Capitulo 19

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Capítulo 19

Lo vi alejarse con los puños apretados y no sabía que le había sucedido. Todo había salido bien y yo tenía el dinero. Que pesaba tanto que creí que mi bolsillo se rompería en cualquier momento por resistir tanto peso. No podía seguirlo de inmediato, sería demasiado sospechoso luego de haberme rechazado. Camine otra vez hasta la mesa y me senté fingiendo resignación. Apoye mi cabeza en la mano y suspire sonoramente. ¿Tenía que actuar como las demás y comentar como había sido la "experiencia"? Preferí mejor que no. Con un solo engaño bastaba. La campana sonó anunciando el comienzo de clases una vez más. Me pare dejando mi bandeja de comida intacta y me fui no queriendo hablar con nadie del tema del dinero. Veía como las amigas de Amanda sacaban los carteles de la pared y los tiraban. Todo había terminado al fin. Abrí mi casillero y tire el dinero sobre mis libros. Saque la mochila que colgaba de la puerta y guarde unos libros para hacer mis trabajos escolares. Debía ir a entrenar, me estaba dejando estar y eso no era bueno. Aun cuando todavía tenía la costilla frágil. Algo encontraría para sudar un poco y dejar la rutina que me había implementado luego del incidente. Fui hasta los vestidores y abrí mi casillero, donde encontré una camiseta y unos shorts deportivos, los saque de allí y me cambie de ropa.

Aun se marcaba la venda con la camiseta pero iba a pelear con uñas y dientes para que me dejaran hacer algo, aunque sea suave. Camine lentamente hasta donde podía ver al entrenador dando órdenes a diestro y siniestro a mis compañeros de equipo. Abrí la puerta y el entrenador, con el ceño fruncido, se dio la vuelta para ver quien osaba a interrumpirlo. Al percatarse que era yo, estuvo a punto de salírsele una sonrisa.

— ¿Qué hace aquí, señorita Brooks? ¿No tiene que mantenerse en reposo?

Me muerdo el labio inferior por unos segundos y luego sonrió al entrenador.

—Eso no es lo que me ha dicho el doctor. Él dijo que tenía que tomarlo con calma y eso pienso hacer. —Lo miro inocentemente y sonrió abiertamente hacia él. — ¿No creerá que me lastimaría a propósito?

El entrenador rueda sus ojos con una sonrisa y me indica que siga. Y es que no me va a poder cambiar de parecer aunque lo intentara con todos sus esfuerzos.

—Ve a trotar alrededor de la cancha.

Comencé a correr alejándome del entrenador.

— ¡Hasta que me canse! —Grito por ultimo.

***

Seque el sudor de mi cuello con una de las toallas que estaban dispuestas sobre una repisa. El maldito entrenador me había dejado corriendo por treinta minutos y luego me mando de un lugar para el otro con algún recado suyo. Lo último que faltaba era la lista de alimentos de la cena. ¡Lo único! Agarre una botella de agua que había un costado y me tome lo poco que le quedaba. Me daba asco yo misma.

Camine hasta los vestidores y cerré la puerta luego de comprobar que no había ninguna chica a la vista. Deje caer mi ropa poco a poco y me metí a un cubículo. Necesitaba una ducha con urgencia. Al salir ya limpia, me encontré con Zayn sentado sobre el banco mirándome fijamente. ¡Zayn! Me volví a meter corriendo al cubículo y cerré la puerta abruptamente.

— ¡¿Qué estás haciendo aquí dentro?! ¡¿Cómo has entrado?! —Grite mientras la sangre subía a mis pómulos. Qué vergüenza. Bien, tampoco es que me encontró desnuda. Pero mi ropa interior mojada no hacia gran diferencia.

—Quería hablar contigo, ya sabes. Y es obvio que entre por la puerta. —Su voz sonó amortiguada. Lo escuche moverse del otro lado de la puerta y espere con los ojos cerrados por si se le ocurría abrir la puerta o algo por el estilo. —Toma unas toallas. Las dejare frente a la puerta y me daré la vuelta.

Lo sentí cuando se acercó a la puerta y espere un poco más de tiempo para sacar la cabeza y ubicar las toallas en el suelo como él había dicho. Lo encontré de espaldas mirando lo que supuse eran sus manos. Tome las toallas y comencé a secar mi cuerpo con rapidez. ¿No podía acaso esperar a que me haya vestido? Y así le pregunte.

—Lo siento. Nunca pensé que te abochornarías. Creí que te vestirías dentro. Y aquí es el lugar más adecuado para tener esta charla sin que nadie escuche.

Tenía toda la razón al decir que aquí podríamos hablar del dinero. ¿Pero no me podría haber advertido que vendría? Salí con la toalla alrededor de mi cuerpo fuertemente puesta y con la otra sobre la cabeza envolviendo mi cabello. Camine hasta mi taquilla y saque toda la ropa que necesitaba para estar decente.

—Voltea. —le ordene. Zayn miraba en mi dirección con curiosidad y rápidamente se giró sobre sus pies al escuchar mi petición.

Baje mis bragas y me coloque una seca. La toalla amenazaba con caer, pero cuando ya tenía el sujetador puesto y estaba colocándome la camiseta asique no había diferencia.

—Listo.

Se volteo hacia mí y me miro de arriba abajo. ¿Tengo la ropa manchada? ¿Me puse algo al revés?

—Tienes tú, ya sabes, en el suelo. —susurro mientras rascaba su nuca nerviosamente.

Mis ojos fueron al suelo encontrando las bragas a mis pies. Lo recogí velozmente y lo tire sobre la ropa mojada de mi casillero. Cerré con fuerza y me apoye allí.

— ¿Decías? —susurre con mis mejillas ardiendo.

¿No podría haber encontrado un mejor lugar que en los vestidores? ¿Acaso no podía buscarme en mi casa? Esa idea era más viable que estar aquí. Pero ya no seguiría discutiendo sobre eso cuando ya había sucedido.

— Bien. Solo quería saber si tenías el dinero por aquí. —sus hombros se encogieron y sonrió dulcemente. —Ya sabes, para separar las mitades y todo eso.

—Bueno, lo deje en mi casillero asique tenemos que ir allí.

Me colgué la mochila sobre el hombro y comencé a caminar hacia la puerta, segura que me seguiría. Al abrir la puerta me encontré con unas chicas a punto de manotear la manija. Mierda. Frene frente a la puerta y Zayn choco contra mi espalda.

—Pero, ¿Qué...?

— ¡Es Zayn! —grito una de ellas llevando su mano a la boca. Maldición, solo a mi tenía que sucederme.

Cerré los ojos solo unos segundos y luego volví a retomar mi camino, ignorando olímpicamente a las chicas que estaban paradas como unas esculturas. Realmente parecían no estar respirando. Escuche la risa de Zayn y voltee a verlo. Él estaba pasando la mano frente al rostro de las muchachas y no podía parar de reír. Y yo quede como esas chicas, pero por la alegría de su risa. Era sencillamente maravillosa. ¿Y porque estaba hablando de su risa? Debía de dejar de pensar en idioteces como aquellas. ¿Qué sucede conmigo?

Seguí caminando, en algún momento se dará cuenta que no estaba alrededor y vendría. O eso esperaba.

— ¡Espérame!

Llego antes que doblara en el final del pasillo y paso su mano sobre su cabello. No me inmute cuando se colocó a mi lado, pero por dentro estaba haciendo un gran baile que contrastaba con mi rostro. Llegamos a mi casillero y lo abrí. Comencé a contar el dinero y luego le repartí la mitad. Solo faltaba irnos de la escena del crimen. Pero como mi vida siempre fue una jodida mierda, eso no fue lo que realmente sucedió.

—Miren lo que tenemos por aquí.

Solo ella faltaba.

No te odio (Zayn Malik y Tu) (Book #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora