Capitulo 48

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-¿Cómo? -dijiste atónita.

-Lina... -su mirada llena de tristeza- Es lo mejor, lo sabes.

-Claro que no, no es lo mejor.

-Sí lo es. Así podrás tener una vida más sencilla y feliz.

Estaba hablando en serio. No podías dejar que siguiese pensando eso, tenías que hacer algo ahora mismo, antes de que siguiera convenciéndose a sí mismo de que esa era la única opción.
Te acercaste más a él y le miraste a los ojos mientras agarrabas sus manos.

-Niall, -hablaste serena- si pasará eso, no podría ser feliz nunca más.

-Encontraras a alguien

-Claro que no, no a alguien como tú, ¿acaso no lo ves?

-Podrás volver a tener una vida normal.

-No es lo que quiero.

-Y podrás salir tranquila a la calle.

Te estaba poniendo nerviosa

-Niall...

-Lina, es lo mejor.

Eso te sacó de quicio.

-¡Deja de repetir eso! -te alteraste- ¡NO-ES-LO-ME-JOR!

-Claro que sí, ahora todo es más complicado

Una pequeña risa salió de tus labios al escuchar eso. Él te miró extrañado.

-¿De verdad crees que me importa lo más mínimo? –comenzaste- ¿En serio piensas que no sabía que todo sería “más complicado” ahora?

-Pero… -intento decir pero le cortaste

-Pero nada Niall. Sabía que todo esto pasaría, pero no me importaba.

-Tú te mereces algo mejor que esto…

Te acercaste un poco más a él

-¿Algo mejor que tú?

-Lina…

-¿No te das cuenta de lo increíble que eres? Nunca había estado tan enamorada de una persona. Nunca podría encontrar alguien como tú, alguien que me hiciese sentir todo lo que siento hacía a ti.

-No quiero que sufras por mí.

-Estando a tu lado eso nunca pasará.

-Vamos Lina, no lo hagas más difícil.

-¿Más difícil? Niall, en seis meses no pude olvidarte. Estuve todos los días extrañándote, recordando tu mirada, tu olor, tus caricias, tus besos… No te imaginas lo difícil que sería volver a pasar por eso. Que pasen los días sin aguantar con una sonrisa más de unos minutos. ¿De verdad crees que preferiría eso a tener que soportar unos pocos de paparazzi y fans?

-No fuiste la única en pasarlo mal. Durante todas las horas del día, desde que me despertaba, hasta que volvía a dormirme, en mi cabeza estaba la misma pregunta, “¿por qué se fue sin decir adiós?”.

-Ya sabes por qué lo hice.

-Ahora sí. Pero en esos momentos no podía dejar de pensar en las cosas que no debería haber hecho, en todas las estupideces que cometí sin saber que nos dañaba a ambos, arrepintiéndome de cada segundo que desperdicié sin estar a tu lado. Porque no pude decirte adiós, no pude despedirme, no pude sentirte de nuevo una vez más. Me habría gustado poder memorizar a la perfección todo de ti. Tenía tanto miedo de olvidarte por complemento. De no recordar cómo era tu risa o tu voz.

-¿Ves? Tú también lo pasarías mal. No voy a dejarte para que vuelvas a pasar por eso. Y no importa que te marches, que me dejes aquí, que vayas a otro lugar o que te escondas en lo más recóndito de la Tierra. Porque vayas donde vayas, te buscaré aunque sea lo último que haga. Porque prefiero eso o una vida llena de persecuciones, rumores o cualquier cosa, a perderte de nuevo.

Por fin una pequeña sonrisa apareció en su rostro iluminándola completamente.

-Soy demasiado afortunado de tenerte –dijo sencillamente -Te prometo que nunca te dejaré ir.

-Yo te prometo que nunca dejaré que te vayas.

El rió. ¡Qué feliz te hizo aquello! Oír su hermosa y contagiosa risa. Te quedaste mirándola, sin darte cuenta de que sacaba un pequeño papel de su cartera. Cuando ya lo tenía en las manos te lo acercó.

-¿Qué es? –preguntaste curiosa sin dejar de sonreír.

-Cógelo.

Sin más pregunta agarraste aquel misterioso papel y lo fuiste desdoblando. Era una foto, dedujiste. Al estar completamente estirada la miraste bien. El corazón se te encogió por la emoción. No era una foto, era la foto. Unas lágrimas comenzaron a salir de tus ojos.
La observaste mejor, apreciando cada detalle de ella. Su pelo despeinado, las horribles marcas causadas por la pelea, su sonrisa… Su preciosa sonrisa, y la causante de ella, tú, que dormía plácidamente entre sus brazos.
Giraste la foto para leer el mensaje que había detrás, el que tú misma habías escrito.
Pasaron unos minutos en los que te quedaste mirándola, en silencio, ninguno dijisteis nada. Levantaste la cabeza de aquella foto para mirarle.

-La guardé, siempre la llevo conmigo.

-¿Por qué?

-¿De verdad lo preguntas? ¿Después de todo lo que te acabo de decir? Como tú me dijiste hace unos días, era lo único que me quedaba de ti.

-Bueno, ahora me tienes aquí –dijiste con una sonrisa

-Y no sabes cuánto me alegro de eso –siguió de la misma manera

Ambos os acercasteis más al otro dejando un fino espacio de aire.

-Te quiero –susurraste

Haciendo romper ese espacio entre vosotros para crear un profundo beso. Un beso que hacía olvidar todos los problemas que hubieses, olvidar a las personas que os rodeaban, dejándoos solos y alejados de la sociedad.

Porque tal vez ese amor se hubiese creado en poco tiempo, tal vez no había sido el más perfecto, pero, ¿acaso eso tiene que ver realmente? No importa en cuanto surja, ni los problemas que haya habido por el camino. Lo importante es el sentimiento, el saber que vives por esa persona y que sin ella todo se volvería más oscuro. No puedes esperar a que llegue, no tienes por qué buscarlo, puede empezar en cualquier momento, con cualquier persona y de cualquier manera. Con una equivocación, con una pelea, con una charla, o tal vez, con un choque de amor.

Un choque de amor [NIALL HORAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora