Abro los ojos. Me desperezco y miro a mi lado. Ruben esta dormido, y con un brazo me coge de la cintura fuerte. Que calor. Miro la hora. No puede ser. Me froto los ojos y vuelvo a mirar al despertador. La hora no ha cambiado. Las nueve menos cuarto. Mierda. Como no me levante rapido, llegare tarde. Me suelto de los brazos de Ruben y me voy al baño. Me recojo el pelo en una coleta, me maquillo, lo típico: corrector, mascara de pestañas y colorete. Corro hacia el vestidor y me pongo lo primero que me encuentro. Pitillos negros de cintura alta, camisa blanca con rayas verticales en azul marino y taconazos. Bajo las escaleras y me voy a la cocina, cojo un par de barritas y las meto en la bolsa del gimnasio. Miro el reloj. Mierda, mierda, mierda, las nueve menos cinco. No llego, no llego. Cojo el maletín, el móvil, las llaves de casa, las llaves del coche y la bolsa del gimnasio y me voy.
Aparco el coche en el garaje y corriendo entro en bufe. Estoy asfixiada. Miro a Maria y sonrió. Ella hace un gesto con la cabeza señalándome el despacho y me dice moviendo mucho la boca, pero en silencio, Sr.Gutierrez. Dios. Pierdo la sonrisa. Abro la puerta del despacho. Le miro ahí esta. Tan serio, tan formal, tan todo. Mi padre es el hombre mas serio que te puedes echar en la cara, pero cuando le conoces es un amor, divertido y cariñoso. Es alto, elegante, musculado pero no mucho, pelo canoso y unos ojos azules que te hacen no respirar. Esta de espaldas, aun no me ha visto. Dejo la bolsa del gimnasio en una esquina. Me acerco un poco a el.
-Hola, papa-murmuro-.
El al oírme, se gira y me mira. Yo bajo la mirada avergonzada. He llegado tarde al trabajo y la puntualidad dice mucho para el. Miro el reloj de reojo. Son las nueve y cinco, tampoco es para tanto. El poco a poco se acerca a mi.
-Llegas tarde.-dice serio-.
-Lo se, había trafico.-digo aun sin mirarle-.
-Eso no es excusa
-Lo siento, papa. No volverá a ocurrir.
-Mas te vale. ¿No me vas a mirar?
Al decir eso. Levanto la mirada y le miro. Le veo sonreír y suelto el aire. Abre los brazos, para que le vaya a dar un abrazo. Suspiro y sonrío. Ese es mi padre. Voy hacia el y le doy un abrazo. El me aprieta con fuerza contra el, mientras me basa el pelo.
-Hueles igual que tu madre, hoy y siempre.
-Lo se, papa, siempre me lo dices-digo riendo-.
-Digo la verdad.
Me suelto y dejo el maletín en la mesa. Me apoyo en la mesa y le miro. Me mira y me sonríe. ¿Por que esta aquí? ¿Que le pasa? ¿Ha pasado algo?
-Dime, ¿que pasa?
-Nada, solo te he venido a ver.
-Ahh, vale.
-Bueno, a parte de eso, es que hoy se va a celebrar una fiesta para una ONG y que...
-No, papa, no, sabes que no me gustan esas fiestas.-le corto y niego con la cabeza-.
-Lo se, hija, lo se, pero tu madre quiere que vayas. Vete por favor, si me quieres con vida, ve a la fiesta.
-Lo siente, pero no.-digo riendo-.
-Sonia, querida, por favor.
Me le quedo mirando. Pone cara de perrito abandonado y me hace reír. Pongo los ojos en blanco y resoplo.
-Vaaaale, iré.-digo al fin-.
-Bien, no sabes lo feliz que vas a hacer a tu madre.
-Lo se, lo se.
Nos quedamos en silencio unos segundo y de repente me acuerdo de Ruben y de su hermana. Ahora es el momento de decírselo.
-Papa.
-Dime, cielo.
-Necesito tu ayuda.
-Tu dirás.
