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Me bajo del coche rápidamente y me dirijo a la puerta, veo a traves del cristal que Sergio está hablando con Raquel, la secretaria, ella parece sumida en sus pensamientos mientras le mira embobada.
Y ahí cuando veo a Inés aparecer en la sala, es cuando decido entrar, y inventarme una excusa.

-H...hola.-Me saluda de nuevo Raquel, mirandome de abajo a arriba con un poco de descaro.

-Buenas.-La sonrío.

-¿Querías algo, se te a olvidado al..?

-No.-La corto.-Estoy esperando a una persona.

Y ella solo se limita a asentir y seguir haciendo, lo que estuviese haciendo en el ordenador.
Me fijo en que Sergio está volviendo a insistir con la chica, pero ella se niega cada dos por tres.
Oigo que la invita a cenar, pero se vuelve a negar.

-¡Que demonios tengo que hacer para que te fijes en mi!-Grita captando la atención de todos incluso de una joven que también esperaba a mi lado.

-Nada, no me gustas, tienes un buen fisico y eres atraccitivo, pero no eres mi tipo.-Trata de calmarlo ella para que no vuelva a gritar.

-Que no soy tu tipo...-Susurra, y le veo las intenciones apreta los puños hasta el nivel de tener los nudillos blancos, los vuelve a relajar y levanta una mano, la va a pegar, pero mientras este yo aquí, no la pondrá un solo dedo encima.

-Para.-Intervengo yo, que ahora me e levantado y estoy entre ellos dos.-No la toques.-Realentizo las palabras.

-Tú.-Me señala.-Yo te conozco, ¿No es así?-Ladea la cabeza.

Y sí nos conocemos, no es la primera que me encargan a él para vigilarle, ya hubo una primera vez en la que obviamente gané yo, pero con la que salí fon una cicatriz de media pierna, él salió peor, no se ni como sigue vivo.

-Puede.-Le imito ladeando la cabeza.

-Pues quitate de mi camino, si no quieres acabar como la otra vez.

-¿Me vas a decir quien gano?-Le digo con chulería.

-Tú, Inés.-La señaló por detrás mía.-Ya nos veremos, ¿No, bonita?-Y solto una risa irónica caminando hacia la puerta.-Pero si no hago algo no me quedo agusto, ¿Sabes? Que se encargue de curarte esto tu héroe, Jesús.

Y dicho esto, saco una pistola mas rápido que la luz, y antes de que pudiera detenerle la bala ya había atravesado el hombro de Inés. Y se fue corriendo.

-Ahh.-Soltó un grito desgarrador antes de perder el equilibrio y caer al suelo, cosa que no fue así porque la agarre antes y cayó a mis brazos, y al momento de tenerla en mis brazos un escalofrío me invadió.

-Tranquila, ¿Vale? Vamos a curarte.

La agarré y me la llevé a mi coche, corriendo, como si me fuera la vida en ello, aranque el coche y nos fuimos.
Intenté correr todo lo posible para que no perdiera tanta sangre pero su camiseta ya se encontraba inundada.

-Toma.-Me quité la camiseta, y se la até al hombro con fuerza para que no perdiera mas sangre a lo que gritó el doble de fuerte.-Tranquila, así perderas menos sangre.

-Tu no eres un cliente, ¿Verdad?-Susurro con hilo de voz.

-En parte sí, y e de decirte que unos masajes buenísimos.-Reí.-Y en parte no, porque estoy aquí para salvarte.

-¿Salvarme?

-Sergio.

-Sí, ¿Que pasa con él?

-Que es un coleccionador de mujeres muertas, te quiere solo para lo que te quiere...

-Alaa...-Susurra asombrada y abre la boca en forma de "o".

-Pero tranquila.-Le paso una mano por la pierna para tranquilizarla.-Conmigo no te pasará nada.-Susurro.

Protégeme.{Gemelier}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora