-Buen día- Escuché cerca de mi- Despierta, bella durmiente.
-Buen día- Conteste limpiando mi vista- ¿Qué hora es?
-Las ocho o algo así- Me levante de golpe sorprendiéndolo- ¿Qué pasa?
-Ya casi es hora- Me miraba incrédulo- Skandar, ya es tarde para que vayas a trabajar- Le aclaré.
-¿Trabajar?
-Sí, anda levántate- Tiré de la cobija descubriéndolo- Ya es tarde.
-¿Pero como trabajare si ni siquiera tengo trabajo?- Preguntó levantándose.
-Iras a buscar- Le dije antes de salir de la habitación. Detrás mio escuchaba sus pasos siguiéndome.
-¿Cómo? ¿Dónde?- Me tomo del hombro deteniéndome.
-Donde te dije- Giré quedando de frente a él- Yo te llevare, de lo otro te encargas tu- Abrió los ojos a tope- No te preocupes te darán trabajo- Sobé su hombro tratando de calmarlo.
-_____ (tn) yo nunca he trabajado, no sé cómo se pide trabajo- Se llevo ambas manos al cabello demostrando su coraje y doble porque eran ambas manos- ¿Cómo lo haré?
-No te preocupes, Skandar- Ladee la cabeza tratando de encontrar su vista perdida en el suelo- Te aseguro que te darán trabajo, es casi un hecho- Era verdad en esa empresa contrataban a cualquiera por esas fechas, bueno no cualquiera pero si la mayoría- Te lo aseguro.
-Está bien creo en ti- Adorno su rostro con una radiante sonrisa, una bella sonrisa que me hacía sentir que los millones de mariposas dentro de mi estomago seguían reproduciéndose de manera interminable.
Narra Skandar:
El fuerte ruido de la maquinaria no me había dejado escuchar bien las indicaciones de _____ (tn) así que tenía que hacer todo prácticamente a ciegas pero como decía mi abuelo: "preguntando se llega a Roma", aunque la verdad no sabia si las personas frente a mi conozcan siquiera Liverpool.
-Buen día- Saludé a un hombre recargado sobre algunas cajas llenas de fresas- ¿Sabe usted quien es el jefe de la planta?- Pregunté intimidado tras la mirada penetrante del tipo.
-Sí, es aquel- Señalo a un hombre algo maduro que corría como loco detrás de un montacargas- ¿Para qué lo quiere ver?- Preguntó indiscreto.
-Para algo- Susurré mientras me alejaba acercándome al "Jefe"- Buen día, me han informado que usted es el jefe de esta planta de obreros así que quiero pedir trabajo- Dije seguro de sí mismo mientras que el hombre frente a mi fruncía el ceño.
-¿Seguro?- Me miró de pies a cabeza- Es trabajo duro muchacho ¿Crees poder hacerlo?- Aquello me ofendió pues no era un escuálido frajilucho.
-Por supuesto- Contesté imponente.
-Muy bien, pues primero vez con la secretaria- Señaló la oficina- Le darás un papeleo, sino cuentas con el hoy no te preocupes mañana lo entregas pero tendrás que dar algunos datos- Se encaminó conmigo a la oficina- Después que acabes búscame para darte instrucciones.
-¿Hoy mismo empiezo?- Salté sorprendido.
-Claro- Se alejó de mí rápidamente dando indicaciones a otros obreros, ahora iría con la secretaria.
-Buen día- Salude a la mujer algo robusta sentada en el escritorio comiendo una rosquilla- He venido a dejar mis datos, a partir de hoy trabajare aquí.
-Muy bien ¿Dónde están sus documentos?- Preguntó dejando en la caja la rosquilla.
-No los he traído, pero su jefe me ha dicho que no hay problema, mañana los traeré- Conteste.
-Muy bien, muy bien- Tecleó en su computadora- Deme algunos datos suyos- Después de algunos minutos salí de la oficina en busca del "jefe", quien minutos después lo encontré entre una enorme maquina manoteando a unos hombres que revolvían una sustancia algo rara.
-Muchacho vete a la zona de selección de fresas- Me dijo desde arriba de la maquina- Pide que te explique alguien- Como pude llegué a ese sitio repleto de hombres y mujeres escogiendo fresas y arrojándolas a cajas de gran tamaño, con una temperatura calurosa.
-Ven acá, muchacho- Gritó un hombre al fondo al cual me acerqué de inmediato- Seleccionaras fresas, las mejores, estas, mira- Me mostró algunas fresas para marcharse como relámpago, vaya en ese lugar todos corrían como locos, pasé varias horas tratando de comprender cuales eran las diferencias pero después de varias horas la encontré.
Mis pies estaban cansados y mis manos negras de tanto seleccionar fresas y lavarlas era sin duda un día horrendo y aparte aun faltaba el regreso a casa pues sería caminando, mi coche no tenia combustible y aun no tenia plata para cubrir ese gasto.
-¿Qué tal te fue?- Me preguntó atenta.
-Fatal- Me dejé caer boca abajo en la cama sin importarme la barrera divisoria.
-Me lo imagino, pero, así es el primer día después te acostumbraras- Me sobó la espalda relajándome un poco- ¿Quieres comer algo?
-Por favor- Dije boca abajo impotente de moverme.
-Muy bien ahora vuelvo- Logré escuchar sus pasos alejarse para después volver, gracias a lo reducido de aquel departamento podía escuchar todo-Toma- Me incorporé encontrándome con un plato de comida hecho por ella, no dude en comer aquello tenía tanta hambre que podía comerme la ración de veinte personas, una vez que acabe caí rendido tras el final de mi primer día de trabajo, y vaya trabajo.
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Herencia De Amor ©
Novela JuvenilSkandar Keynes joven impuesto a vivir en una mundo lleno de comodidad y placeres, se ve obligado a buscar en un mundo desconocido para él a una joven inocente e ingenua para convertirla en su futura esposa, esto con el fin de obtener la herencia d...