Se sienta en una silla y yo me siento al otro lado de la mesa, en mi sillón. Cojo aire.
-Veras, un amigo mio, tiene a su hermana en el hospital, tiene cáncer. Necesito que mires a la niña y me digas que tal va, necesito que la controles. Pagare lo que sea al hospital, para que la niña se sienta como en casa.
-¿Como de amigo es ese chico?
Sonrió y el me mira con los ojos de padre.
-Muy amigo, papa. ¿Me harás ese favor?
-Mmm, vale, venga, lo haré, pero por ti y por la niña, no por tu amigo.
-Agh, papa es buen chico, no digas esas cosa. Te encantara cuando le conozcas.
-Que sera...¿Cuando?
-No lo se. Por cierto la niña se llama...-me quedo pensando. Espera, Ruben no me lo ha dicho-.
-¿Como?
-No lo se, espera que le llamo.
Mi padre afirma con la cabeza. Cojo el móvil, marco su numero y le doy a llamar. A los pocos segundos Ruben me coge la llamada.
-Cielo-dice con voz de dormido-.
-¿Aun dormido?-digo riéndome-.
-Noo, estoy desayunando, ¿que pasa?
-Dime el nombre de tu madre, del padrino y el de tu hermana.
-Emm, mi madre se llama Zahira, el padrino Pedro y mi hermana Yanira.
-Vale, ¿Y apellidos?-digo apuntando todo en un papel-.
-Emm, mi madre se apellida Gundersen, el padrino Doblas y mi hermana Doblas Gundersen, ¿Por que quieres saberlo?-dice extrañado-.
-Tu hermana esta en el hospital La Paz, planta seis, habitación 9, ¿no?
-Si.
-Vale.
-¿Me explicaras el porque de esta llamada?
-Te dije, que le pediría ayuda a mi padre.
-Sonia, ¿no crees que es demasiado?.
-¿El que es demasiado?
-Todo esto, tu vas a pagarle la quimio a mi hermana y como si eso fuera poco, le pides ayuda a tu padre. Es demasiado.
-Ruben, déjalo ya, hago esto por que quiero y por que me lo puede permitir, se acabo.
-Sonia...
-Déjalo ya.-digo cortante-.
-Vale, te quiero.
-Y yo, adiós.
-Adiós.
Cuelgo. Echo una mirada de nuevo al folio donde escrito todo lo que Ruben me ha dicho sobre su madre, padre y su hermana. Vale, esta todo. Se lo entrego a Luis, el lo mira y le digo:
-Quiero que la miras el cáncer y me digas que es lo que tiene, y todo lo que sea necesario, para que la niña se sienta como en casa, si se la necesita comprar algo, me lo dices y se lo comprare.
-Esta bien, pero, ¿por que haces todo esto?
-Papa, ya sabes por que lo hago.
-Lo se, cielo, pero no se como aun te acuerdas, eres muy pequeña.
-Eso no se olvida, papa.
Sonrío y le hago sonreír a el también. Se levanta de la silla, se acerca a mi y me besa la frente. Cierro los ojos y mientras sonrío, disfruto del cariño que me da mi padre. Me levanta la cabeza con dos dedos y me hace mirarle.
-Te veo esta noche, junto a tu amigo en la fiesta.
¿Que? El sonríe al ver mi cara, que se me ha quedado.
-A tu madre le darás una sorpresa y le harás feliz.
-Lo se.
-Hasta esta noche, cielo mio.
-Adiós, papa.
Abre la puerta y se va del despacho. Me relajo y me echo hacia atrás en la silla. Cierro los ojos y sonrío al recordar a la buena vida que le esperara a la hermana de Ruben.
-Saldrás de esta, pequeña, te lo prometo.-murmuro bajito-.
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Con derecho a besarte
RomanceSonia, una abogada reconocida por todo el mundo. No cree en el amor ni en los hombres. Todo esto sigue en pie, hasta que concoce a Ruben. Un chico que vive el dia a dia. Completamente opuestos, pero perfectos para estar juntos.