Protégeme.{Gemelier}

12

-¿Donde coño está?-Gruñe mi jefe.

-No lo sé, se la a llevado el Oviedo ese.-Suspiro con frustración.

-Como no la encuentres, estás muerto Sergio.-Y se va dando un portazo.

Joder.

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Me despierto lentamente, con un sueño tremendo, y me froto los ojos.
Me giro lentamente ya que un brazo; notablemente más grande que el mío, aprieta mi cintura fuertemente, como si no quisiera dejarme ir.
Le miro y está plácidamente dormido, dios, que bonito es.

-Jesús.-Susurro.-Jesús.-Alargo las sílabas y le acaricio la mejilla.

Veo que no se inmuta, por lo que empiezo a darle un beso en la frente, mejillas, barbilla y nariz.
Me separo de él y veo que pone morritos sin abrir los ojos. Aww.
Río suavemente y me hacerco para darle su deseado beso.

-Mmh.-Me abraza y me pega a él, entierra su cabeza en mi cuello y se remueve.-Buenos días.-Dice con voz ronca.

-Buenos días.-Canturreo y le acaricio la nuca.-Jesús.-Le llamo, hace un sonido de como que me escucha y sigo hablando.-Me tiraría todo el día así, pero tengo mucha hambre.-Le intento apartar pero se aferra más a mi.

-Te vas a quedar aquí, conmigo.

-Pues bajate conmigo.-Le susurro al oído.

-Vale.-Dice alargando la a, se levanta y se pone una camiseta.-Que pena eh, ya no puedes admirar.

-Agg, si eres horrible.

Si ya.-Me río mentalmente.

-¿Si?-Levanta una ceja y se hacerca a mí lentamente.

-Sí.-Intento responder segura de mi misma.

-Pues ayer no parecías pensar lo mismo cuando me comías con la mirada.-Y se va, dejándome con la palabra en la boca.

Maldito.

Me levanto con frustración y bajo las escaleras corriendo para encontrarmele en la cocina con una sonrisa arrogante preparando el desayuno.

-¿Te diviertes?-Le miro cruzada de brazos.

-Puede.-Se encoge de hombros divertidamente y me guiña un ojo.

Le iba a contestar, cuando de repente mi móvil suena, voy a cogerlo, es un número, es raro, rarísimo.

-¿Diga?

-Que sorpresa, ¿No, Inés?-Pregunta una voz notablemente conocida, palidezco cuando la reconozco.

-Sergio.-Susurro.