Abro los ojos. Levanto un poco la cabeza y miro a todos los lados. Estoy desnuda, solo estoy con la ropa interior. Estoy en la puerta de la casa de Ruben. Tumbada. Intento levantarme, pero no puedo. Estoy cansada. Mi espalda. Mi barriga. Me escuecen y me duelen a la vez. Los ojos se me cierran solo. Vuelvo a intentar levantarme, pero sigo sin poder, me fallan los brazos. De repente, la puerta se abre. Miro hacia arriba. Ruben. Mira hacia abajo. Sus ojos se inundan de lagrimas. No, no por favor. No llores. Se arrodilla y me coge la cabeza, con cuidado y me da un beso. Intento devolverselo, pero no puedo. Hace que nuestras frentes se junten.
-¿Quien te ha echo esto?-dice entre enfadado y triste-.
-Luis.-consigo decir-.
-¿Quien?
No contesto, mi voz no sale. Levanto el brazo y le acaricio la cara. Su piel perfecta. El recoge mi caricia. Me coge, con cuidado de no tocarme la espalda y también mi ropa y me mete a casa. Deja las cosas en el salón y me lleva al baño. No, por favor, esto es lo peor. Me quita la ropa y me mete en la bañera. -El agua fría, por favor.-digo bajito-.
-Vale, cielo.
Coje una esponja y me la da. Se levanta. ¿Se va? No quiero que se vaya.
-No te vayas.
-Pero yo...
-Limpiame.
-Te hare...
-Tranquilo.
Le doy la esponja y con cuidado me la pasa. Ah. Me curvo, me duele. Ruben aparta la esponja. -No te preocupes, sigue. -¿Segura?
-Si.
Le cojo de ambos lados de la cara y le beso. El sonrie y me vuelve a pasar la esponja. Despues de varias veces, la espalda ya esta limpia de sangre. Y me hace lo mismo en la barriga.
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Con derecho a besarte
RomansaSonia, una abogada reconocida por todo el mundo. No cree en el amor ni en los hombres. Todo esto sigue en pie, hasta que concoce a Ruben. Un chico que vive el dia a dia. Completamente opuestos, pero perfectos para estar juntos.