.
- Por eso he estado leyendo esos libros. Y soy una aprendiz muy rápida -él guiñó y esbozó una sonrisa-. ¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?
- Por que es muy propio de ti ponerte a aprender un tema en serio antes de lanzarte a por él.
La tenía totalmente desequilibrada, y _____ no estaba acostumbrada a sentirse así con Martijn.
- ¡Puede que yo también pueda enseñarte algunas cosas, señor Sabelotodo! -susurró un poco más alto de lo que había pretendido.
Miró a su alrededor aprisa, pero nadie los estaba mirando, lo que no era de sorprender. Verlos juntos en el Nugget era muy habitual.
Martijn se inclinó hacia adelante.
- No dudo que puedas -mientras se siguieron mirando en silencio, la expresión de él se hizo más cautelosa-. La cuestión es: ¿quieres? Todavía no has respondido.
- No lo sé, Martijn. Esto es muy... personal.
- Desde luego.
- Me conoces tan bien...
- Tan bien como cualquiera.
- Las cosas no volverían a ser nunca lo mismo entre nosotros.
Martijn posó la cuchara.
- Ya son diferentes -la miró con intensidad-. ¿Me equivoco?
Oh, sí. Aquellos ojos celestes que siempre había visto con inocencia, ahora estaban cargados de secretos y ya se estaba preguntando cómo serian aquellos ojos cargados de pasión. De pasión por ella. La idea le tensó el cuerpo y sintió una palpitación que no tenía nada que ver con la amistad.
- Tienes razón -dijo.
- Vamos a salir de aquí.
- ¿Y qué pasa con tu cena?
- La verdad es que no tenía hambre, pero si quieres, podemos pedirle a Janice que nos lo guarde en un recipiente.
- No te molestes. No durará con este calor.
Martijn sacó la cartera del bolsillo trasero al mismo tiempo que _____ abría el bolso.
- Guarda el dinero, _____.
- Pero si siempre hemos pagado a medias.
- Nuevo juego, nuevas reglas. Eres mi cita y la cena corre de mi cuenta.
El gesto le gustó más de lo que se atrevía a admitir.
- ¿No te estás tomando esto un poco literalmente?
- Para nada. Esperaría que cualquier hombre en mi posición tuviera la cortesía de invitarte a cenar. Como expresión de gratitud.