Capitulo 43

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Pasan los días y no se nada de Ruben. Ha leído los whatsapp. Ya es viernes. He llamado a Claudia, para salir de fiesta. Ella ha aceptado y ha dicho que iban a ir casi todos los amigos de Mangel. Rezo para que Ruben tenga algo que hacer y no venga. Pero lo dudo mucho. No quiero que pase como la semana pasada. 

Termino de trabajar y me voy hacia el gimnasio. Como siempre voy al gimnasio comiendo me una barrita de cereales, es lo único que como aparte de los cereales al llegar a casa. Entro en el gimnasio. Saludo a Nacho y a Juan. 

Salgo del vestuario. Salto un buen rato y me pongo los guantes. Voy hacia la bolsa de golpeo. La paro y me pongo en posición de empezar ha dar puñetazos. Mientras les doy y suelto todo lo que tengo dentro, empiezo a pensar en todo lo que he pasado y he vivido con Ruben. Primero me hace enamorarme totalmente de el, cuando yo no quería enamorarme de nadie. Luego lo de Luis, Ruben me cuido, me mimo durante una semana entera, pero yo podía dejar que se consumiera de ese modo, simplemente no podía, no quedaba con sus amigo, ni tan siquiera grababa para YouTube. Y después de no preguntar tan siquiera, aparece un día y me vuelve otra vez a desordenar mi mundo un par de días y luego se va. Siento que mis lagrimas caen como si fuera lluvia y casi no puedo respirar. Sigo dando puñetazos y patadas a la bolsa. Cuando estoy a punto de sollozar me pongo la mano con el guante en la boca, para detenerlo. He explotado. Siento unas manos en mis hombros. Giro un poco la cabeza, es Nacho. Sin preguntar, me dice:

-Aquí no, morenita.

Me coge del guante y me lleva al vestuario de chicas. Me sienta en el banco y el hace igual. Me quito los guantes, aun llorando. Les dejo en el suelo. Nacho no dice nada, solo me mira. Levanto la mirada y le miro. El sonríe y me abre los brazos. Yo no me retengo y le doy un abrazo. Sigo llorando. ¿Que me pasa?

-Tranquila, morenita.-dice tocándome el pelo-.

-Gracias.-digo recomponiendome un poco-.

-¿Que ha pasado?

-Nada, simplemente no es mi mejor semana.

-¿Segura? ¿Pregunto a Juan?-dice riendo-.

-No, no hace falta-digo riendo-.

-Cuéntamelo, no diré nada, tranquila

-Es un chico, me esta volviendo loca...

-Uh, eso chungo-dice cortándome- Mira, eso lo tienes que hablar con el, lo que haya pasado. Eres una mujer fuerte, con carácter, que nadie se pone delante de ti. Y solo te conozco de una semana. Eres un chica preciosa-me aparta un pelo de la cara y me lo pone detrás de la oreja- Si ese chico te ha dejado escapar es que muy listo, no es. Lo siento por el, pero es así. Mi madre querría a una chica como tu, para mi. Te lo prometo.

Me echo a reír. La verdad es que soy como el ha dicho. Me miro las manos, como juegan con un hilo del guante. Niego la cabeza. ¿Como he llegado ha esto? Le miro y sonrió. Y se me ocurre algo.

-¿Estas libre esta noche?

-Joder, que directa eres, morenita.

-No te emociones, rubiales, he quedado con unos amigos para olvidarme de todo una noche, ¿Te animas a venir con nosotros?

-Claro, morenita. 

Me levanto. Cojo el móvil y le digo que me de su numero de teléfono. Me lo guardo, como el, el mio. Me vuelvo a sentar con el y seguimos hablando. 

Cuando llevamos mas de cuarto de hora hablando. Se levanta, se agacha me da un beso en la frente y se va. 

Me quedo sola y sonriendo en el vestuario. Miro la hora, las cinco y cuanto. Me levanto, recojo todo y salgo del vestuario. Me encuentro a Nacho.

-¿Vendrás?- le digo-.

-¿Lo dudas?

-Para nada.

Me acerco a su mejilla y le doy un beso.

-Gracias, por lo de antes-susurro en su oído-.

-Nada, morenita-murmura-.

-Adiós, rubiales.

-Adiós.

Me voy del gimnasio con una sonrisa. Que majo y amoroso en Nacho. Se me borra la sonrisa cuando recuerdo a Ruben. Niego con la cabeza y me dirijo al coche.

Con derecho a besarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora