Capitulo 31 ** Una mala noticia**

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¿Que tal?, les traigo un nuevo capitulo... por favor, no me odien después de esto.

Saludos!!!

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Eran las tres de la tarde, pero gracias al clima pareciera que fuera más tarde y mi cuerpo se negaba a levantarme de la cama. Skandar ya no estaba a mi lado. Seguramente estaba en algún rincón del apartamento, levante la cara pero no era así. No había nadie. Estaba sola por completo.

Me puse de pie y con dificultad encontré mi ropa regada por el suelo. Algo que Skandar tenía era que no conocía el orden y jamás me ayudaba a poner las cosas en su lugar. Me acerque a la ventana y desde ahí note la silueta de mi querido esposo hablando por el teléfono público. ¿Con quién hablaría? Me acomode la blusa y decidí poner en orden lo poco que quedaba en nuestro apartamento.

Tres golpes en la puerta me decían de quien se trataba, aun mas cuando grito una mala palabra maldiciendo a la puerta de por vida. Sonreí, aunque no encontraba como era que pudo abrir la puerta al momento de salir. Empuje la puerta y gire la perilla. Skandar estaba del otro lado con los labios apretados, al verme sonrió.

—Abriste la puerta sin preguntar, ¿no recuerdas lo que paso?

Me dijo serio, tan serio que casi creí que era un regaño.

—Tal vez si no hubieras maldecido a tal volumen la puerta aun seguirías afuera.

Sonrió y me jalo a sus brazos, me dio un suavísimo beso en los labios y me acaricio la mejilla con la punta de la nariz.

—¿Con quién hablabas?

Skandar no dijo nada. Me soltó, camino al interior y se pasó la mano por el cabello, no parecía de ánimos para responder pero estaba que moría de ganas por saber cuál era el misterio que lo seguí.

—Aaaammm.... Al trabajo. Si ahí, justifique mi falta.

Fruncí el ceño. No le creí.

—Bien. ¿Quieres comer?

Negó. Se giró y me miro directo a los ojos. Algo andaba mal, Skandar estaba nervioso, sabía que algo me ocultaba. ¿Pero qué?, esa llamada estaba detrás de todo. Estaba casi segura que si sabía quién era la persona con la que Skandar había hablado sabría cuál era el misterio, pero la cara de Skandar me decía a todo pulmón que no hablaría y yo no quería matar la magia de esa tarde en la que nos habíamos entregado.

—Saldré, cariño—. Dio un trago de saliva, nervioso— .Prométeme que no abrirás a nadie que no sea yo, arreglare unas cosas, pronto tu y yo seremos libres de estúpidas clausulas y deudas para pagar a mi padre.

Me tomo de las mejillas y beso mi frente dejando sus labios ahí por un buen tiempo.

—¿Qué pasa? ¿Qué es lo que arreglaras?

Solo sonrió, me volvió a besar y se condujo a la puerta.

—¡Skandar!

Me miro, desde ahí.

—Te amo.

Y salió.

De algo estoy segura, si hubiera sabido lo que pasaría ese día jamás lo hubiera dejado cruzar esa puerta, mucho menos la hubiera dejado abierta de par en par cuando entramos, así él hubiera tenido que lidiar al querer salir de nuestro apartamento, pero las cosas siempre tienen su cauce y suceden aunque no lo deseemos.

Me acurruque en el sofá, no me quedaba más que esperar. Pasaban las horas, pero Skandar no llegaba, tenía las manos heladas y el corazón a un ritmo jamás conocido. Mentalmente trataba de calmarme pensando que estaba en casa de sus padres llegando a un acuerdo con Randal, o con Soumaya contando nuestro avance en la relación pero nada me convencía, había algo en el aire que anunciaba algo malo. ¡Demonios! Ese día fue espantoso.

Cuando la puerta del apartamento sonó pegue un brinco y corrí a abrir. ¡Era el!

—______(tn) —.Me dijo la portera en voz muy baja—. Una señorita te busca, dice que es Soumaya Keynes.

¿Soumaya? Asentí y Salí corriendo a la planta baja.

Junto a la puerta estaba Soumaya con la punta de la nariz roja y los ojos vidriosos, pero intentando ser fuerte. Algo malo pasaba, la tensión de la atmósfera lo decía.

—¿Qué haces aquí, Soumaya?

Ella se acercó y me dio un abrazo tan fuerte que me dolió la espalda, al instante escuche su sollozo, lloraba. Mi mente lanzo un nombre al instante: Skandar.

—¡¿Qué pasa?!

Grite tan fuerte que la asuste y se separó al instante. Con el revés de su mano limpio su nariz y suspiro.

—Le han disparado.... Lo quieren muerto....

Se tapó la cara y se dejó caer de rodillas al suelo. Mi corazón no podía más, estaba a punto de estallar. Sin duda alguna se trataba de él, de mi esposo, de mi Skandar. Me deje caer al frente de ella y la tome de las mejillas, su cara estaba empapada en lágrimas, cuando miro mis ojos supe que era correcto mi presentimiento, Soumaya gritaba con los ojos que Skandar estaba en problemas... era a él a quien le habían disparado. Me deje caer sobre las palmas de mis manos sin poder respirar, el dolor aspiraba todo el aire.

—Skandar fue encontrado al frente de la empresa, tenía dos disparos, no sé si este aún con vida.

Me dijo Soumaya. Sus palabras traspasaban mi pecho como puñales. Mi esposo muerto. No, no podía ser verdad.

Herencia De Amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora